20 de enero de 2007
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Les voy a contar una anécdota que leí en un libro motivacional. Está escrito por un hombre, que tiene una fábrica de chocolate en Suiza. Produce muchas variedades de chocolates y postres, patentó un pastel llamado Selva Negra. El escritor de este libro dice que estaba de vacaciones en Alemania y fue a pasar unos días a la región de Bavaria. Si has estado ahí, sabes que ahí está la famosa selva negra. Se llama así porque en ese bosque, la vegetación es tan espesa que no entra el sol. Si caminas por ahí, son troncos negros húmedos y los árboles son tan altos que no dejan pasar los rayos del sol. Estaba preocupado porque había invertido bastante en hacer pasteles que llevaban trufa, y éstos no se vendían, por lo que estaba teniendo muchas pérdidas. El es cristiano y pidiéndole dirección al Señor por los problemas que tenía, vio cómo el sol se colaba por las ramas de los árboles y dijo: “Esa es la respuesta”. Eso le dio la pauta para echarle esencia de cereza al pastel, para que se colara entre el chocolate, como la luz del sol entre las ramas de los árboles. Ahora ese pastel se come por todo el mundo.
Te pongo este ejemplo porque el Señor nos habla muchas veces en el lugar que menos nos esperamos. A este hermano le dio la revelación en un postre. A ti te la puede dar en tu trabajo, vehículo, en tu casa, en tu aposento alto, en donde menos te lo esperes.
Hechos 13:36
Porque a la verdad, David habiendo servido a su propia generación según los propósitos de Dios, durmió, fue reunido con sus padres y vio corrupción.
Yo había leído en varias ocasiones que David había agradado al Señor, que tenía un corazón agradable a El, pero no había entendido el por qué. Así como a aquel hombre, Dios le habla en medio de la selva, el Señor me empezó a hablar a través de esta Escritura.
Después de servir a su propia generación conforme al propósito de Dios, David murió y su cuerpo vio corrupción. Quiere decir que se descompuso su cuerpo, como les ha pasado a todos los que han muerto, pero lo importante es que él sirvió a su generación. Di: “Yo voy a servir a mi generación”. Dice que David sirvió conforme al propósito de Dios.
Proverbios 19:21
Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre, mas el consejo de Jehová permanecerá.
Como estamos empezando un nuevo año, sé que lo estamos haciendo llenos de fe y entusiasmo. Muchos hemos sido enseñados a trazarnos metas cada vez que principia un año. Este año debes tener la meta de vender más que el año pasado; de casarte; de conseguir un ascenso; de aprender a cocinar; de perder peso; hay “n” ejemplos que les puedo poner sobre metas. Pero la Escritura dice que David sirvió a una generación de acuerdo a los propósitos de Dios y no de acuerdo a las metas. Dios no nos crió para tener metas, sino para vivir sus propósitos. Di: “Señor, yo sé que me creaste para vivir de acuerdo a tus propósitos”.
Las metas son transitorias; los propósitos son eternos. Las metas tú te las puedes fijar para unos meses, un año; el tiempo pasa, consigues la meta y ésta ahí se queda. Los grandes deportistas se ponen la meta de romper un récord olímpico, lo rompen, reciben su medalla, pasa el tiempo y en la siguiente olimpiada, viene otro y los supera. Su meta ahí se quedó. Un clavadista ganó nueve medallas de oro consecutivas, han pasado ya varios años y sus metas ahí se quedaron; cuando él muera, se van a quedar aquí. De los ganadores de los premios Nobel, los que sean salvos quizá han dejado aquí sus medallas, su meta se quedó aquí, pero se presentaron frente al Padre con su propósito cumplido y así debemos presentarnos nosotros.
He visto que en las fachadas de algunas casas ponen algunas placas que dicen, por ejemplo: “Aquí vivió el prócer de la independencia de tal fecha a tal fecha”. O sea, tuvo el propósito de libertar a un país. En una isla llamada Mayorca, una vez visité una casa y tenía un letrero que decía: “En esta casa vivió Rubén Darío, de tal fecha a tal fecha, y durante ese tiempo, escribió tales y tales obras”. Llegó a cumplir un propósito. En la misma isla, hay otra casa que dice: “En esta casa vivió Federico Chopan, y en ese tiempo compuso tales y tales polonesas”. Uno piensa que es interesante cómo pueden venir a cumplir un propósito. Si te trazas metas, únicamente existes, pero si tienes propósitos, entonces vives.
