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Héroes inconcebibles

19 de marzo de 2017

Tiempo de lectura: 4 minutos

Hebreos 11, en la Biblia, es conocido como el salón de la fama de la fe. En ese capítulo leemos sobre personas que hicieron mucho más por su generación que un político o un sabio, lograron proezas que han perdurado por los siglos, tanto así, que fueron reconocidos por Dios, porque lo agradaron con su fe[1]. Aunque es controversial, porque son personas que nunca hubiéramos considerado como héroes, ya que incluso cometieron errores, eran humanos con debilidades. Esto nos da esperanza, porque realmente nosotros también podemos ser considerados como héroes a pesar de nuestras fallas, si tenemos fe y la ponemos en práctica para lograr lo que Dios quiere de nosotros.

Noé, por ejemplo, se emborrachó un día. Abraham dudó de lo que Dios le había dicho y se acostó con la sierva Agar. Sara se rio en la cara de Dios por incrédula. Jacob, el engañador, le robó la primogenitura a su hermano. Moisés mató a un egipcio. Raab era una ramera. Barak también está en la lista de héroes, aunque en su momento, se sentía acobardado por marchar contra del enemigo. Sansón era un mujeriego que se enamoraba de filisteas, de enemigas del pueblo, así que podrían decir que era un traidor. Jefté, lleno de odio, perdedor, rencoroso, abandonó a su familia y su llamado por una bronca. En ese listado también está, nada más y nada menos que David, un asesino y adúltero. ¿Cómo es posible que Dios los levantara como ejemplos de generación en generación? ¡Pues por medio de la fe!

¡La fe es la victoria[2]! Porque realmente, todos somos vasos de barro, imperfectos, pero la diferencia es que los hijos de Dios, quienes aceptamos a Jesús como Señor y Salvador, tenemos unción y gracia que se recibe por fe. No hacemos nada por nosotros mismos, sino por la fe. El requerimiento para triunfar y marcar a tu generación no es el dinero o la inteligencia, sino que seamos capaces de creerle a Dios con todo el corazón. Nuestro Padre siempre escoge a “los que no son” para demostrar que Él puede lograr “que sean” y avergonzar a quienes se enorgullecen por lo “que son”. No es tu conducta, es tu fe lo que te abre las puertas. Dios no ve lo que el hombre ve, Él ve el corazón y la fe.

Jesús siempre dijo que nosotros, Sus discípulos, podríamos hacer proezas. Pedro lo creyó, por eso, fue capaz de hacer milagros, como devolver la capacidad de caminar a un paralítico. Él era un hombre del pueblo, sencillo, sin dinero o preparación universitaria que le dio al paralítico lo que tenía, la unción que podía sanarlo[3]. Ahora, nosotros tenemos esa misma unción que se obtiene por medio de la fe. En el nombre de Jesús, te digo que tu familia, tu negocio, tu vida se levantarán por fe. Todo lo que hagas y sueñes será hecho, si crees. No importan tus imperfecciones, si eres alto o bajo, no importa tu conducta, tus intenciones, doctrina, conexiones, recursos, talentos, intelecto, influencia, lo que importa es tu fe en lo que el Señor puede hacer. Nada de lo que impresiona al hombre, impresiona a Dios, quien obra sobrenaturalmente y hace triunfar a aquel que otros piensan que no puede, porque de esa forma no queda duda de que solo es posible por medio de la fe. El Señor transforma, levanta, otorga voz y autoridad, unge por medio de la fe. Cuando le crees, el milagro sucede. Somos vasos de barro que guardan un tesoro. La excelencia no es nuestra, es de Dios.

Claro que lo mejor es no fallar, pero si fallamos, en nuestra debilidad, Dios muestra Su fortaleza. No confíes en tu talento, sino en la misericordia de Dios. Específicamente, hay tres áreas que necesitamos reforzar para obtener grandes logros. Lo primero es fortalecer nuestra fe en la Palabra de Dios. Noé le creyó a Dios por el diluvio, aunque nunca había llovido. Por más inconcebible e ilógico que sea lo que Dios te ha dicho, créele. El Señor le dijo a Abram que saliera de su tierra y le creyó. Le dijo a José que caminara alrededor de los muros y conquistó. El Señor suplirá todo lo que te falte para alcanzar Su propósito. Él es fiel, no es hombre para mentir, si te lo dijo, lo cumplirá. Debes tener fe en Su Palabra. Cada promesa que te ha dado, se cumplirá.

La segunda área a fortalecer para convertirte en un héroe inconcebible es fe en Su poder. Dios le dijo a Abraham que entregara a su hijo y lo hizo porque creía en que el Señor tenía el poder para resucitarlo. ¡Tu Dios hace llover maná del cielo y brotar agua de la roca! No debes saber cómo o cuándo, solo que lo hará. Puedes enfrentar la peor crisis de tu vida, pero Él te sacará de allí. Daniel creyó incluso al estar en la fosa de los leones, David creyó delante de Goliat. Ellos triunfaron por su fe, no por su habilidad. Piedras no derriban gigantes, pero la fe sí. Cuando pases por las aguas o por el fuego, no te harán daño porque caminas con tu Dios poderoso.

Y el tercer aspecto es creer en Su gracia y favor. Todos tenemos imperfecciones, cometemos errores, pero debemos creer que Él nos levanta de un tropiezo, porque Sus misericordias son nuevas cada mañana. Cree en Su misericordia y bondad. Qué terrible hubiese sido la historia de Sansón si no hubiera creído que Dios le daría una victoria más. Ese héroe sabía que había cometido errores, pero también sabía que Dios es misericordioso y cumpliría Su propósito. ¿Qué hubiera pasado con el hijo pródigo si no confía en el amor del Padre?  Dios tiene Sus ojos sobre ti y te dice: “Yo te levanto, solo cree”. Para el hombre siempre serás débil, pero tú decides si te quedas en esa pocilga del error cometido o crees que el Señor te limpia, te purifica y fortalece. Muchos quedan atrapados en sus tropiezos, no se levantan porque no creen en el amor del Señor. Dios te dice: “Tú eres Mi hijo; Yo te amo, tenemos el mismo ADN, cree en Mi gracia, poder y Palabra”. Si eres capaz de hacerlo, aunque no tengas, tendrás; aunque no puedas, podrás; aunque no entiendas, sabrás; porque el Señor te hará caminar con poder de gloria en gloria, de unción en unción. ¡Dale gracias por esa bendición!


[1] Hebreos 11:6: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

[2] 1 Juan 5:4: Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.

[3] Hechos 3:7: Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos.

 

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