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Más valiosos que el oro

25 de noviembre de 2006

Tiempo de lectura: 5 minutos

 

 

Hechos 10:37-38 Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.  

Si tengo unción, es para hacer algo, no para ser alguien. La mayor parte de la gente se equivoca en querer ser alguien. Suena bien, pero no puede serlo sin hacer algo. Puedes ser una persona correcta, con valores y principios, pero te equivocas al no hacer algo. Dios ungió a Jesús con poder, y El anduvo sanando y haciendo cosas buenas. La diferencia entre muchas personas que estoy seguro pueden tener más unción que su servidor, es que yo me mantengo haciendo algo para alguien, no queriendo ser alguien. Jesús se puso a hacer algo que lo hizo alguien, anduvo haciendo cosas buenas a los demás.

Debes decir: “Dame una unción, mi unción, para hacer el bien y sanar a los oprimidos del diablo”. Si vas a sanar a oprimidos, pelearás contra el mismo diablo, más te vale que guardes tu testimonio, santidad y que seas correcto. No basta tener armas, hay que ser buenos soldados. Todo líder debe ser un buen soldado de nuestro Señor, no sólo estar armado con el poder del Espíritu Santo. Están pasando milagros cada vez más grandes. Dios nos ha dado la gracia, el favor. Yo tengo un llamado, pero tengo un compromiso más grande, que son ustedes, Casa de Dios. Para mí sería muy fácil hacer una cruzada cada quince días en un continente, luego ir a otro, y la gente sanaría y los milagros serían mayores, pero no es lo mismo ir a hacer milagros que ir y hacer discípulos. Jesús dijo que impusiéramos manos y los enfermos sanarían, pero también que hiciéramos discípulos. El hizo discípulos para que hicieran lo mismo, y los desafió a hacer cosas aún mayores que El. La clave de su ministerio es que enseñó a personas, hizo discípulos. Yo no busco audiencia, quiero discípulos.

El Señor desea que seamos sus discípulos. Tenemos que aprender a discipular y a ser discípulos, no ser una audiencia. Por ejemplo, te preguntan a qué iglesia vas, y dices que a Casa de Dios. Pero la iglesia eres tú. Casa de Dios nos llamamos todos como grupo, la iglesia no es un local. Me  refiero a que el lugar no es la iglesia, sino las personas. Dice la Biblia que lo ungió Dios y El anduvo haciendo, no sólo diciendo.

La Palabra dice en Marcos 1:29 dice: Al salir de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan. Y la suegra de Simón estaba acostada con fiebre y en seguida hablaron de ella. Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía.

¿Para qué quieres ser sano, ser libre? Para servir. ¿Para qué es un Encuentro? Para que la gente sea sana y sirva. Eso es para activarte para que sirvas. Acabo de ver una película de un hombre que fue reclutado para la marina y cuando estaba ahí él y otros, ninguno de los oficiales les preguntó por su pasado, o ministró esas áreas. Sólo les exigió sin nunca haberlos servido. El Reino de Dios no funciona de esta manera, sino sirviendo. Cuando estás en la célula, estás para servir, eres del ejército del Señor.

Cuando su servidor comenzó a ministrar, le pregunté al Señor por qué la gente a El le servía, dejaba todo e iban en pos de él, pero ahora en las iglesias cuesta tanto que la gente tenga ese deseo. Me dijo que El primero los sanaba, y luego se levantaban a servir.

Lo que sucedió en la cruzada en Cali fue que nos quitaron el estadio para los días sábado y domingo. Entonces, decidimos hacerla el jueves y viernes, y no cupo la gente. Es un favor y una gracia del Señor. Ellos dijeron que no, pero Dios dijo que sí. Hubo gente que viajó 15 ó 20 horas, dormían en los buses; todo para llegar a recibir su milagro. La estrategia del Señor siempre fue los milagros.

Jesús quiere sanarte, levantarte y liberarte. El sí quiere. La lepra se fue, los espíritus de enfermedad se van.

Jesús liberó al gadareno e, inmediatamente, se quiso ir con él; sanó a los leprosos, y quisieron seguirlo; a la suegra de Pedro, al  profeta Isaías y dijo: “Heme aquí, envíame a mí”. El toque que Dios te ha dado no está completo hasta que no le sirvas. El propósito por el cual Jesús lo hizo no se está cumpliendo, sino hasta que te levantes y te pongas a servir. Ella se puso a servir de inmediato.

Es un proceso. La gente quiere pasar de una célula a un estadio lleno, pero no es así. El crecimiento es un proceso y sólo llegan ahí los que lo aguantan.

Hechos 10: 32-39 Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados; y toda la ciudad se agolpó a la puerta. Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían. Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. Y le buscó Simón, y los que con él estaban; y hallándole le dijeron: Todos te buscan. El les dijo: Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido. Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios. Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: quiero, sé limpio. Y así que hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquél, y quedó limpio. Entonces le encargó rigurosamente, y le despidió luego, y le dijo: Mira, no digas a nadie nada, sino ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos. Pero ido él, comenzó a publicarlo mucho y a divulgar el hecho, de manera que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera en los lugares desiertos; venían a él de todas partes.

Cuando se testificó de la sanidad de la suegra, todos vinieron para ser sanos. Pero ¿por qué le prohíbe al leproso hablar? Por el resultado. Luego, no pudo entrar de nuevo a la ciudad; llegaban todos a El, eso era bueno, pero no era la voluntad del Señor. Dice la Palabra que Jesús estaba orando de mañana (Marcos 1); toda la noche pasó sanando, luego sanó al leproso y le dijo que no le dijera a nadie. El Señor estaba orando y en ese momento, le dijeron: “Te buscan”. Le pregunté al Señor qué era lo que estaba orando y era: “La mies es poca y los obreros pocos, manda obreros a tu mies”. Esa era la urgencia de orar tan de mañana. Por eso no quería que lo fuera a decir, porque no tenía con qué atenderlos. Las multitudes sólo se pueden atender a través de otros. Si El no hubiera hecho discípulos, todo se hubiera acabado el día que ascendió al cielo. Pero no fue así gracias a que algunos siguieron haciendo discípulos, y ahora estamos aquí.

Lucas 10:1 Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir.

¿Quiénes llegaron primero? Un discípulo es alguien a quien uno puede enviar. Nosotros necesitamos discípulos en Guatemala. Iglesias gigantescas sin discípulos, son sólo audiencias. Yo soy producto de un grupo en casa. Cuando vivía en casa de la familia Rendón, la noche no nos alcanzaba para estudiar la Palabra. Si no es a través de discípulos, no lo vamos a lograr. La forma que Jesús lo hizo fue tomando de la multitud a algunos y los llevó a casa. En el Modelo de Jesús, cuando te invitamos a una casa, es porque queremos hacer las cosas como El las hizo. Siempre habrá problemas, pero debemos perdonar hasta 70 veces siete. Uno no puede salir de un discipulado porque tuvo un roce. Los discípulos tenían diferencias también. No puedes salir de un grupo diciendo: “Es que no me llamaron, no me dijeron”.

Yo tengo un grupo en casa y les digo a mis discípulos que digan la Palabra y los escucho. Si yo lo tengo, ¿por qué no lo vas a tener tú? Hoy te quiero invitar a que seas parte de la iglesia y no sólo asistas. 

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