Di: “El Señor me creó a su imagen y semejanza para vivir y no para existir”. Si tu vida se centra en metas, sólo vas a existir; pero si se centra en propósitos, vas a vivir. Que bueno es ser recordado y que un día digan de ti: “Aquí vivió, Lucky Mazariegos (por ejemplo), quien evangelizó, llevó a muchas personas al arrepentimiento y a los pies de Cristo”. No va a decir: “Aquí existió”, sino “aquí vivió”, porque vino a cumplir un propósito de Dios. En tu casa, si es que buscáramos eso, debería de decir algo similar. Tuvieron propósitos, no sólo existieron, por eso es que tan pocas casas tienen esas plaquetas. Ahora que empieza un año, quiero exhortarte a que no te traces metas, sino que te dejes guiar por el Señor para descubrir cuáles son los propósitos de Dios en tu vida. Debes hacer una lista, pero no aquí, sino en tu casa, en tu lugar de acción, en tu escritorio, en la mesa donde preparas los alimentos, en el momento en que Dios te hable. No debes de tratar de hacerla en cinco o diez minutos, te puede llevar semanas o quizás meses, que te lleve un tiempo prudencial para saber cuáles son tus propósitos. Yo no le llamaría una lista, sino una declaración, porque en ésta tú aclaras y puedes hacerlo según los propósitos que tengas, cuáles serán los papeles en tu vida. Vas a aclarar cuáles van a ser tus prioridades y, sobre todo, qué vas hacer y qué no. Eso es lo importante, no es sólo pensar qué harás, sino qué vas a dejar de hacer.
Proverbios 4:26
Examina las sendas de tus pies y todos tus caminos sean rectos.
Empieza un año, examina las sendas de tus pies por donde has caminado. Hazte propósitos según la declaración de los propósitos de Dios para tu vida.
Proverbios 17:24
En el rostro del entendido aparece la sabiduría, mas los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra.
Si tú le pides al Señor sabiduría para saber cuáles son los propósitos en tu vida, el Señor te la va a dar. La Escritura dice que pidamos sabiduría de lo alto y se nos dará. Recuerda cuando Salomón fue a adorar al Señor a un monte y le dice el Señor: “Salomón, pídeme lo que quieras, que eso es lo que te voy a dar”. Salomón le dice: “Soy joven y me has puesto como rey de muchos, pero yo te pido que me des un corazón y un entendimiento para poder gobernar”. Y en sueños, el Señor le dice: “Por cuanto no has pedido ni riqueza ni gloria, sino que sabiduría, te digo que no habrá hombre más sabio que tú, que haya habido ni habrá. Además, te voy a dar las cosas que no pediste”. Y todo eso le fue dado a Salomón, pero él pidió sabiduría para saber cuáles son los propósitos de Dios; por eso dice que en el rostro del entendido hermosea la sabiduría.
Te voy a dar cinco consejos para que tú hagas la declaración de los propósitos para este año y el resto de tu vida. Y cada vez que dé inicio un año, no te traces metas, fíjate propósitos.
Primero: Pregúntate cuál es el centro de tu vida
Esa es la pregunta de la adoración. Tu vida puede girar alrededor del trabajo, de la profesión, del negocio, de tu familia, de un club, de una distracción, de un pasatiempo, de viajes o de no hacer nada. Y eso puede ser tu dios. Te quiero contar algo: Yo soy sumamente ocupado, me dedico a la pediatría y hace unos años, me dije: “Yo trabajo mucho, me voy a dar una distracción”. Entonces compré un acuario, pero medía casi dos metros de ancho, por uno de alto y 50 de profundidad. Y no compré peces normales, importé peces amazónicos; éstos necesitan un cuidado especial en cuanto a temperatura y el PH, hay que meterle raíces de árboles, poner tres o cuatro capas de graba y unas luces especiales para que todo crezca. Luego, dije: “Ya logré tener mi acuario de peces amazónicos”; no me bastó y tuve uno de peces africanos, éstos necesitan condiciones totalmente distintas. Lo logré, vengo y me hago de un acuario de peces de agua salada, otra historia. Yo llegaba como a las 9 p.m. y tenía que ir a medirles la temperatura, alcalinidad, etc. Cuando me di cuenta, me había vuelto esclavo de mi pasatiempo y mi vida empezó a girar alrededor de un dios que se llamaba distracción. Pero comprendí que eso me estaba alejando de mi Dios, de mi adoración, así que me deshice de todos mis acuarios. Me quedé con un pequeñito nada más, que ya ni atención le pongo.
Romanos 6:22
Ahora que habéis sido lavados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación y como fin, la vida eterna.
¿Cuál es la adoración de tu vida? Es tu Dios, tu Jesús, ese es tu primer propósito. ¿Cómo sé que estoy en comunión con Dios? Porque lo adoro y no vivo preocupado. Si Jesús es el centro de mi vida, yo lo adoro. Si me empiezo a preocupar y a perder la paz, es una señal que está diciendo que lo estás dejando a un lado. Porque el Señor cuida nuestro corazón y nuestros pensamientos.
Segundo: ¿Cuál es el carácter de mi vida?
Esta es la pregunta que se refiere al discipulado. Eso quiere decir qué clase de persona eres. Al Señor no le importa qué haces, sino qué eres, o sea tu carácter. Tú te vas a llevar a la eternidad tu carácter, pero tu profesión la vas a dejar aquí.
II Pedro 1:5
Vosotros también poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud, a la virtud conocimiento, al conocimiento dominio propio, al dominio propio, paciencia a la piedad, afecto fraternal y al afecto fraternal amor.
Eso es lo que debes hacer para forjar tu carácter. ¿Crees que tienes cosas que cambiar de tu carácter? Puedes empezar pidiéndole al Señor los frutos del espíritu. O bien, las bienaventuranzas, tú puedes moldear tu carácter.
