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12 de diciembre de 2009

Tiempo de lectura: 6 minutos

 

Jesús vino a darnos vida en abundancia. Es impresionante cómo muchos cristianos tienen su mente y corazón en la vida eterna y no aprenden a vivir la existencia que Dios nos regaló en la tierra. Debemos aprender a vivir. Para pensar en recibir un cuerpo glorificado, aprende primero a cuidar el de carne y hueso que ya te dio. Antes de desear caminar por las calles de oro del cielo, aprende a caminar bien y con dignidad en las calles de tu ciudad.  No pidas una morada celestial sin construir y cuidar bien la que tienes ahora. Demuéstrale al  Señor que puede darte galardones, que también eres capaz de ganar medallas y reconocimientos con las capacidades que te ha dado. No te dejará ver Su rostro si antes no aprendes a convivir con tus semejantes que son Sus criaturas.   No te dejes adormecer por un pensamiento religioso equivocado que te impide vivir correctamente.  Deja de hablar de la segunda venida de nuestro Señor sin antes declarar a cuantos puedas que Él ya vino una vez y que deben entregarle su vida.

Orar para liberarnos del  afán

Filipenses 4: 6 nos aconseja:Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

No te afanes. Repítelo cuantas veces sea necesario para que lo aprendas y apliques a tu vida. La Palabra nos enseña a vivir, por eso debes dedicarte a estudiarla y ponerla en práctica.  Acércate a la iglesia para conocer más de Dios y descubrir cómo obedecerle, no para llenarte de conocimiento que luego no pondrás en práctica.  Debemos “saber” para “hacer”.

Nota que el Padre desea que le busquemos en oración que le pida y le agradezca. Eso significa que nuestra oración debe ser confiada. Sólo así superamos el afán. Aprendamos a orar y pedir correctamente.  No debes pedir que te quite el afán, sino que te ayude a enfrentar las situaciones y  encontrarle soluciones.  Un padre sin trabajo no le pedirá tolerancia para poder ver morir de hambre a sus hijos, le pedirá trabajo para proveerles y le dará gracias porque ese trabajo que le dará, será un medio de honrarlo con su doble esfuerzo y dedicación.  El padre de un adicto a las drogas, no le pedirá que le de paciencia para ver cómo su hijo e hunde, sino que le pedirá consejo y ayuda para sacarlo de esa terrible situación.

Pedir bien y estar confiados en recibir del Señor es la clave para olvidar el afán.  Abre tu corazón para comprender la Palabra y aplicarla correctamente a tu vida porque Dios nos la dejó para eso.

Orar, pensar y hacer

Filipenses 4: 7-9 continúa con el consejo para aprender a vivir: Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.

Luego de expresar nuestra fe en oración, debemos pensar y hacer bien. Somos lo que hacemos, en base a lo que pensamos y oramos. Este es un círculo que hay que aprender a manejar.  Pensar bien no sólo significa dejar de lado los pensamientos sucios o morbosos.  El buen pensamiento se refiere a todo lo positivo y optimista que nos ayude a superar obstáculos y ser exitosos.  Deja de lado el pesimismo, las difamaciones, mentiras e ideas corruptas.  Aprende a utilizar lo que Dios te dio. Así como no te dio los pulmones para intoxicarlos con el cigarro y no te regaló el hígado para envenenarlo con licor,  no te dejó el cerebro para llenarlo de basura sino para utilizarlo productivamente en lo bueno y santo.

Al leer este pasaje completo, vemos que  se extiende más en describir lo que debemos pensar que lo que debemos orar, porque el pensamiento domina nuestra forma de actuar y lo utilizamos en todo momento.  La oración nos ayuda pero con ella no sacarás buenas notas si no piensas y te esfuerzas.  Me refiero a que orar bien es necesario, pero pensar bien es imprescindible. Todo se combina para ser buenos hacedores en el Señor.  La paz viene a tu vida cuando aprender a pensar y confías en Dios.

Aléjate de los malos pensadores.  Rodéate de gente que piensa bien y obra mejor.  La mala situación ya todos la conocemos y no necesitamos más gente que nos la recuerde.  Es tu enemigo aquel que intente llenarte de pensamientos pesimistas y poco constructivos.  Un mal pensamiento es peor que una copa de licor. Ambas son malas pero  el pensamiento te influye y afecta más.

