28 de febrero de 2023
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Quiero hablarte del concepto “madurez espiritual” y sobre el aprendizaje de la leche espiritual.[1] Pablo explica que es una leche no adulterada que al beberla nos lleva a la búsqueda del alimento sólido, pero no podemos comer si aún estamos obrando en la carne. La leche espiritual es el paso que necesitamos para una madurez espiritual. En ocasiones llevamos mucho tiempo en la iglesia, pero no alcanzamos madurez. ¿Cuáles son estos resultados que indican que estoy creciendo en los caminos del Señor?
Pablo se nombra como el más pequeño de los apóstoles,[2] el menor de los cristianos[3] y el peor de los pecadores.[4] La madurez espiritual no se refiere al reconocimiento que tengamos dentro de la iglesia, sino a cuán pecadores nos reconocemos por la ayuda de la Palabra, así como lo muestra Pablo. La madurez espiritual es la habilidad y la disposición de ser guiado a donde no deseas ir; es el reconocimiento de que nunca nos graduamos. No dejamos de tener un maestro. En los versículos de Pablo observamos que entre más se reconocía como pecador más se adueñaba de la gracia del Señor.
En el Evangelio de Juan encontramos la figura del maestresala: ¿por qué Jesús no se saltó su autoridad? Jesús también se sostuvo de su madre.[5] Siendo Él el más grande,[6] ¿por qué se sujetó de quienes eran imperfectos? Nos sujetamos a personas que consideramos superiores en frutos. Nuestro orgullo nos engaña creyendo en los frutos que vemos y no en los que Dios nos quiere mostrar.
Cuando empezamos a asistir a la iglesia nos bastan tres meses para darnos cuenta de que la persona que está al frente es igual de imperfecta que nosotros. La autoridad es puesta por Dios, reconocerla y respetarla conlleva madurez espiritual. Todas las personas necesitamos de un maestresala para alcanzar la excelencia. Aprendamos a ver quién tiene la autoridad puesta por el Señor y veamos cuáles son los parámetros para el discernimiento.
El corazón humilde es una gran señal de madurez espiritual porque reconocemos a la persona que tiene la autoridad enviada por Dios.[7] No hay mejor guía que la establecida por Él, por lo que resistirse a ella trae condena.[8] El Señor se encargará de mostrar tu camino con la autoridad que necesitas para tener un corazón obediente.
Debemos buscar humildad y obediencia; además, buscar mentores[9] y practicar confesión.[10] Confesémonos para la restauración de nuestros corazones, ya que en la compañía está la autoridad para nuestro discernimiento. La comodidad es respuesta de la carne, pero la excelencia es respuesta de la fe: donde está el espíritu del Señor está la libertad.[11]
[1] Hebreos 5:12: Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.
[2] 1 Corintios 15:9: Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.
[3] Efesios 3:8: A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo.
[4] 1 Timoteo 1:15: Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
[5] Juan 2:1-11: Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: o tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros. Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora. Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.
[6] Salmos 113:5: ¿Quién como Jehová nuestro Dios, que se sienta en las alturas?
[7] Juan 21:1-7: Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús. Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No. Él les dijo: echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces. Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar.
[8] Romanos 13:1-2: Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.
[9] Hechos 9:13-16: Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es este, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.
[10] Santiago 5:16: Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
[11] 2 Corintios 3:17: Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
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