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La sazón de la fe

23 de julio de 2012

Tiempo de lectura: 4 minutos

 

Necesitamos valor para usar la fe. Con frecuencia escucho a las personas lamentarse por lo que no emprendieron porque les faltó valor para hacerlo. ¡Anímate!, solo tenemos una vida en la tierra para esforzarnos y creer por alcanzar nuestros sueños. Tú decides si eres espectador o protagonista de las proezas que Dios nos ha prometido que lograremos.

Hemos aprendido sobre la fe de varias personas de las que habla la Biblia. La mujer cananea que finalmente obtuvo su milagro por la insistencia y el valor que demostró, y el centurión quien tuvo los pantalones de utilizar su fe casi abusiva, para tomar la autoridad de enviar por el Señor y pedirle que sanara a su sirviente. Ante estas muestras de fe, nosotros, hijos de Dios y coherederos del Reino, deberíamos tener la convicción para acercarnos a Él. Pídele al Señor con confianza, no solo para que desaparezcan tus pesadillas sino también para que puedas lograr tus sueños. Cambia tus creencias para renovar tu oración, lo que mejorará tus resultados y tu entorno.

Dios nos ha dado una medida de fe única para que, en primer lugar, creamos en nosotros mismos y en las capacidades que nos ha dado1. Para ejercer nuestra fe con valor debemos convencernos de que Dios nos creó únicos y que estamos hechos a la medida de los retos que enfrentaremos. No hay problema que no puedas enfrentar porque nuestro Padre te ha dotado de la medida de fe exacta para salir adelante.

En la Biblia leemos que Jesús le habló a Simón sobre la tentación que este discípulo enfrentaría2. Le dijo que sería zarandeado, por eso, Él rogaba porque la fe del discípulo no faltara, ya que era esa medida única de fe la que lo ayudaría a superar el reto. Cuando se tiene fe ni el pecado puede detenerte. ¡Sigue adelante! Confía en Jesucristo quien no te condena, sino que te perdona y ruega para que tu fe no falte.

Todos los hombres y mujeres de los que habla la Biblia tuvieron la fe exacta para superar sus propios desafíos. Noé tuvo fe para construir un arca, no para tener un hijo como sucedió con Abraham. Solamente David necesitó la fe específica para vencer a Goliat. Tú necesitas tu propia fe para ese desafío personal. Actívala y descubrirás cómo resolver cada situación. Quienes tienen fe son más creativos y exitosos ya que piensan de forma distinta, retan a la razón y se enfocan en encontrar soluciones para lograr lo que visualizan. ¡La fe es energía pura que debemos usar para alcanzar nuestras metas!

Los hombres y mujeres de fe también tuvieron la paciencia para esforzarse por alcanzar la meta3. Sabemos que paciencia es la capacidad de esperar hasta obtener lo que hemos creído. Noé creyó y también tuvo paciencia para construir un arca durante mucho tiempo. Abraham tuvo paciencia para intentar durante años engendrar a su hijo. Las promesas se obtienen con fe y paciencia. La fe se sazona con la paciencia que genera esperanza. Debemos tener fe y paciencia para superar los problemas y también para realizar nuestros sueños, aunque esto tome tiempo.

La paciencia es como la sazón de la comida típica de cada país. Todos estamos orgullosos de ello, aunque en otros países no lo aprecien igual. Como hijos de Dios tenemos nuestra sazón: la fe y la paciencia. Creemos que al orar los enfermos pueden sanar, creemos en sembrar para cosechar, y creemos en la conversión del corazón cuando lo entregamos al Señor. Quizá para otros es una mala sazón, pero para nosotros es la mejor. ¡Qué importa lo que otros piensen si para nosotros es la verdad!

La Biblia dice que Abraham creyó, incluso cuando ya no había esperanza, porque era imposible que él y Sara tuvieran hijos4. Esto nos hace pensar que la sazón de la fe es la paciencia y el riesgo es la vergüenza. A veces, no te arriesgas a tener fe por evitar la vergüenza, pero en la Escritura, la gente que creyó, se arriesgó. ¿Qué hubiera hecho Josué si luego de ordenar que le dieran la vuelta a Jericó durante siete días, los muros no caen? ¿Qué hubiera pasado con Abraham si después de anunciarlo tanto, no llega el hijo que anhelaba? Seguro hubieran hecho el ridículo, pero se arriesgaron por fe. Jesucristo sufrió la vergüenza y el oprobio en la cruz para salvarnos. Y al tercer día, ¡se acabó la humillación y vino la gloria! Se levantó victorioso de la tumba y tomó Su lugar a la derecha del Padre. Por eso, ¡Él es el autor y consumador de la fe!

Cuando usas tu fe y tu paciencia, te arriesgas a pasar vergüenza, pero debes intentarlo porque el riesgo vale la pena.  Ten paciencia y no sientas pena de ser avergonzado por tu fe. Cuando organizamos las cruzadas de sanidad no pensamos en la vergüenza que sufriremos si los milagros no suceden, porque confiamos en la promesa del Señor, quien no dejará avergonzados a aquellos que confían en Él. ¡Asume tus riesgos! Dios no te dejará solo, siempre estará contigo. Nuestro Padre quiso contar la historia de las personas que creyeron en Él para que nosotros tomáramos ejemplo y confiáramos de la misma forma. Cree y ten paciencia porque tu historia se contará como ejemplo de la fe que logra proezas en el Señor.
1 Romanos 12:3 aconseja: Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

2 Lucas 22:31-32 relata: Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.

3 Hebreos 6:11-12 explica: Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.

4 Romanos 4:17-19, versión Dios habla hoy, dice:  Te he puesto por padre de muchas gentes delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto, siendo de casi cien años, o la esterilidad de la matriz de Sara.

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