18 de noviembre de 2012
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En la vida encontramos muchas puertas que deseamos abrir y otras que quisiéramos cerrar. El apóstol Pablo en la carta a los colosenses, pidió que se abrieran puertas para la Palabra, para saber cómo debía dar a conocer el ministerio de Cristo. Asegurémonos de intentar abrir las puertas correctas y de sabe cómo hacerlo. Recuerdo a un joven que se me acercó frustrado a contarme que los padres de su novia no lo aceptaban. Entonces, yo le dije: “¿Cómo quieres que te acepten si te vistes con pantalones rotos, enseñas la ropa interior, tienes el cabello largo y usas aretes?” Este joven quería abrir la puerta de la confianza de los padres de su novia, tenía el corazón para hacerlo, pero no estaba utilizando las llaves correctas. Sabía qué puerta abrir, pero no cómo hacerlo. Pablo era un hombre ungido, y además, descubrió cómo llevar esa unción a miles. Encontró la llave correcta para abrir la puerta de los cielos a las naciones. Tú debes encontrar las llaves correctas para abrir las puertas a la bendición.
Jesús preguntó a Sus discípulos quién decían las personas que era Él, pero luego, les preguntó a ellos sobre lo que creían. Entonces, Pedro dijo lo correcto, la revelación que Dios le dio sobre la divinidad de Jesús. Lo hermoso es descubrir que Jesús también tenía revelación sobre Pedro, ya que todos sabían que este pescador realmente se llamaba Simón y que era hijo de Jonás, pero Jesús le reveló el nombre que le dio como nueva criatura, y que sobre él edificaría Su iglesia1. Eres lo que el Señor piensa de ti, no lo que otros dicen. Cuando aprendemos quién es realmente Jesús, Hijo de Dios, Él nos revela quiénes somos nosotros para el Padre. Luego, vemos que Jesús le dijo a Pedro que le daría las llaves, no las puertas, del Reino de los Cielos. Estar convencidos de la identidad de nuestro Señor y de nuestra identidad en Él, es una poderosa llave que nos abre las puertas de la paz y el gozo.
A veces, insistimos en querer entrar en las puertas que se abren solamente con las llaves que otros tienen, y nos frustramos porque es imposible lograrlo. La clave de nuestra felicidad y éxito está en averiguar qué llaves tenemos para abrir nuestras puertas. Vive conforme con quien eres y lo que haces, de esa forma lograrás abrir las puertas que están a tu alcance, aquellas para las cuales Dios te ha dado las llaves. Dedícate a lo que puedes hacer bien. Si una de tus habilidades es cocinar, podrías estar desperdiciando la llave para abrir uno o varios restaurantes. ¡Enfócate en tus posibilidades!
Cuando hablamos de llaves que abren puertas, es importante identificar las que son particulares para cada uno, pero también hay algunas comunes, son características positivas que nos sirven a todos. Por ejemplo, ser solícito, es decir, ser diligente, estar preparado y dispuesto al trabajo y al servicio es una llave que abre muchas puertas2. Prepárate para lo que venga, mantén un actitud entusiasta ante los posibles retos y oportunidades. En las empresas siempre destacará quien no pierda oportunidad de evidenciar su entusiasmo por el trabajo. Las personas solícitas se preocupan por crecer, adquirir nuevos conocimientos que les permitan ser más eficientes. Ellos estarán delante de los grandes y abrirán puertas. Diligente es quien siempre está disponible, llega a la oficina antes de lo previsto y se va de último. Es quien toma las oportunidades cuando los demás no están porque no han llegado o porque ya se fueron. El trabajador solícito no ve sus obligaciones sino sus oportunidades, y crece al saber aprovecharlas.
Otra llave importante es el respeto. En la Biblia leemos sobre Ana, madre del profeta Samuel, quien era estéril y fue al templo a orar. Ella sufría porque anhelaba un hijo y porque tenía que enfrentar la humillación. Cuando estaba en el templo, orando, se le acercó Elí y le dijo que digiriera su vino, es decir que ¡pensó que estaba ebria! Pero ella, con respeto, le explicó lo que le sucedía. Otra persona en su situación hubiera respondido mal, con indignación, pero ella se dirigió al sacerdote con reverencia, y gracias a su buena actitud obtuvo la respuesta a sus súplicas3. Si se hubiera ofendido y reacciona con altivez o enojo, habría perdido su bendición porque Elí la hubiera despedido sin decirle que recibiría lo que había pedido. El respeto es una llave que abre puertas de bendición. Para bendecirte, Dios usará a quienes respetes, así que respeta a todos para que sean muchos los que puedan hacerte bien. Debemos ganar una batalla de respeto en nuestra sociedad.
Las buenas dádivas son una tercera e inapreciable llave. Delante de los grandes no llegamos con peticiones sino con algo que ofrecer4. Nadie debe presentarse delante de Dios con las manos vacías, porque es Rey de reyes y merece toda la honra y la gloria. En una empresa, no te contratarán porque pides trabajo, sino porque ofreces algo que les interesa recibir y que solo tú puedes dar. Solo al dar algo, y hacerlo con excelencia, te preparas para recibir. Lo que otros te dan es reflejo de lo que has dado, así que si quieres recibir algo bueno, ofrécelo primero. Dar es una de las llave que abre valiosas puertas. ¿Qué ofreces a tu familia, a tu país? Dar abre la puerta para recibir.
Dile al Padre que le agradeces por las llaves que te ha dado para abrir las puertas del éxito. Especialmente pídele que te ayude a aprovechar las llaves del trabajo diligente, el respeto y las buenas dádivas para abrir puertas y tomar las bendiciones que Él tiene preparadas para ti.
Citas:
1 Mateo 16:13-19 comparte: Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.
2 Proverbios 22:29 explica: ¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará;?No estará delante de los de baja condición.
3 1 Samuel 1:14-18 relata: Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho. Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.
4 Proverbios 18:15-16 dice: El corazón del entendido adquiere sabiduría;?Y el oído de los sabios busca la ciencia. La dádiva del hombre le ensancha el camino?y le lleva delante de los grandes.
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