05 de diciembre de 2008
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He estado hablando que Dios abre puertas y debemos saber cómo pasar por ellas y prepararnos para ello. Dios da gracia a los humildes, pero resiste a los soberbios. Si eres soberbio, por más que los hombres luchemos por abrirte alguna puerta, un día la vas a perder, porque Dios no puede ser burlado; pero si eres sencillo de corazón, no sólo te ha abierto esa puerta, sino está por abrirte otras más.
Desde luego que todos deseamos que Dios nos abra puertas grandes y eficaces. Cuando se refiere a “grande,” está hablando de una buena oportunidad. No es necesariamente que la puerta sea la grande. “Grande” puede ser “abundante, mucho, bastante”. Y eficaz, porque no toda puerta que es grande, es eficaz. Una puerta eficaz es en la que sí logras pasar por ella, lo que viene más adelante, es mejor. Te pueden dar una beca en el colegio, en la universidad y sabes que lo que viene después de eso, es la maestría, un buen contrato. Si se te da la oportunidad de poner una tienda en un comercial, o te dan a representar una marca, algunos productos, dices “yo sé que es algo grande; si los vendo bien, y trabajo bien, lo que viene después, es mayor”. A algunos de ustedes se les están abriendo puertas eficaces, y ustedes deben ser eficientes, tener sabiduría, sabiendo que el tiempo que están ahí es corto, pues viene algo mejor.
Recuerdo la primera vez que celebramos Noches de Gloria, era un local pequeño, sólo cabían 80 personas, pero yo sabía que si esas personas recibían la unción del Espíritu Santo, lo que venía era grande. Las otras Noches de Gloria fueron en Mazatenango; en una iglesia que comenzaba, estuve ahí orando, en una iglesia pequeña, en construcción y el Señor me habló claro y me dijo: “El del bajo será el primero en ser tocado por el Espíritu Santo”. Ahora ese bajista es el que me acompaña en todas las Noches de Gloria. Yo sabía que si cumplía con lo que Dios me había dicho, algo grande vendría. El que estaba ahí era el pastor Efraín Abelar, y me dijo: “Venite a la iglesias Bethania, en Xela, y testifica lo que paso en Mazatenango”. Apenas empecé a ministrar, no había ya nadie en pie, pues estaban todos tirados bajo el poder del Espíritu Santo.
Un día se abrió la puerta para ir a Ecuador y vino Efraín hijo, y me hizo una broma. Usted sabe que cuando los músicos van a tener un concierto, hacen una guía, un “rider”, y este Efraín empezó a molestarme escribiendo en la computadora: “El rider del pastor Cash: quiere una habitación sólo para él, pues no comparte con nadie; quiere fruta en su habitación, pues lleva una dieta muy estricta, etc.”. Y empezó a bacilar, luego la imprimió y la puso sobre mi escritorio. Llegó el momento de ir a Noches de Gloria a Ecuador, llegué, me bajé, me estaban esperando y cuando empiezo a ver a la gente, noté que me veía de una forma muy rara. Fuimos a comer, a tomar un café a un centro comercial y el pastor seguía observándome de manera extraña. Y le pregunté a la hija, que fue quien me invitó, qué estaba pasando ahí. Y me dice: “si con ese su “ride” que nos mandó la secretaria…”. Yo sólo lo puse en mi escritorio, pero la secretaria lo encontró y lo envió. ¿Se imagina cómo comencé yo? El Señor tenía planeado que a través de esa congregación, empezaran las noches de sanidad divina. Porque después de conocerme bien, me dijeron que fuéramos coliseo e hiciéramos ahí hagamos las Noches de Gloria. La puerta era grande y eficaz.
