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El regalo de trabajar

El regalo de trabajar

05 de mayo de 2022

Tiempo de lectura: 4 minutos

En Guatemala y en otras partes del mundo el 1 de mayo se celebra el Día del trabajo, uno de los regalos más grandes y sagrados que Dios nos dio. Enseñar a nuestros hijos a trabajar eficientemente es un legado, algo que se aprende en casa. Yo crecí solo con mi mamá, una mujer esforzada, y la vi trabajar de muchas formas y disfrutar del fruto de su trabajo. Ella me enseñó a trabajar desde joven y que no debe trabajarse por dinero, sino por dignidad. Poner un plato de comida en la mesa es satisfactorio, pero lo es más cuando se ha ganado correctamente. Nuestra comida debe tener sabor a honradez, trabajo arduo y bendición de Dios.

En la Biblia leemos que Dios y Jesús trabajan[1] [2] y eso debería ser motivación para que nosotros también lo hagamos con la frente en alto. El trabajo dignifica al ser humano a pesar de que las circunstancias no siempre sean las ideales, y quizá por eso podamos ver en Pablo un ejemplo: él fue un gran trabajador a pesar de ser perseguido y padecer todo tipo de incomodidades.[3]

A veces no nos gusta lidiar con la parte fea del trabajo y rara es la persona que disfruta todas las tareas de su empleo; sin embargo, para consentirnos con lo que nos gusta de la vida muchas veces tendremos que hacer cosas que no nos gustan. Viéndolo desde mi experiencia personal puedo decir que pastorear una iglesia es hermoso, pero puede ser fatigoso[4] y estresante ya que mi trabajo también implica tener que caerle mal a muchas personas; pero, aun así, me gusta lo que hago.

Todos nos cansamos de trabajar, pero no queda de otra. Debemos cansarnos en la obra, pero no de la obra. Habrá días que despertemos sin ganas de ir a trabajar y lo sé porque a mí también me ha pasado con mi trabajo de pastor. Sin embargo, cuando me acuerdo del bienestar que han recibido las personas gracias a la Palabra de Dios, cobro ánimo y me doy cuenta de que me podré cansar de trabajar a veces, pero no del trabajo que Dios me dio porque hermoso y vale la pena.

Debemos tomar en cuenta que no todo en la vida es fatiga y que Dios nos da trabajo para mantenernos ocupados.[5] Este es un regalo bueno y hermoso. No significa que siempre sea perfecto porque también hay días pesados, pero trabajar debería ser motivo de alegría.[6] No necesitamos desempeñar puestos altos para alegrarnos en nuestras labores.[7]

Algo que podría motivarte es detenerte un momento y analizar para qué trabajas y para quién, cuál es el bien que haces con tu trabajo y a quienes bendices con él. De esta forma aprende a disfrutarlo, pero si no te produce alegría o agradecimiento, entonces ten el valor de cambiar de trabajo o tu actitud para trabajar. No olvides que gracias a él llevas comida a tu mesa.[8]

Muchas veces la solución está en cambiar la actitud. Si tu empleo no es el que anhelabas, muéstrate agradecido con Dios y con tu empleador, y quizá te promuevan. El trabajo es un regalo, no lo veas como una carga porque el Señor también te bendice y provee a través de él, así que dale gracias por tu empleo. Pídele que bendiga tus manos y los frutos que cosechas.


[1] Juan 5:17: Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.

[2] Juan 5:17 (PDT): Pero Jesús les contestaba: —Mi Padre nunca deja de trabajar, así que yo también trabajo.

[3] 2 Corintios 11:23-28: ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. 

[4] 1 Tesalonicenses 2:9: Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.

[5] Eclesiastés 3:9-10: ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana? Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. 

[6] Eclesiastés 2:24: No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios.

[7] Eclesiastés 3:22: Así, pues, he visto que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse en su trabajo, porque esta es su parte; porque ¿quién lo llevará para que vea lo que ha de ser después de él?

[8] 128:1-2: Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos. Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado serás, y te irá bien.

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