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Jesús te invita a su banquete

Jesús te invita a su banquete

05 de marzo de 2024

Tiempo de lectura: 4 minutos

Es impresionante la manera en que las Escrituras se llevan a un Jesús imaginario y en cambio permiten ver a un Jesús escritural. En los evangelios puedes profundizar en la biografía ministerial de Jesús, porque cada evangelio aporta una faceta diferente. Entonces, puedes aceptar a Jesús y pasar al nivel de conocerlo cada día de mejor manera.  En este tema nos preguntamos: ¿Quién rechazaría una invitación de Jesús a cenar en su casa? Y se explica que Jesus te invita a su banquete.

San Lucas presenta a Jesús saliendo o entrando de una comida, cuando llegaba lo acompañaban sus discípulos. Pero una cosa diferente es que Jesús te invite a comer. En la conversión y transformación de un cobrador de impuestos llamado Leví, se observa cómo salió de ser mal visto por sus compatriotas y también por los romanos que los obligaban a tributar.[1]

De gratitud, Leví, quien escribió el evangelio de San Mateo, invita a Jesús a su casa y le hace un gran banquete, lo cual es narrado por Lucas. Esto permite ver un Leví humilde, que al ver la verdad de Jesús y sus milagros decide traer a su casa a enfermos, parientes y amigos de su misma profesión para que sean sanados y liberados. Porque cuando invitas a una cena, invitas a tu círculo cercano, sin importar su condición social, su estrato económico o condición moral. 

La sociedad no ha cambiado mucho, alguien podría juzgar este tipo de inclusión, olvidando que Jesús mismo afirmó: no he venido a los sanos o justos, sino a los enfermos y pecadores. Nuestro deber es acercar a la gente a Jesús, sin juzgar su condición física o espiritual.[2] Los discípulos en el libro de los Hechos de los apóstoles dieron muestras de haber seguido esta enseñanza de Jesús.[3] Se observa que afirmaban: vamos a orar juntos, vamos a estar en la doctrina y vamos a comer juntos. Es asombroso aprender de Jesús y cómo se acercaba a la gente, en sus casas, comiendo y compartiendo con todos. 

Igual de importante es aceptar la invitación de Jesús para entrar a Su banquete.[4] Las excusas no se justifican, si el Padre celestial invita, será mejor que revises la respuesta para ir agradecido, porque has sido un invitado bendecido y no alguien del grupo malagradecido, que posterga o abandona Su invitación. Jesús nos invita y acepta tal como somos, de la misma forma, le aceptamos tal como Él es. Congregarte es aceptar la invitación que Jesús ha preparado para que llegues a Su banquete celestial, viendo que ese día está más cerca que nunca en la historia de la humanidad. Ten esto presente, aún hay lugar.

Vamos a la iglesia todos, vamos a congregarnos, hay un banquete servido por el Señor. ¿Qué más puedes pedir si hay un lugar donde te dan la manifestación de la presencia de Dios? Eso no se encuentra en ningún supermercado, ni en un centro comercial, no existe una marca que lo confiera en el planeta entero, ni ningún capital del empresario más rico del mundo que te lo pueda dar, eso solo lo da Dios, a través de su Espíritu Santo.


[1] Lucas 5:27-32: Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y dejándolo todo, se levantó y le siguió. Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos. Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores? Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.

[2] Lucas 7:31-34: Y dijo el Señor: ¿A qué, pues, compararé los hombres de esta generación, y a qué son semejantes? Semejantes son a los muchachos sentados en la plaza, que dan voces unos a otros y dicen: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no llorasteis. Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y decís: Demonio tiene. Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Mas la sabiduría es justificada por todos sus hijos.

[3] Hechos 2:41-42: Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.

[4]Lucas14:16-25: Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado. Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena. Grandes multitudes iban con él.

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