12 de enero de 2020
Tiempo de lectura: 4 minutos
El reino de Dios se manifiesta entre nosotros aunque no lo veamos.[1] Jesús vino al mundo e hizo tres cosas: fundó una iglesia, compartió un mensaje de salvación y comunicó una nueva forma de vivir. Él vino a revolucionar nuestra vida y se encontró con cuatro tipos de personas.
Pero Cristo redimió lo temporal y lo eterno. Las personas somos malas por naturaleza,[2] pero cuando lo tenemos a Él en nuestro corazón, la manifestación del reino de Dios se hace presente en nuestra vida. Estas son tres señales que lo demuestran:
Buscar el reino de Dios debe ser siempre nuestra prioridad.[4] Mientras más nos acerquemos a nuestro Padre, más bendiciones recibiremos. Por eso pídele que te ayude a saber identificar estas tres señales para que siempre puedas mantenerte dentro de su reino.
[1] Lucas 12:32-34 (NTV): »Así que no se preocupe, pequeño rebaño. Pues al Padre le da mucha felicidad entregarles el reino. »Vendan sus posesiones y den a los que pasan necesidad. ¡Eso almacenará tesoros para ustedes en el cielo! Y las bolsas celestiales nunca se ponen viejas ni se agujerean. El tesoro de ustedes estará seguro; ningún ladrón podrá robarlo y ninguna polilla, destruirlo. Donde esté su tesoro, allí estarán también los deseos de su corazón.
[2] Romanos 3:10 (NTV): No hay ni un solo justo, ni siquiera uno.
[3] 2 Corintios 5:18-19 (NTV): Y todo esto es un regalo de Dios, quien nos trajo de vuelta a sí mismo por medio de Cristo. Y Dios nos ha dado la tarea de reconciliar a la gente con él. Pues Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando más en cuenta el pecado de la gente. Y nos dio a nosotros este maravilloso mensaje de reconciliación.
[4] Mateo 6:33 (NTV): Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten.
Temas relacionados:
Comunión | Iglesia | Reino de Dios | Salvación | Transformación
Los límites establecen las fronteras que delimitan la geografía y algunos son físicos, mentales y espirituales que frenan la productividad. Por eso cabe preguntar: ¿Hasta dónde puede alcanzar la bendición que Dios le da al hombre?
Una persona afanada puede afectar las relaciones con los demás al extremo de enfermarse y modificar el ambiente familiar o institucional por sus pesares. ¿Cómo revertir un laberinto de penas para encontrar la paz de Dios?
El dinero rápido y fácil atrae como un dios falsificado con la incertidumbre de consecuencias financieras negativas; en lugar de esa dualidad, ubica a Dios en primer lugar porque la certidumbre es obediencia a Su Palabra y es fe en Sus promesas.