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El pecado enemigo de la fe

19 de enero de 2008

Tiempo de lectura: 8 minutos

 

 

Quiero que platiquemos de algo que para algunos es muy básico, para otras no. Algunos sabemos que pasa, pero no todos lo decimos. Es algo que viene a estorbar varias cosas. A todos nos pasa, nos sucede y todos lo enfrentamos de diferente forma. Unos a nuestra manera de pensar o creer. Lo que vamos a hablar tiene que ver muchísimo con su vida, con su relación con Dios, con los demás y con los resultados que está teniendo en su vida. Este mensaje no es uno en el que va a salir motivado, feliz, emocionado. Cuando Jesús estuvo en la tierra, dio varios mensajes con los cuales los fariseos no salieron muy contentos precisamente. Algunos de sus mensajes eran confrontativos, pero  no nos gusta que nos digan en qué estamos mal. Son de los mensajes que más nos sirven en la vida, que mejor resultado nos hacen tener. Quiero recordarle algo que, seguramente, no ha olvidado y es que está en un proceso, Dios lo ha estado trabajando de tal forma, que lo ha ido perfeccionando. El ha permitido circunstancias a su alrededor que han venido a formarlo de tal manera que al da de hoy sea una persona distinta. Él está en el trabajo de perfeccionarnos día con día para que seamos mejor. Dios se va a encargar de seguir moldeando, trabajando ahí adentro, provocando ciertas circunstancias a su alrededor para que de usted salga una mejor persona. Está en ese trabajo porque usted tiene que ser parte del muestrario de Dios.  El quiere evidenciar cómo es que Dios tiene a sus hijos aquí en la tierra. Cómo es posible que ahora haya sido transformado y hoy es otro. Antes, nadie lo aguantaba a usted; ahora todos quieren estar cerca.

Una vez, me metí a jugar voleibol, pero por metido, me fue mal, fue un partido de los peores en mi vida. Apareció el más viejo del equipo contrario, y me empezó a tirar las bolas solo a mí, y era de esos días en que a uno le va mal en todo. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué suceden esas cosas? Y uno realmente anhela que las cosas cambien. Pero Dios los quiere trasladar si hay un proceso, pero hay algo con que usted y yo luchamos a diario. Y ese punto tiene que ver con los resultados que tengamos en el futuro.

Deuteronomio 11:26

¿Qué razón tiene Dios de poner las dos cosas? ¿No es suficiente con que ponga la bendición? Pero Él siempre va a mostrarnos las consecuencias de hacer lo correcto y lo incorrecto. Lo peor que nos puede pasar es creer en Dios y no saber lo que Él espera de nosotros. Llegará el día final y le dirán: “Señor, aquí estoy,” y Él dirá: “No te conozco”. Dirán: “Yo iba a Casa de Dios”. Pero eso no basta. Ese “yo pensé que con ir a la iglesia era suficiente…” no vale aquí. Algo que Dios tiene es que siempre nos deja escoger, se llama “libre albedrío”.

Una vez, entró una mamá con su hija y me dijo: “Pastor, le quiero pedir un favor: Háblele a mi hija, no quiere venir a la iglesia, la traigo a la fuerza, viene enojada, entra y se sale”. Y le hablé, le conté algo de mi vida y le hice ver la oportunidad que tenía en la vida. La hija se quedó, empezó a servir, pero adivine ahora quién no viene a la iglesia. Dios nos pone a escoger. Él nos pone varias cosas delante y nosotros decidimos qué escoger. Todos decimos que queremos la bendición, pero no todos estamos dispuestos a adquirirla. No basta con decir: Yo tomo la bendición. Hay algo de por medio que nos hace impedir que esa bendición venga, aunque luchemos. Lo contrario a cumplir los mandamientos de Dios se llama “pecar”. Todos hemos pecado, hemos hecho algo en contra a la voluntad de Dios y es una lucha que permanece en nosotros constantemente. Encontré que a causa de eso, no tenemos más de sus bendiciones. Todos estamos aquí luchando por algo que nos arrastra constantemente.

