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Haz de tu vida un monumento

Haz de tu vida un monumento

07 de abril de 2019

Tiempo de lectura: 3 minutos

En el Antiguo Testamento leemos que Dios le dio una instrucción a Josué cuando los israelitas estaban a punto de cruzar el río Jordán hacia la tierra prometida. Le pidió que levantara un monumento que todos pudieran ver, pero Josué no levantó uno, sino dos monumentos: uno donde Jehová se lo había pedido y otro dentro del río Jordán, sumergido, donde nadie pudiera verlo.[1] Para erigir ambos monumentos tuvo que decidir cuáles serían las rocas que usaría para cada uno, cuáles quedarían ocultas y cuáles visibles.

Una vez, en un aeropuerto, me quedé observando a una señorita con muchos tatuajes y me pregunté qué significaban, cuál era la historia detrás de cada uno y por qué, entre miles de opciones, eligió marcarse el cuerpo específicamente con esas marcas. Hay personas expertas en repintar los tatuajes, para que el antiguo dibujo y su significado quede oculto por uno nuevo, con nuevo significado, pues, curiosamente, casi todos los tatuajes hablan del pasado. Aún no he visto uno que hable del futuro, de lo que su portador anhela o quiere llegar a ser.

Así como pasó con la edificación de los monumentos en el Jordán y como pasa con los tatuajes, también sucede con nuestra memoria. Somos nosotros quienes elegimos cuáles son los recuerdos que decidimos grabar en nuestro corazón y cuáles deseamos desechar.

Las personas que se tatúan marcan en su cuerpo algo que quieren recordar, ya sea bueno o malo. Pero ¿qué los motiva a elegir un recuerdo específico entre tantos que seguramente podría tener? Y nosotros, ¿qué criterio tenemos al elegir un recuerdo específico y conservarlo en nuestro corazón? Lo cierto es que en ambos casos se trata de una decisión personal: cada uno tiene la capacidad de escoger las memorias que desea marcar en su cuerpo y su corazón, ya sea la muerte de un padre, el nacimiento de un hijo, el fin de una relación amorosa, el día de su boda, de su graduación, etcétera. Depende de las memorias que decidas conservar en tu corazón será el final de tu historia.

Hay experiencias de tu pasado que Dios quiere borrar para siempre de tu memoria, pero cuando desea que te olvides de tu pasado no siempre se referirá a cosas malas, sino a cosas que te impiden ver hacia el futuro. Permite que el Señor aparte para siempre algunas memorias de tu vida ya sean relaciones, negocios, personas o aficiones, sean buenas o malas, porque sus planes siempre serán de bien. Así que cuando Él aparte algo de ti ya no preguntes dónde está y olvídalo por completo.

Cuando tengas que elegir con cuáles memorias quedarte, cuáles marcas grabar en tu corazón, cuáles piedras escoger para erigir tu monumento, elige todo lo que te proyecte hacia el futuro y desecha lo demás. Las únicas memorias que vale la pena conservar son las que te hacen recordar dónde y cuándo viste el poder de Dios llevarte de la mano a otro nivel de vida.

Haz que tu vida sea un monumento construido con las mejores piedras, para que, cuando la gente lo vea, pueda ver en él la gloria del Señor. Pídele sabiduría para que te muestre cuáles piedras usar y cuáles enterrar para siempre. Elige los mejores recuerdos: lo importante no es lo que hablen de ti sino lo que Dios y tú mismo hablas de ti; no es la historia tuya que otros recuerdan, sino la que tú decides recordar para la gloria de nuestro Padre.


[1] Josué 4:1-9: Cuando toda la gente hubo acabado de pasar el Jordán, Jehová habló a Josué, diciendo: Tomad del pueblo doce hombres, uno de cada tribu, y mandadles, diciendo: Tomad de aquí de en medio del Jordán, del lugar donde están firmes los pies de los sacerdotes, doce piedras, las cuales pasaréis con vosotros, y levantadlas en el lugar donde habéis de pasar la noche. Entonces Josué llamó a los doce hombres a los cuales él había designado de entre los hijos de Israel, uno de cada tribu. Y les dijo Josué: Pasad delante del arca de Jehová vuestro Dios a la mitad del Jordán, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, para que esto sea señal entre vosotros; y cuando vuestros hijos preguntaren a sus padres mañana, diciendo: ¿Qué significan estas piedras? Les responderéis: Que las aguas del Jordán fueron divididas delante del arca del pacto de Jehová; cuando ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se dividieron; y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre. Y los hijos de Israel lo hicieron así como Josué les mandó: tomaron doce piedras de en medio del Jordán, como Jehová lo había dicho a Josué, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, y las pasaron al lugar donde acamparon, y las levantaron allí. Josué también levantó doce piedras en medio del Jordán, en el lugar donde estuvieron los pies de los sacerdotes que llevaban el arca del pacto; y han estado allí hasta hoy.

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