Tercero: ¿Cuál será la contribución de mi vida en el servicio de la iglesia?
Aquí tienes que recordar que tienes habilidades, un corazón, experiencia y personalidad. ¿Cuál es el mejor papel en la familia de Cristo? En mi caso, tengo a mi cargo el pastorear la red familiar, quinientos grupos, cinco mil personas. Yo sé que no voy a poder satisfacer las necesidades de todos, tengo que priorizar. Ni Jesús siendo Hijo de Dios satisfizo las necesidades de todos, El priorizó. Pero hay algo que debemos recordar: El murió por ti y por mí; derramó su sangre para que fuéramos salvos y, por lo tanto, tuviéramos vida eterna. Ahí satisfizo las necesidades de todos, pero personalmente no fue preguntando qué necesita cada uno. Sé que tengo dos beneficios por servir al Señor y tú también los tienes.
II Corintios 9:12
Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que los santos necesitan, sino también abunda en muchas acciones de gracias a Dios. Por lo tanto, yo sirvo y sé que suplo las necesidades de los santos y las mías, porque yo también soy santo. Y también genera en mí tener un corazón agradecido y saber darle gracias a Dios.
Si sirves en tu ministerio, sabes que estás supliendo necesidades de santos, y debes tener un corazón agradecido por ello.
Cuarto: ¿Cómo me voy a proyectar a la gente que no cree?
Porque no va ser mi ministerio únicamente en la iglesia, tiene que ser fuera.
Filipenses 1:27
Asegúrate de vivir de una manera que traiga honor a las buenas nuevas del Evangelio, de Cristo.
Tú vas a llevar una vida que dé honra a todo esto. Yo por mi profesión, atiendo muchas emergencias, pero el domingo me gusta pasar el día en la iglesia, aunque muchas veces me tengo que salir para ir a atender alguna. Una vez le dije al pastor: “Me tengo que ir, tengo una emergencia”. El respondió: “Esa es tu misión, así es como te proyectas en aquellos que no creen”; porque cuando alguien no cree, antes de creer en las Escrituras, tiene que creer en nosotros, y nosotros tenemos que ser inspiración para el no creyente. Yo oro por los bebitos y los declaro sanos, y a los padres llenos de fe. He visto muchos milagros, y los padres me dicen: “Gracias a que usted oró, mi hijo sanó”. Hice mi misión de una forma honrosa; tú también lo puedes hacer en donde estés y con quien sea, así te vas a proyectar en tu comunidad.
Quinto: ¿Cómo voy a tener comunión con la grey de Dios?
Porque hay muchas personas que han nacido de nuevo y se congregan en una iglesia, pero no tienen comunión con sus hermanos. Siguen siendo conflictivos, murmuran, quieren que todos les pongan la alfombra para que pasen, no se sujetan, no obedecen, no hacen lo que se les pide, te dicen sí y te das la vuelta y hacen otras cosas. Pregúntate cómo vas a tener comunión con tu familia cristiana. Y cuando hayas revisado esas cinco preguntas, vas a poder hacer los propósitos de Dios en tu vida. Así como David, que dice que sirvió en su generación y murió al haber cumplido los propósitos de Dios, entonces tú dirás: “Bien, ahora ya no debo de tener metas, sino propósitos, porque estos van a ir creciendo conforme pasen los años”. Las metas se van a ir quedando conforme terminen y pasen los años, pero tú siempre debes ir adelante.
Algún día vas a estar en la presencia del Señor, ya sea porque mueras o porque el Señor venga y nos arrebate. Cualquier cosa puede ocurrir, pero el Señor no preguntará si cumpliste metas o no, sino si cumpliste propósitos, si pusiste a Jesús como el centro de tu vida, si dejaste que el carácter de Cristo se formara en ti, si serviste a tu comunidad, si diste tu vida por el servicio y por los enemigos. ¿Qué cuentas daremos?
¿Crees que es importante trazarse propósitos? Alza tus manos y di: “Yo me he trazado metas, pero no ha sido lo correcto; de hoy en adelante, yo me voy a trazar propósitos y cada vez que principie un año, mis propósitos van a ser mayores”.
“Señor, que los propósitos que tú tengas en mi vida, los descubra y los ponga en práctica para que venga la bendición, porque sólo haciendo esto, llegará. Señor, sé tú el centro de mi vida, que no haya nada que distraiga mi adoración de ti, que me aleje de ti, porque de esta forma, estaré buscando el reino de Dios y su justicia y todo lo demás vendrá por añadidura. Que tu carácter sea forjado en mí, que tenga un corazón entendido, que resplandezca en mí la sabiduría, que no tenga mis ojos perdidos en el vacío, que yo sirva a mi congregación, a mis pastores, a mis hermanos. Señor que mi misión de honrar lo que tú has hecho en mí se refleje en mi vida diaria, esté donde yo esté. Sé que alejado de ti nada voy a poder hacer, pero cerca de ti, se cumplirá la Escritura que dice que en Cristo todo lo puedo. Amén.
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