05 de diciembre de 2008
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Si queremos ver puertas abiertas para nuestro negocio, ministerio, debemos orar por ello. Pablo decía: “Rueguen a Dios que me sean abiertas las puertas y pídanle para que sepa cómo hablar cuando se abran”. Dios me va abrir puertas, pero yo debo saber cómo entrar. La Biblia dice: “Tocad y se os abrirá”. Hay que orar, pero también hay que tocar. Cuando la puerta se abre, debe estar listo. Si no te preparas de antemano, cuando se abre, te agarra fuera de preparación, y eso sólo sirve para un fracaso y no un éxito. Si la puerta se abre y estás preparado, vas a entrar bien. Por ejemplo, quieres una promoción, prepárate, estudia. Cuando la puerta se abra, no te van a decir: “tiene dos años para prepararse”. Eso también tiene que ver con lo espiritual. Yo les conté que el programa en inglés, es un programa caro, pero por año y medio empezamos a prepararlo. Cualquier canal tiene de 200 a 400 turnos para que les den un horario. Si me pongo a esperar que me den un turno, no hago nada. Nosotros empezamos a prepararnos durante año y medio, hasta que tuvimos la primera media hora grabada. Fue año y medio de invertir recursos, oficina, tiempo, etc., para producir media hora de programa. Algunos quieren preparar en media hora lo que los va a bendecir por año y medio; cuando hay que prepararse por año y medio para bendecir por media hora. La media hora tiene valor. Recuerdo que cuando fui al canal que lo transmite, llegué y hablé con ellos, les mostré el programa, y me dijeron lo mismo, que había una gran lista de personas esperando. Les hablé las palabras que el Espíritu Santo me había hablado, y la siguiente semana, teníamos una contra oferta; pusieron el programa, y nos dieron un bono para Noches de Gloria en español, los sábados. Quizás si entro con el español, nunca me hubieran abierto las puertas del inglés.
Yo le enseñé algo a mi equipo: Si yo hubiera esperado a que la puerta se abra y no sé cómo pasar por ella, no estoy preparado, me hubieran dicho que regresara en cinco años, el producto que tenía no servía, que necesitaban más calidad. Pero yo me preparé, y recuerdo que el día que salí de la estación dije: “Señor, yo ya hice lo mío, si tú no terminas de abrir las puertas, es asunto tuyo”. Pero si El hubiera abierto las puertas y nos agarra no preparados, hubiera sido problema nuestro.
¿Cuántas veces se nos han abierto puertas y no hemos estado preparados? Sólo recuerda que cuando esa puerta se abra, no es tuya, sino de alguien más. Llevas años de laborar en la empresa, y ya te crees el dueño. Por más que seas un trabajador de hace tiempo, debes de comprender cuál es tu posición. Dios abre puertas. Estoy seguro que éste es el año en que Dios va abrir muchas puertas. Se van abrir puertas para el deporte, para los negocios, para los médicos, y más les vale estar preparados. La puerta se abre, ¿acaso no fueron abiertas las puertas para las vírgenes con aceite? Pero hubo unas que no llevaban aceite extra y les cerraron las puertas por no andar preparadas. Después tocaron, y nunca más les abrieron. No podemos quejarnos de alguna crisis cuando muchas veces hemos creado esa crisis por no haber aprovechado las oportunidades. Haz una lista de las oportunidades que Dios te ha dado, de las puertas que Dios te ha abierto y pon un cheque a las que has aprovechado y una X a las que no lo has hecho. Hay que hacer algo. Las puertas más grandes, preciosas, delicadas, donde el tesoro lo pudo haber encontrado, es lo que quizás no aprovechó. Esas buenas oportunidades son como los cometas, que aparecen una vez cada muchos años.
Lo que pasó en Noches de Gloria fue algo hermoso, no hay precedente en Guatemala. Veintitrés años de estar trabajando para que se vea esto. No es por una varita mágica, o suerte, sino años de trabajo donde jamás renuncié a la visión de poner los pies ahí y ver a miles recibir milagros. Años de cuidar la vida, la familia para poder llegar ahí con integridad, con la mente concentrada con la unción buscada por años para que eso se diera. Algunos dicen: Mañana se abrirán las puertas, pero éstas son consecuencia de otras más pequeñas por las cuales tuvimos que atravesar. Sería una insensatez, una necedad y una vanagloria no darle la gloria a nuestro Señor, pero sería maleducar a toda mi gente diciéndoles que eso aparece de la noche a la mañana. Porque se crea una creencia falsa, y luego te frustras porque cosas que has esperado, no pasan, pero no te has preparado toda una vida para que pasen. El día antes de ir al estadio, estaba en mi casa, envuelto con una colcha, orando. Alguien me preguntó si estaba preparado, y le dije que me había preparado desde hace veinte años, no tenía nada que hacer cinco minutos antes. Si no lo hubiera hecho, hubiera estado afligido. Esa noche hice algo: puse música de adoración que no tenía que ver con milagros, sino con quebranto, con gratitud a Dios, y una persona me dijo que pusiera otra música, pero le dije que ese era el que tenía que poner. Y te voy a explicar por qué: Cuando vas a poner los pies en lugar como ese, tienes la atención de Guatemala en eso y vallas publicitarias, tienes que llegar con el ego en cero, jamás enfocado en ti.
Y se cumplió lo que un día orando recibí del Señor: Cuando uno tiene ansiedad de un llamado, uno piensa en el llamado, no en las personas que vas a bendecir. Cuando tienes ansiedad de ser empresario, piensas en ti; piensas en tu título y no en lo que vas a dar. No es diferente el ministerio; la gente piensa en su liderazgo. Y orando un día, el Señor cambió la visión. Me dijo: “No quiero que te veas en un estadio predicando, sino el estadio lleno bendecido”. Entonces hice un ejercicio: “Tomé un piso de granito, y oraba siempre sobre el piso, con mis ojos abiertos a las manchas, a los puntitos que tiene. Y mi oración se enfocaba en la multitud que habíamos de alcanzar para Cristo; con mi cabeza en el piso gimiendo por esa gente que va a venir a Jesús. Si te pudieras enfocar menos en ti y más en los otros, el éxito llegaría más rápido de lo que estás pensando. Porque eso se aplica al mundo, y a cualquier cosa que hagas en la vida. Si pudieras pensar que tu abarrotería va a servir para que la gente encuentre mejores alimentos a mejores precios. Que habrá hogares contentos, porque los productos que produces son buenos para ellos, el éxito llegaría más rápido que pensando en cuánto vas a ganar. Si pudieras ver tu clínica llena, bendecida, ésta produciría más. Todos tenemos un interior, pero no todos depositamos en él lo mismo. Si pudiéramos hacer depósitos a nuestro interior de mucho más valor para las personas, Dios nos levantaría grandemente. Ser millonario no sería ningún problema para ti. Hace rato lo serías, pero no sin que tu intención sea bendecir. Dios va abrir puertas para que pases por ellas, pero debes prepararte para ello. Hay que orar para que se abran, para estar listos cuando eso pase.
Iglesia, si hay alguna pareja en este país que anhela verlos bendecidos es mi esposa y yo. Mi familia es testigo de lo que anhelamos verlos cada día mejor. Pero nuestro anhelo no es suficiente, tienen que hacer algo, tienen que prepararse. Lo que hoy vives, es fruto de lo que hiciste ayer, así que ponte a hacer algo hoy si quieres verte mejor mañana. No trabajamos para el año que vivimos, sólo recibimos la cosecha de lo que hicimos en los años anteriores.
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