Amor verdadero

Lucas 10:27 nos manda: Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.

Debes amar con tus pensamientos y sentimientos.  Dios y tu prójimo deben estar en tu corazón pero también en tu mente.  Mi esposa y yo hicimos ese pacto de amor inteligente que no se deja llevar por las emociones.  En  una relación el amor no basta, hacen falta los pensamientos de bien, las buenas decisiones y el juicio correcto.  Las jovencitas deben buscar a su futuro esposo con la cabeza,  deben escuchar consejos porque un hombre vicioso y haragán no las hará felices. Por más que tu corazón quiera, debes dejarte guiar por tu mente.

También es importante amar al prójimo como a nosotros mismos.  No puedes decir que amas a Dios si no amas  a Sus criaturas, pero primero debes amarte tú, de lo contrario es mentira decir que amas a alguien más.  Si una persona descuidada y desarreglada te dice que te ama, desconfías  y le pides que no lo haga. Nadie quiere el amor de alguien así porque no demuestra amor a su persona. Por el contrario, es agradable y da seguridad sentirse amado por alguien que se quiere y cuida a sí mismo.

Romanos 12: 2 afirma: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Piensa en grande para obrar tan perfecto como Dios lo hace. La Biblia te pide que pienses enfocado en todo lo bueno. Debes ser transformado por la renovación de tu pensamiento, no sólo por la de tu forma de orar.

Dios es sinónimo de perfección y grandeza.  Todo lo que hizo  y hace es maravilloso. Lo vemos en el universo y en nosotros mismos.  No escatima en nada para Su obra. Cuando vino a redimirnos, derramó TODA Su sangre para perdonar  TODOS nuestros pecados, no fue una gota o un vaso por dos o tres faltas. No hizo ni hará nada a medias.  Debemos imitarlo. En casa de Dios trabajamos así, según Su pensamiento, por eso nuestras obras son grandes, como Él.

Una vez  visité un país hermoso, con un mar impresionante que me hizo pensar en la flora y fauna que lo habitaba.  Cuando íbamos en la carretera, de un lado tenía ese mar espectacular y del otro unas construcciones que me entristecieron porque el contraste entre una obra y la otra era demasiada. Cómo podían hacer una cosa tan fea viendo las cosas bellas que Dios hace.  Aprendamos a pensar y hacer conforme el pensamiento de Dios. Reeduquémonos en el proceso de vencer pensamientos negativos.

Muchos critican a los pastores que tiene bien a sus familias y  los tildan de “buscar la continuidad del negocio familiar”, pero es al contrario.

¿Cómo podría alguien esperar que tenga bien a la iglesia que pastoreo si no cuidara de mi esposa? Si no cuidara de mis hijos, mentiría al decir que cuidaría de ti. Si no puedo enseñarle a uno de mis hijos a seguir el llamado y el ministerio que presido, ¿cómo podría enseñarle a alguien más a servir a Dios? Como pastor no puedo tener dos pensamientos, uno en casa y otro en la iglesia debo buscar el bien en ambos lugares.

Renueva tu mente y ámate para poder amar a otros. Si no te amas a ti mismo, que eres con quien vives y duermes, no podrás amar a tu prójimo.

Piensa bien de ti para pensar bien de otros. Quienes piensan mal del prójimo  están revelando que piensan mal de ellos también.  Maridos, amen a sus mujeres como a su propio cuerpo. Nadie que no se tenga consideración y cuidado podrá cuidar de otro. Tú eres Su hijo y  Él quiere que primero pienses en tu bien para poder pensar en el de los demás.

El pensamiento de Dios

Efesios 4:22-24 dice: En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

Cuando inicies algo, piensa si es conforme a la voluntad perfecta de Dios. Libera tu mente de pensamientos que te hacen retroceder.  Él te hizo perfecto y lleno de  virtudes para tener una vida feliz y de bien. Bendice Su nombre,  pídele que te ayude a renovar tus pensamientos para poder pensar como Él.

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