Mire hasta dónde hemos llegado por atravesar esa puerta. No hay que menospreciar ninguna puerta. Hay que pedirle a Dios que nos dé el discernimiento para poder atravesarla. Es grande, pero son muchos los adversarios. Voy a resistirlos con fe y paciencia. Mucha gente cree que donde las cosas son fáciles, son de él. Pero en cuanto algo les sale mal, o está difícil o tiene opositores, dicen que no es de Dios. ¿Quién dice que ser bendecido por Dios es fácil? ¿Quién le puso en la mente que cuando las cosas se ponen difíciles, no son de Dios? No fue fácil salir de la tierra prometida, ni reconstruir los muros de la ciudad, ni hacer un arca, ni construir el templo de Salomón, no fue fácil salvarnos, pero fue Dios. Dicen: “si siento paz, es de Dios”. ¿Y si está enfermo de los nervios, si de todo siente intranquilidad y no siente paz? Jesús se estaba muriendo de agonía, y no dijo “siento paz por ser crucificado”. El no sentía paz, sino que angustia. Quizás lo que te falta es resistir en medio de la angustia para terminar haciendo la voluntad de Dios. Al rato, después de aguantar la angustia, es que vas a ser promovido. En la universidad, las cosas no son fáciles tampoco. A veces, al hacer lo correcto, no se siente paz. Creo que los “espiritualizaron” mucho a algunos de ustedes; pero es al contrario, los pusieron sentimentales, y ser sentimental, no tiene nada de espiritual y mucho de carnal.
Versión Al Día, Verso 9. Aquí se me han abierto las puertas para predicar y enseñar. Los resultados son muchos y a pesar de que muchos son también los adversarios.
Cuando pasas por las puertas, te preparas para grandes resultados, pero debes preparar tu carácter para las batallas. Resistir el día malo, y Dios te va a exaltar. Debes pelear la batalla y pasar por la puerta.
Lucas 13:23: Y alguien le dijo: Señor, son pocos los que se salvan y Él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta. Porque os digo que muchos procurarán entrar y no podrán.
Hay tamaños de puertas. Hay puertas grandes y otras angostas. Cuando uno habla de grandes oportunidades tiene que saber de qué está hablando o a qué se refiere. Una puerta grande no siempre es una oportunidad grande. Una puerta grande muchas veces es para muchos, y cuando es así, lo más seguro es que es una oportunidad pequeña. Cuando la oportunidad es para pocos, casi siempre es una oportunidad grande. Las grandes oportunidades son más escasas. De pronto, tenemos puertas que les llamamos grandes porque muchos pueden entrar por ella. Por ejemplo, la puerta de la vida, por esa puerta hemos entrado millones y tal vez por eso menospreciamos la vida que tenemos, la salud. ¿Cuántos vamos a salir por la puerta de la muerte? Todos los que entramos por la puerta de la vida. Pero, ¿cuántos vamos a entrar por la puerta de la vida entena? Pocos porque esa puerta es angosta. La puerta de la ignorancia es la más grande de todas, luego hay una puerta más angosta y es la de la escuela primaria, esa sigue siendo amplia. La de la secundaria es un poco menor, y la de la universidad es aún más pequeña y la de la maestría, es más angosta todavía, no digamos la del doctorado.
Quizás has entrado por la puerta grande, pero no has hecho bien las cosas para ser promovido a la puerta que sigue o a la que sigue. Hasta que llegues a las más estrechas para entrar por ellas. La puerta del noviazgo, es enorme. La del matrimonio es más pequeña, pero sigue siendo grande. La de perseverar casado, es más estrecha. La de llegar a viejito con la misma mujer, casado, sano y con dinero, es aún menor. Las puertas se van haciendo más pequeñas. Uno de mis sueños es llegar a viejo con mi esposa. En uno de los viajes, nos llevaron a un centro comercial. Normalmente, tengo esta costumbre: cuando ella va a una tienda a comprar un vestido o algo, tengo la paciencia de ver todo lo que se prueba. Las vendedoras se asombran, pues es raro el hombre que se sienta a ver lo que su esposa se prueba. Pues, estábamos en una tienda, cuando de repente, entro y veo a una ancianita que está escogiendo ropa y cuando volteo a ver, ahí estaba un ancianito viendo lo que ella se probaría. Y pensé que esa puerta debe ser muy estrecha. Para poder llegar a atravesar una puerta más estrecha que cuando los declararon marido y mujer. La puerta de la vejez es más estrecha que las de la juventud. Las puertas se van haciendo más estrechas, con las mejores oportunidades. Si quieres mejores oportunidades, debes entrar por la puerta estrecha.
