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Lo que debes saber de las aflicciones

Lo que debes saber de las aflicciones

10 de octubre de 2021

Tiempo de lectura: 3 minutos

Cuando Cristo se hizo carne y tomó forma de humano, sin duda estaba destinado a padecer aflicciones que, sin embargo, eran convenientes.[1] Con esto quiero decir que el padecimiento por una aflicción también depende de la percepción que tengamos de la situación. Es cierto que en medio de la angustia solemos confundirnos, pero debemos aprender a manejarla para ser perfeccionados en fe y carácter.

Una aflicción puede incluir sentimientos de tristeza, enojo, culpa o desesperación. Todos las padecemos: desde niños hasta adultos (y recalco que un niño no haya madurado en la vida no quiere decir que no tenga aflicciones). Sin embargo, Cristo vence el mundo de donde provienen todas las aflicciones.[2] En Él tenemos paz y algo que debemos aprender acerca de las aflicciones es que cuando pasan siempre quedará algo bueno: paciencia, esperanza, llenura del Espíritu Santo.[3] Incluso Jesús quedó satisfecho al ver el fruto de Su aflicción.[4] Los que esperamos en el Señor recibimos nuevas fuerzas y nos levantamos como las águilas,[5] y de todas las aflicciones nos librará Él.[6]

Cuando llegamos a comprender esta verdad nuestra actitud cambia. Nos damos cuenta de que, por muy grandes que sean nuestras aflicciones, ninguna será eterna. Aprendemos a encontrar gozo y paciencia aun en medio de las pruebas[7] y adorar a Dios se hace importante aun en medio de la aflicción.[8]

En la Biblia muchas veces menciona la importancia de congregarnos para adorarle[9] y pedirle (o sea, hacer notorias nuestras peticiones más que nuestras aflicciones)[10] y pensar correctamente.[11] Sí: esto aplica incluso en medio de la aflicción.

¿En qué piensas cuando la aflicción se asoma a tu vida? ¿Te parece acaso que las aflicciones no son necesarias para incrementar nuestra fe en Dios? Personalmente no veo a las aflicciones como “innecesarias”, aunque me confundan, pues lo único que hacen es fortalecer nuestra fe. Para eso tenemos al Señor de nuestro lado.

Si quieres que la paz que sobrepasa todo entendimiento guarde tu corazón y tus pensamientos, haz notoria tu petición, no la aflicción; y además, piensa y declara palabras de bien. Si fueras tu propio pastor, ¿cómo te hablarías al momento de una aflicción? De esa forma háblate y de las aflicciones solo quedará el aprendizaje que viene con ellas.


[1] Hebreos 2:10: Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.

[2] Juan 16:33: Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

[3] Romanos 5:3-5: Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

[4] Isaías 53:11: Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.

[5] Isaías 40:29-31: El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.

[6] Salmos 34:17-19: Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.

[7] Santiago 1:2-3: Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.

[8] Salmos 42:11: ¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío.

[9] Hebreos 2:11-12: Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré.

[10] Filipenses 4:6-7: Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

[11] Filipenses: 4:8: Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

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