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Fe activa

25 de febrero de 2010

Tiempo de lectura: 6 minutos

 

 

Somos lo que hacemos.  Nuestras palabras deben sustentarse en acciones. Esto es verdad tanto en la vida natural como espiritual. Hay personas con mucho tiempo en el Evangelio pero sin frutos y nuestra fe debe ser activa.

Sin fe es imposible agradar a Dios. Somos Sus hijos y debemos creer en las promesas que tiene para nuestra vida. Todos debemos manifestar nuestra fe, tanto líderes como ovejas. En casa de Dios somos un equipo pastoral muy grande y gracias al Señor hemos recibido la gran bendición de poner en práctica nuestra fe.

Fe sobrenatural

Debemos tener una fe más allá de lo natural que puedas poner en práctica para lo que venga.  Personalmente he pasado experiencias muy fuertes que han probado mi fe.  Hace poco, tuve que orar por dos personas en estado crítico y pude ver cómo el Señor me dio una fe más allá de todo entendimiento.

Recuerda que la fe es fruto del Espíritu Santo, al igual que el  amor, gozo, paz, mansedumbre, templanza y benignidad.  Además, ten presente que cada uno tiene una  diferente medida de fe y debemos fortalecerla día a día. Pongámosla en práctica cuando necesitemos un milagro. Cuando mi abuelita estaba en coma y sabíamos que moriría, me acerqué a ella y le susurré al oído que debía entregar su alma al Señor para ser salva. Luego me entristecí porque debí hablarle con autoridad y no con temor. Entonces, clamé a Dios preguntándole si mi abuelita había escuchado mis palabras  y tuvo tiempo de aceptarlo en su corazón. Oré poco más de año y medio pidiéndole alguna señal de que ella se había ido al cielo. Con el tiempo me conformé y no pedí más pero el Señor me dio la respuesta. Una noche, soñé a mi abuelita con un cuerpo diferente que simplemente dijo: “sí”.  Desperté aún más confundida, hasta que Dios me llevó a la Palabra donde dice que nuestros cuerpos  serán transformados y nuevos en la presencia de Dios. Esa confirmación me llenó de paz porque supe que mi abuelita descansaba ante Su presencia.  Ante una situación crítica, debes actuar con autoridad y fe para ver los milagros.

Vivir  la fe

Santiago 2:17 recuerda: Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

Nuestra fe sin obras es muerta.  Todos necesitamos fe viva que nos ayude a encontrar evidencias de la presencia de Dios y su respaldo.  Eres un creyente, hijo de Dios vivo, así que  no puedes quedarte pasivo sin hablar  o buscar la oportunidad de bendecir a alguien para que el nombre del Señor sea glorificado. Activa tu fe para que no muera, trabaja con ella, muévela y compártela, sólo de esa forma crecerá.

Otra versión de ese mismo versículo de Santiago dice: lo mismo pasa con la fidelidad a Dios de nada nos sirve decir que somos fieles a Dios si no hacemos nada que lo demuestre. Esa clase de fidelidad está muerta.

Tenemos que dar testimonio de que Dios está vivo y es real. Provoca algo para que el nombre de Dios sea glorificado.

Otra versión dice: esa fe que no produce obras buenas, no tiene ningún valor, es una fe inútil que está totalmente muerta.

La fórmula para que nuestra fe crezca es ponerla al servicio de otros  para que sea útil. Si sientes que tu fe no crece, seguramente la razón es que la tienes guardada y no la compartes. Ponla por obras y en acción para que se multiplique.

No más angustia

Hebreos 11:1 afirma: Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

La fe nos sostiene cuando hay angustia en nuestra vida. Ante una enfermedad  o preocupación, necesitamos esa fe que nos asegura la buena voluntad de Dios. Ponla en práctica. Por ejemplo, uno de mis hijos padecía asma y cuando nos cambiamos de casa a un lugar más húmedo y frío, los doctores me aseguraban que le afectaría mucho y se enfermaría constantemente. Al principio así fue y una noche que tenía mucha tos, me llené de fuerza y coraje para ejercitar mi fe. Comencé a reprender cada tos que escuchaba, prácticamente me la pasé reprendiendo la noche entera porque cada vez que tosía yo clamaba al Señor. Al día siguiente noté que la tos se había ido y nunca más sufrió por el asma. Ahora ni sweater le gusta ponerse.  Activa tu fe para que sea de bendición a tu alrededor.