Necesito que vengan ocho personas. Digamos que hay una puerta que mide lo que mide este pasillo. Si la puerta tiene este tamaño, ¿podemos entrar los ocho? ¿Podemos entrar al mismo tiempo? ¿Qué pasa si la puerta se vuelve más pequeña? ¿Qué pasa si la puerta es de la mitad? ¿Podemos entrar menos? ¿Podemos entrar todos al mismo tiempo? Si eres la de hasta atrás, ¿qué virtud de carácter crees que debes tener? Paciencia. Pacientemente esperé a Jehová y Él me sacó. Las puertas que nos llevan a lo mejor son más estrechas, pero hay que hacer fila, en orden y tener paciencia o de lo contrario, empiezas a buscar una puerta por la que es más fácil, pero la oportunidad no es tan grande. Cuando la oportunidad grande, pocos entran por esa puerta.
Si hablamos del trabajo, si eres un vendedor, ¿cuántos hay en esa empresa? ¿Cuántos gerentes de ventas? ¿Supervisores? ¿Cuál es la puerta grande? Si ya pasaste por la grande, prepárate para cuando se abra la angosta. Posiblemente, seas gerente general, ¿qué otro puesto puedes tener después del superior? Cuando está en ese puesto, se debe preparar por aquello que la puerta sea mucho más angosta o tendrá que entrar por la puerta ancha, por la que todos entran. ¿Se está preparando para lo que viene después? Sea sabio, anticípese, eso es lo que queda, no queda más. Los ministerios son puertas y cada vez se vuelven más angostas. Vamos a un Encuentro, a la Academia, segundo bimestre, tercer bimestre, y ahí se van probando los que pueden llegar a ser líderes. Tienes que aprender a formar carácter, formar tus discípulos, tu red. Esa puerta es más angosta, pero la oportunidad es más grande. Dios tiene oportunidades grandes donde las puertas son pequeñas. El Señor, preparándome en oración, me dijo: “prepara al pueblo para las pequeñas oportunidades”. Míralo en todo, en los deportes. Todos pueden patear una pelota, en el baloncesto también, pero conforme vas entrando en un torneo, vas clasificando, a la mayor, a la selección, eres capitán, la puerta cada vez es más estrecha, de tal manera que cuando llegas a una puerta y te preparas, llegas a la próxima oportunidad.
Tenemos todos las mismas oportunidades, pero de ocho, algunos van a trabajar mejor. Si la aprovechamos bien, somos diligentes, oramos, buscamos sus bendiciones, se abrirá una nueva puerta, para una persona, esa puerta es más angosta que la primera y sólo se llega si te sabes comportar en las anteriores. ¿Cómo te estás comportando en las puertas que tienes ahora? ¿Estás honrando a Dios, a las autoridades? ¿Estás siendo diligente, te estás preparando para el futuro o estás desperdiciando cada oportunidad que te están dando? Muchos saben que han metido las patas varias veces, pero por la no entendible misericordia de Dios, todavía se les han dado otras oportunidades, pero no creas que son para siempre. Llega el día en que las puertas se cierran. Yo te voy a dar las claves para que las puertas nunca se te cierren. ¿Qué oportunidad te han dado? El hecho que veas a muchos no significa que menosprecies esa puerta, trabaja bien ahí, y conforme trabajes mejor, la siguiente puerta va a ser mejor. ¿Cuál es la meta? No tienes que ver 20 ó 30 años allá, sino la siguiente. Me voy a preparar, orar, a comportar debidamente, voy a tener paciencia. Eso sólo se obtiene pasando las puertas anteriores.
Señor, hoy me comprometo a esforzarme por entrar por la puerta angosta.
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