26 de marzo de 2024
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Dice la Biblia que Jesús dejó toda su gloria por venir a salvarnos y con su sangre pagó el precio para comprarnos, eso significa que para Jesús tienes un valor mayor que cualquier cosa en toda la historia de Dios. Una cosa es la persona que es capaz de vender todo lo tiene por comprar una perla y otra cosa es ser la perla comprada, porque a los ojos de Jesús, esa perla tiene una riqueza superior a lo que él tenía.[1] Nosotros somos esa perla por la que Jesús dejó todo. Es ridículo que nos menospreciemos, que tengamos una autoimagen bajísima de nosotros mismos cuando Jesús demostró lo mucho que valemos para Él.
Jesús, siendo hijo de Dios, al tomar forma de hombre no olvidó quién era, sino que lo confesó con humildad, pero con toda la seguridad que su identidad le brindó. Hace más de dos mil años, de repente aparece el hijo de un carpintero diciendo: Yo soy la luz del mundo y el que me sigue no estará en tinieblas. Yo soy el pan de vida, el que de mi come no tendrá hambre jamás. ¿Cuándo le dirás al mundo quién eres de verdad? El hecho que seas humilde no justifica que ignores quién eres en Cristo Jesús. Eres bendecido bajo juramento, un hijo de Dios.
Jesús afirmó: Yo soy la vid verdadera, soy la resurrección y la vida, soy la puerta de las ovejas, soy el buen pastor y cuando dijo: Soy el hijo de Dios, el poder de su confesión bajo la unción del Espíritu Santo hizo que las personas cayeran al suelo. Jesús vino a dar libertad y vida en abundancia, pero todo lo que es de tinte religioso restringe la vida, le roba, la mata y la destruye como muchas enseñanzas opuestas a lo que Jesús enseña.[2] De lo espiritual se forma lo material, de lo invisible nace lo visible, porque según las Escrituras con la Palabra de Dios se creó todo lo que disfrutamos en la tierra. Pero las ovejas de Jesús no escuchan voces extrañas, oyen a su pastor y lo siguen.[3]
Cuando Jesús dijo: Yo soy la vid verdadera definió el poder de la permanencia viva e íntima a su misma naturaleza para llevar mucho fruto. Para dar fruto y mucho fruto, es necesaria la poda y eso no es algo fácil, pero es indispensable. Con Jesús podemos hacer mucho y sin Él nada. [4] Permanecer en Jesús lleva a una vida fructífera, de muchos frutos de servicio, amor al prójimo, fruto de trabajo. Por nada te separes de Jesús, no importa que estés pasando, incluso, no importa si has pecado, pide perdón y dile: Señor, yo deseo dar mucho fruto.
Entonces, el Señor dice si das mucho fruto, pide lo que quieras, que te será hecho y como resultado natural, eso se convierte en adoración al Padre, porque Él es glorificado si damos mucho fruto. Y si llevas mucho fruto el Padre te da todo lo que le pidas.[5]
Finalmente, permanecer en Jesús significa leer y conocer su Palabra y así nos hace fructíferos. Si permanecemos en Jesús llevamos mucho fruto, así glorificamos al Padre, como consecuencia, podemos pedir lo que deseamos y el Padre dará la respuesta a todas nuestras oraciones.
[1]Mateo 13:45-46: También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.
[2]Juan 10:1-10: De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador. Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. A este abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía. Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
[3]Juan 10:27: Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.
[4] Juan 15:1-7: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
[5]Juan 15:8: En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
[6]Juan 15:16: No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.
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