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El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy

El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy

20 de septiembre de 2020

Tiempo de lectura: 9 minutos

Seguimos analizando por partes la arquitectura de la oración que nos enseñó Jesús.[1] Hoy abordaremos lo relacionado con la provisión. Para cuando llegamos a este punto de la oración ya habremos reconocido a Dios como Padre, santificado Su nombre, pedido Su reino y que se haga Su voluntad. Ahora, lo siguiente dice así: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”.

A simple vista podemos notar que según este verso el pan ya es nuestro y que nuestro Padre nos lo debe dar; sin embargo, también debemos pedirlo: dánoslo hoy. Ahora bien, las personas han interpretado esto último de muchas formas. Algunos creen que pedir el pan hoy significa que el lunes se debe pedir por el pan de lunes, el martes por el del martes, el sábado por el del sábado y así sucesivamente, pero esta interpretación nos aleja de todo contexto bíblico respecto a la forma abundante en que Dios provee.

Así como dentro de un refrigerador cabe alimento para más de un solo día, la Biblia está llena de ejemplos que nos demuestran que a nuestro Padre le gusta proveernos para largas temporadas. De hecho, así es como funciona el sistema climatológico del planea: tenemos tiempos de siembra y tiempos de cosecha y de almacenamiento para que tengamos qué comer todos los días y no solo cuando cosechamos. El proverbio dice: “Honra a Jehová con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos, y serán llenos tus graneros”,[2] por lo que esto implica que habrá más cosecha que la del día a día.

Claro, todos hemos pasado épocas en las que nos ha tocado vivir al día, pero eso no significa que no podamos pedir provisión para más de un día si buscamos primeramente a Dios[3] y Su reino.[4] A quienes lo buscamos no nos faltará nada,[5] pero también debemos cuidar nuestro corazón y no olvidar que es Él quien nos provee[6] y nos da las fuerzas.[7] Aun cuando hay personas orgullosas que se han olvidado de esta verdad, Dios no las desampara porque Su paternidad y Su amor por nosotros se lo impide.

Por eso debemos reconocer todos los días que Él nos da el sustento y que si ya nos ha bendecido antes[8] también lo hará ahora. Reconocer a Dios también implica saber que, así como sembramos en Su reino con nuestros diezmos y ofrendas, de igual modo cosecharemos.[9]

Su deseo de bendecirnos y prosperarnos sigue vigente. De hecho, si no fuera así, hoy no seríamos libres de pecado por la herida de Cristo.[10] Que hoy seamos salvos por ese amor y esa gracia[11] no significa que dicha salvación no tuviera un precio.

Nuestro Padre da cosas buenas a los que le piden,[12] porque pedirle el pan también es darle a entender que nuestro trabajo, fuentes de ingresos y economía dependen de Él. Dios desea para nosotros una economía saludable donde nuestros graneros siempre estén llenos y haya multiplicación.[13] Por eso dale gracias, honrémoslo con nuestros diezmos y ofrendas, y reconozcámoslo como nuestro proveedor todos los días, para que multiplique nuestros graneros y la provisión nunca nos falte.


[1] Mateo 6:9-13: Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

[2] Proverbios 3:9-10: Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto.

[3] Salmos 34:8-10: Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él. Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen. Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.

[4] Mateo 6:31-33: No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

[5] Salmos 23:1: Jehová es mi pastor; nada me faltará.

[6] Deuteronomio 8:11-14: Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

[7] Deuteronomio 8:18: Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.

[8] Hebreos 6:13-14: Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente.

[9] 2 Corintios 9:5-11: Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como de generosidad, y no como de exigencia nuestra. Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.

[10] 1 Pedro 2:24: Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.

[11] 2 Corintios 8:9: Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.

[12] Mateo 7:9-11: ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

[13] Salmos 144:12-15: Sean nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud, nuestras hijas como esquinas labradas como las de un palacio; nuestros graneros llenos, provistos de toda suerte de grano; nuestros ganados, que se multipliquen a millares y decenas de millares en nuestros campos; nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo; no tengamos asalto, ni que hacer salida, ni grito de alarma en nuestras plazas. Bienaventurado el pueblo que tiene esto; bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová.

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