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¡Mañana será otro día!

¡Mañana será otro día!

17 de mayo de 2020

Tiempo de lectura: 11 minutos

Cuando tenemos momentos de estrés y angustia debemos recordar que mañana será un nuevo día en el que estrenaremos misericordias y tendremos la oportunidad de hacerle frente a los retos de la vida. Sin importar lo mal que nos pudo haber ido hoy, si Dios lo permite, mañana tendremos una nueva ocasión para arreglarlo todo.

El salmo 23 está compuesto por una serie de versículos progresivos en donde una acción nos lleva a la otra. Cuando creemos que Dios es nuestro pastor tenemos la confianza de que Él también es nuestro proveedor. Reconociendo Su deseo de proveernos logramos descansar de todo afán y en ese momento es cuando nuestra alma encuentra confort y descanso. Al tener nuestra alma en paz se nos facilita dejarnos guiar por Él.[1]

Cuando el Señor nos guía podemos estar seguros de que, sin importar las circunstancias, Él nos protegerá de todo mal. Lo que David hacía en los malos momentos era visualizar el futuro, basado en la fe y la confianza que le tenía en el Señor. Imaginemos el porvenir que nos espera con Él de nuestro lado. Eso nos ayudará a vencer todo afán y ansiedad.

En nosotros está la responsabilidad de decidir si enfrentamos la vida con fe o con dudas, solos o acompañados, positivos o negativos. Lo que escuchemos será vital para resolver los problemas. Cuando escuchamos Su voz a través de la oración y de Su Palabra, nuestras convicciones se fortalecen[2] y nos permiten alcanzar Sus promesas.

Renovar nuestra forma de pensar será la clave para experimentar la voluntad del Señor, buena, agradable y perfecta. El entendimiento se basa en comprender la esencia de lo que Dios nos quiere transmitir. El plan del enemigo es sembrar en nosotros una comprensión distinta a la que el Él quiere transmitirnos. De esta manera logra arrebatarnos la bendición que trae Su Palabra.[3]

Existen personas que son inconstantes en todo lo que hacen, el ánimo al realizar las cosas les dura muy poco tiempo.[4] Esto se debe a que sus emociones están ligadas a las circunstancias: dependiendo que tan buenas o malas sean, así es su reacción. En medio de la crisis podemos sufrir muchos altibajos emocionales y eso puede drenarnos el alma hasta cansarnos. No debemos vincular nuestro bienestar emocional a las circunstancias, sino a nuestras convicciones. ¡Es tiempo de fortalecer lo que creemos para atravesar cualquier adversidad!

Debemos resolver el afán por las riquezas para dar fruto de toda Palabra que el Señor siembra en nuestro corazón. Ser libres del afán por las riquezas no quiere decir que seamos irresponsables con nuestras laborales, sino que debemos trabajar confiados en que Él es nuestro proveedor.[5] ¡Cuando le creemos a Dios podemos estar seguros de que no nos faltará nada!

Podemos llegar a dar más fruto si logramos escuchar y entender de mejor manera la Palabra del Señor.[6] Sus Palabras son buena semilla, sin embargo, se puede volver infructuosa si no nos convertimos en buena tierra.

Confiemos en que si Dios no escatimó al entregar a Su Hijo para rescatarnos, junto con ello nos dará todo lo que necesitamos.[7] Él provee a Sus criaturas de todo lo que necesitan, ¿cómo no lo hará también con nosotros, Sus hijos? Podemos vivir confiados en que no nos hará falta nada si Él está con nosotros.

La fórmula más efectiva para cumplir proezas es la fe.[8] Ninguno de los hombres y mujeres de Dios era perfecto, pero tenían fe en Él. Eso les ayudó a cumplir su propósito.[9] No se trata de lo que nosotros somos capaces de hacer, sino de lo que Él es capaz de llevar a cabo a nuestro favor.[10] 

Respondámosle con sinceridad a Dios cuando nos pregunte por qué nos afanamos.[11] Tengámosle confianza y aprendamos a acudir a Él para resolver nuestras dudas, miedos y afanes.[12] ¡Tenemos un buen Padre que quiere enseñarnos a vivir mejor!


[1] Salmos 23:1-6: Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

[2] Romanos 10:17: Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

[3] Mateo 13:18-19: Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.

[4] Mateo 13:20-21: Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.

[5] Mateo 13:22: El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.

[6] Mateo 13:23: Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.

[7] Romanos 8:31-32: Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

[8] Hebreos 11:1-11: Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido.

[9] Hebreos 11:20-23: Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos. Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey.

[10] Hebreos 11:30-40: Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días. Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.

[11] Mateo 6:28: Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan.

[12] Mateo 6:34: Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

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