Este es un mensaje con mucho amor, pero hay algo: Cuando Dios me lo dio, le pregunté  por qué tenía que hablar del pecado, y es porque eso nos impide pasar de nivel en la vida. Usted fue niño, joven, y ahora, ya maduró. La vida tiene niveles y hay barreras que no nos permiten avanzar. Para una persona que no tiene ningún problema en avanzar, ahí esta estancado, pues no le interesa escuchar esto. Pero para los que están buscando ser mejores personas, hijos, esposos, no descansan hasta que Dios cumpla esa transformación interna que todos necesitamos. El diablo no descansa ni un día, es trabajador. Y hoy tiene una nueva idea para hacer caer a los hijos de Dios; el plan del diablo se viene trabajando desde el Génesis, desde ahí está pensando cómo hacer caer a los hijos de Dios. Usted se ha encontrado en momentos en que está el espíritu hablándole y el diablo también. Llegamos al punto que lo que es pecado, ya no es tan pecado para nosotros.

Las personas que quieren casarse, pasan por un curso prematrimonial, se les enseña del pacto, de las finanzas, del perdón y de la sexualidad. Hace algunos meses, hablando con una pareja, me contaban que cuando comenzó el noviazgo, propusieron en su corazón guardarse de caer en pecado. Pasaron algunos meses y, de repente, como que los besos eran distintos y como que ya pasaron a otro nivel. Cuando yo estaba hablando con ellos, me di cuenta que lo que para ellos antes era una prioridad en su vida, ahora era algo normal. ¿Cuándo dejó de ser algo tan importante y después ya no? Yo lo vi en una pareja hace nueve años; los dos venían a la iglesia, involucrados, planeaban casarse y recién darle el anillo para el compromiso, cayeron en pecado. Ya había visto yo cómo Dios había comenzado a bendecirlos y prosperarlos. Cayendo en pecado, se le empezaron a ir las cosas. Entonces, encontré en la Biblia por qué pasan esas cosas.

Usted y yo estamos hechos de una naturaleza que de alguna manera, nos sentimos atraídos por el pecado. Yo tuve un problema de alcoholismo y me sentía atraído hacia eso, y mi carne me pedía volverlo a hacer hasta que encontré en la Bibliala Biblia que no debo embriagarme con vino, sino ser lleno del Espíritu Santo. Entonces, busqué esa llenura y no tuve más necesidad de alcohol,  pero mi naturaleza pecaminosa me hacía buscar eso. algo en el libro de Efesios que me hizo reaccionar. Una vez, estaba yo en Antigua tomando una cerveza, cuando vi entrar a una jovencita que había visto en la iglesia, me sentí mal, quise moverla, pero no me dio tiempo. Pero la intensidad de mi alcoholismo fue mayor desde el momento en que me aparté de Dios, habiéndole conocido. Me empezó a ir tan mal hasta que encontré en

Proverbios 28:13

El que cubre sus pecados no prosperará, mas el que lo confiesa y se aparta, alcanza misericordia.

El pecado es enemigo de varias cosas: primero es enemigo suyo, busca romper su relación con Dios. El pecado es contrario a nuestra prosperidad. ¿Cuántos de ustedes anhelan que Dios los prospere? Hay un enemigo que está en contra de eso y se llama pecado. El pecado no lo va a dejar prosperar.

Estaba yo en el taller con un amigo hablando, y en eso, algo me dice que le pregunté si está en pecado con su novia. Pero cuando Dios manda hacer esas cosas es porque está buscando la restitución del corazón, porque quiere que sea movido a arrepentimiento y porque quiere evitarle un estado peor al que está viviendo.  Entonces, le pregunté si estaba en pecado con su novia. Y respondió que no. Pasó, nos fuimos, lo llevé a su casa. Al otro día me llama, y me dice que sí. Entonces nos juntamos a platicar. Pero me di cuenta como en la vida de este hombre, comenzaron a esfumarse las bendiciones de Dios, a tener problemas en su trabajo, le chocaron el carro, perdió su trabajo, etc. ¿Cuál es el problema? El pecado es enemigo de la prosperidad, queremos que Dios nos bendiga, pero está el pecado de por medio, eso limita las bendiciones. El nos ama, quiere vernos bien, tiene muchas cosas preparadas para usted, pero hay que pelear contra eso. Porque desde el momento en que Adán pecó, el Edén fue diferente. Desde el momento en que Eva pecó, su cuerpo cambió. La maldición al hombre no le cayó sobre el cuerpo. Dios maldijo la tierra, pero hubo una consecuencia de su pecado. Queremos que Dios nos bendiga que lo que dice en la Escritura se cumpla todos los días de nuestra vida, pero hay algo que lo impide.