Hebreos 10:38 recuerda: Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma.

Debemos ser personas que desafíen  al mundo con la fe que Dios nos ha dado.  Es cierto que hay un precio a pagar, pero definitivamente, vale la pena.  Abraham por ejemplo, no podía tener hijos y recibió promesa de bendición para sus generaciones. Cuando finalmente el milagro tuvo lugar, Abraham debía demostrar obediencia  ante la solicitud del Señor de ofrendarle a su único hijo y al hacerlo, Dios Padre proveyó otro cordero para el sacrificio. Nuestra fe puede llegar a ese punto crítico y Dios puede probarnos para después proveernos.  No es  fácil porque hay que actuar y sacrificar.

Ester es otro ejemplo de fe viva porque se presentó a la cámara de un rey cuando la ley no lo permitía. Se arriesgó a que la mataran, pero estaba llena del coraje que da la Palabra de Dios. Pagó el precio y fue exaltada. Elías también es ejemplo de fe viva cuando mató a un montón de profetas de Jezabel con la convicción de que no eran de Dios. Pedro fue otro hombre santo que activó y compartió su fe. Le dijo al cojo acostumbrado  a su discapacidad: “no tengo ni oro ni plata, te doy fe en Cristo Jesús, levántate” y el cojo comenzó a caminar. Necesitamos activar nuestra fe.

Fe que salva y da autoridad

Lucas 7:50 relata: Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz.

La fe puede traer salvación. Esta mujer era María Magdalena que honró a Jesús con la fe de que podía perdonar sus pecados y salvarla. Obtuvo lo que buscaba y más aún porque el Señor hizo de ella una mujer nueva.

Hebreos 12:2 dice: puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

El consumador de la fe es Cristo Jesús que nos ha dado el regalo más valioso de todos. Pide por la fe de tu familia porque la promesa es que  tú y tu casa serán salvos.  Necesitas fe para ver resucitar al muerto, sanar al enfermo y convertirse al pecador.  La unción es fruto de una fe viva y poderosa.

Ve con autoridad y fe para que Jesús haga los milagros. Reprende todo espíritu de muerte y pecado.  En una ocasión, el pastor Cash tuvo oportunidad de regresarme de la muerte. Yo ya estaba ante la gloriosa presencia de Dios, veía la luz y era hermoso, no sentía ninguna angustia pero en ese momento escuché que decían: “reprendo todo espíritu de muerte y regresas ahora”, era la voz de mi esposo que por la gracia de Dios me traía de nuevo a la vida. Cuando le pregunté por qué lo hizo, con su acostumbrado buen humor me dijo: “no quería quedarme solo con tres hijos”.  El pastor Rodolfo quien tiene a cargo la red de jóvenes adultos de Casa de Dios me contó sobre un hombre que sacudía y reclamaba de vuelta a su esposa que moría. Ella ya estaba ante el Señor que le dijo: “tienes que regresar porque tu esposo te lo pide”. Al volver ella le dijo que no orara porque deseaba estar con Dios, así que volvió a morir. Activa tu fe para ver prodigios.

Muchos claman por sanidad pero no creen que Dios es vida plena. Reprende toda enfermedad en el nombre del Señor que dio Su sangre por tu sanidad. Cambia tu ambiente y desecha todo espíritu de contradicción y pleito. Todo  lo que te roba la paz no viene de Dios, la angustia y el temor no se manifiestan ante Su presencia.

Pídele que te ayude a aumentar tu fe. Él lo ha prometido y lo cumplirá. La ha depositado en nosotros para que la hagamos funcionar. Asume una actitud responsable ante la fe que te ha dado y compártela con las personas a tu alrededor, no te la guardes. Declara palabras de fe para que Él derrame Su santa unción sobre tu casa y todos den abundante fruto de gracia. Es tiempo de que tu vida sea testimonio y evidencia de la fe que te identifica como Su hijo amado. Pídele que te use para ser instrumento de Su amor. No permitas que tu fe muera, glorifica al Señor con tus acciones y palabras.  Las evidencias de la fe están en tus manos y tu corazón, Él te dará autoridad para ser vivo testimonio de lo que crees y esperas en Su nombre.

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