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El joven que dio la victoria a su familia

El joven que dio la victoria a su familia

02 de diciembre de 2018

Tiempo de lectura: 5 minutos

En el Antiguo Testamento leemos que José el soñador, hijo de Jacob, perdonó a sus hermanos mayores por todo el daño que le hicieron al separarlo de su familia y de su tierra. El proceso para José fue largo, pero su historia de victorias incluye esa batalla ganada contra el rencor. Él fue instrumento de bendición para su pueblo y ejemplo de que las victorias no siempre vienen de mano de los padres o de los mayores, sino que pueden venir de los más jóvenes que creen no tener nada pero tienen sueños por cumplir.

José recibió de su padre una túnica de colores y sus hermanos, llenos de envidia, lo aborrecieron.[1] Al destacar en algo, podríamos despertar sentimientos negativos en otras personas. Es importante ser humildes y generosos con nuestros dones y talentos. Ten cuidado con la envidia. La crítica es una de las muestras más claras de la envidia, de la amargura y el rencor. La envidia es terrible, pero si Dios te dio una túnica de colores sabrá protegerte. Si Dios te ha bendecido sabrá defenderte.

El Señor tenía un plan para José, permaneció con él y lo hizo prosperar en todo como esclavo,[2] incluso en prisión,[3] hasta que alcanzó el lugar de liderazgo que tenía reservado para él, para que abriera las puertas del imperio a su pueblo. Lo que José logró bendijo a miles, incluyendo a su familia, aun cuando sus hermanos lo habían traicionado. Dios están contigo como estaba con José. No necesitas ser el dueño de un negocio para ser el que prospera, sino el bendecido de Dios.

A José le dolió profundamente la traición de sus hermanos, sin embargo, cuando ellos, más de veinte años después, llegaron a Egipto en busca de ayuda, los perdonó y los ayudó luego de enfrentar un proceso en el que tuvo que sanar su corazón.[4] [5] Nunca perdió de vista que su sueño venía de parte de Dios.

Tú tienes un sueño que vino de Dios, así que deben importarte poco los ataques; que te importe mantener tu corazón puro y libre de rencor para cumplir ese sueño. El sueño no era gobernar sino llegar a una posición de liderazgo para bendecir con alimento. En la vida nos ofenderán y también ofenderemos muchas veces, pero no permitas que tu corazón se llene de rencor y también sé humilde para reconocer cuando debes pedir perdón. Si deseamos alcanzar la victoria para nuestra familia y nación, como José, nuestro corazón debe sanar y fortalecerse en ese amor que trasciende el tiempo y el dolor, entonces, Dios nos respaldará por generaciones.

La historia de la familia de Jacob no es agradable, pero salieron victoriosos. José vivió todo antes de sus 30 años, pero conservó un corazón noble para quienes trataron de hacerle daño. Nadie logró dañar a José e impidió que cumpliera su llamado. No esperes que la victoria venga de tus padres, ellos no son perfectos, son humanos. No puedes saber cómo serás cuando tengas hijos, pero la victoria para tu familia puede llegar por medio tuyo. Joven, declara: “Así como José fue usado para la victoria de su familia y de un país, Dios, úsame. Me pongo en tus manos, creo en ti, no tendré nada contra nadie, tendré un corazón limpio, noble que usarás. Cumple los sueños a través de mí”.


[1] Génesis 37:3-5: Y amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le hizo una túnica de diversos colores. Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente. Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerle más todavía.

[2] Génesis 39:1-3: Llevado, pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá. Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio. Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano.

[3] Génesis 39:18-23: Y cuando yo alcé mi voz y grité, él dejó su ropa junto a mí y huyó fuera. Y sucedió que cuando oyó el amo de José las palabras que su mujer le hablaba, diciendo: Así me ha tratado tu siervo, se encendió su furor. Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel. Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel. Y el jefe de la cárcel entregó en mano de José el cuidado de todos los presos que había en aquella prisión; todo lo que se hacía allí, él lo hacía. No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.

[4] Génesis 43:24-34: Y llevó aquel varón a los hombres a casa de José; y les dio agua, y lavaron sus pies, y dio de comer a sus asnos. Y ellos prepararon el presente entretanto que venía José a mediodía, porque habían oído que allí habrían de comer pan. Y vino José a casa, y ellos le trajeron el presente que tenían en su mano dentro de la casa, y se inclinaron ante él hasta la tierra. Entonces les preguntó José cómo estaban, y dijo: ¿Vuestro padre, el anciano que dijisteis, lo pasa bien? ¿Vive todavía? Y ellos respondieron: Bien va a tu siervo nuestro padre; aún vive. Y se inclinaron, e hicieron reverencia. Y alzando José sus ojos vio a Benjamín su hermano, hijo de su madre, y dijo: ¿Es éste vuestro hermano menor, de quien me hablasteis? Y dijo: Dios tenga misericordia de ti, hijo mío. Entonces José se apresuró, porque se conmovieron sus entrañas a causa de su hermano, y buscó dónde llorar; y entró en su cámara, y lloró allí. Y lavó su rostro y salió, y se contuvo, y dijo: Poned pan. Y pusieron para él aparte, y separadamente para ellos, y aparte para los egipcios que con él comían; porque los egipcios no pueden comer pan con los hebreos, lo cual es abominación a los egipcios. Y se sentaron delante de él, el mayor conforme a su primogenitura, y el menor conforme a su menor edad; y estaban aquellos hombres atónitos mirándose el uno al otro. Y José tomó viandas de delante de sí para ellos; mas la porción de Benjamín era cinco veces mayor que cualquiera de las de ellos. Y bebieron, y se alegraron con él.

[5] Génesis 45:1-5: No podía ya José contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir de mi presencia a todos. Y no quedó nadie con él, al darse a conocer José a sus hermanos. Entonces se dio a llorar a gritos; y oyeron los egipcios, y oyó también la casa de Faraón. Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José; ¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él. Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.

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