Quiero cerrar con esto: Leímos en Proverbios que tiene un enemigo, pero si usted es de los que lee su Biblia, va a ir al libro de Hebreos 12. Se lo voy a explicar. Tal vez salga incómodo esta noche de aquí, pero el día que usted pueda romper con las cosas que lo tienen atado y dé un paso adelante, su vida realmente cambiará. Aquí conocemos al Señor, nos empieza a bendecir, seguimos perseverando, obedecemos la Biblia, pasamos a otro nivel. Conforme vaya avanzando, se va a recordar mí porque mientras tanto, se dará cuenta que conforme iba caminando, fue dejando cosas tiradas. ¿Quiere más de Dios, de sus promesas? Luche contra el pecado con todas las fuerzas de su corazón. Su vida cambiará. Conocí a un hombre que le chocaron el carro, lo despidieron, oraba por él y no pasaba nada distinto, hasta que un día me dijo que tenía años con una patoja y él era casado. Le dije: “El día que la deje, volvemos a hablar”. No puedo darle un consejo mientras no deje eso, porque en el libro de Malaquías dice que no aceptará la ofrenda por cuanto Él fue testigo del pacto con la mujer de su juventud. ¿Sabe qué es madurez espiritual? Es discernir entre lo bueno y lo malo y hacer lo bueno.

Hebreos 11 habla de la fe, de los héroes de la fe, cómo actuar por fe. En Hebreos 12:1, continúa hablando del pecado, y que Dios disciplina al que ama.

¿Qué hace la Biblia en este pasaje hablando del pecado si venimos hablando de fe? ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Usted puede ser una persona de mucha fe; logre que el cielo se abra, que Dios se mueva por fe. El pecado es un enemigo de su fe. Puede haber una persona con mucha fe, pero mientras haya pecado en su vida, no va alcanzar todo lo que la Biblia dice. En la Biblia aparece una mujer que aun habiendo pecado, buscó la misericordia y perdón de Dios, tuvo fe. Es difícil dejar de pecar, hay que dejar de hacerlo, Dios nos ayuda.  Esto es necesario para que no se encuentre en el momento donde su conciencia se cauterice, y ya el pecado sea parte de su vida, donde mentir, robar, fallarle a Dios sea tan fácil. Lo peor que nos puede pasar es dejarnos de sentir mal sabiendo que hicimos algo mal. El día que se dejen de sentir mal por estarse acostando con la novia, su vida pasó a otro estado. El día que tomemos algo que no es nuestro y no nos sintamos mal, nuestra conciencia se volvió dura. Estoy seguro que el resto de la historia bíblica desde que Adán pecó, sería distinta si él se hubiera arrepentido. A mí el pastor me enseñó esto: Está bien pedir perdón, pero está mal pedir perdón siempre por lo mismo. Porque el que pide perdón y se arrepiente, cambia. La Biblia dice que dejar de hacer lo bueno también se nos es contado por pecado. El dejar de pecar tiene recompensas.

Levante sus manos al cielo y dígale a Dios lo que está dispuesto a dejar. Está a la puerta de su bendición, de su milagro, pero hay una cadena que lo está arrastrando hacia atrás, deshágase de eso y avance porque ni el diablo, ni nada podrá detenerlo, ya que eso es suyo. Haga un compromiso, pelee por eso que no ha podido dejar, cuide sus manos, sus ojos, sus pensamientos, no vuelva a hacer lo mismo. Pídale a Dios que lo bendiga. Aquí hay personas que no han salido a luz todavía, porque Dios aún tiene misericordia y espera que usted se arrepienta. Usted va a ser recompensado por las decisiones que tome hoy y permanezca en ellas.

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