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No existe arma que te pueda dañar

07 de noviembre de 2015

Tiempo de lectura: 6 minutos

Jesús nos ofrece nuevas enseñanzas para que desaprendamos antiguas costumbres que nos limitan. Muchas de Sus enseñanzas son hermosas, pero otras son algo incómodas, pero debemos aprender de todas, porque están relacionadas y siempre son de bien para nosotros. Y una de esas enseñanzas que parece poco agradable es la de amar a nuestros enemigos[1]. ¿Cómo puede ser, si a veces ni siquiera amamos a nuestros amigos? Con ese tipo de mandamientos, aprendemos que el amor no es un sentimiento sino una decisión. ¡Por supuesto que no nos gusta escuchar que debemos bendecir a quienes nos maldicen! Pero debemos hacerlo si realmente deseamos imitar a Jesús. Aunque pasemos días o semanas practicando ese amor hasta que logremos demostrarlo con sinceridad. Claro que es como cualquier nueva habilidad o hábito que requiere entrenamiento para dominarlo, porque la verdad es que Jesús vino a levantar una nueva generación, no solo de personas salvas sino renovadas en su manera de pensar y de actuar.

Dios nos pide que amemos y bendigamos a todos los que nos rodean, así como Él bendice con el sol y la lluvia a todos, le crean y lo acepten o lo nieguen y desprecien. Debemos reconocer que la gente blasfema y hereje también reciben vida y beneficios del mundo, ya que de igual forma produce la tierra para quienes cultivan vegetales que para quienes cultivan droga, porque recibir la bondad de Dios no significa ser aprobados por Él. Así que debemos buscar Su aprobación, no solo Su bendición. Por lo tanto, amemos a todos sin hacer excepciones. Cuesta hacerlo porque no solemos decir: “Que Dios te bendiga” al ladrón que nos roba el auto o a quien nos insulta, ¡pero eso es lo que nuestro Padre nos pide! Eso es buscar la perfección en la obediencia, que es a lo que Dios se refiere cuando nos pide que busquemos ser perfectos en ese contexto de perdonar y amar. Si amas a tu enemigo, si oras por quien te persigue y bendices a quien te maldice, eres perfecto en el amor, como tu Padre, y ello trae buenos frutos para nuestra vida, comenzando por la paz.

Amar y bendecir implica ser vencido por la bondad, no por la maldad, porque si devolvemos mal por mal, estamos permitiendo que lo negativo sea más poderoso que positivo, y eso nunca debe suceder. Por eso, incluso se nos pide que demos de comer y de beber a nuestros enemigos, porque de hecho, deberíamos buscar la paz con todos. Sin embargo, si nuestro corazón se endurece y se mueve por el deseo de venganza, la Palabra nos dice que demostremos que somos hijos de Dios y dejemos ese asunto de la justicia en Sus manos[2]. Entonces, busquemos desarrollar las virtudes correctas, perseveremos en el bien y realmente veremos que los más beneficiados somos nosotros, porque no hay nada peor que vivir con el corazón envenenado, lo que incluso enferma el cuerpo. ¡Libérate del odio y del rencor y dedícate a bendecir! La Escritura dice que nuestra bondad marca con ascuas de fuego la cabeza de aquellos que nos han hecho un mal, y nadie quiere tener esa marca encima, así que obedece, porque si tú devuelves mal por mal, ¡será tu cabeza la que luzca ese marca y estarás del lado de quienes recibirán juicio de Dios! Más nos vale obedecer y amar, ya que no nos corresponde hacer justicia. En el reino de Dios cada quien tiene sus atribuciones. Cuando tú impones manos sobre un enfermo y sana, tú cumpliste tu parte y Dios hizo la obra. Cuando siembras, el Señor manda cosecha. No busques hacer la parte que le corresponde a tu Padre, ya que suficiente tienes con hacer bien lo que te toca. Provoca a Dios con tu obediencia, déjate vencer por el bien.

Entonces, al hacer lo que el Padre nos pide, vienen Su promesas para nosotros. Será bendita nuestra entrada y nuestra salida, será bendito todo lo que emprendamos porque el Señor derrotará a los enemigos[3] que se levanten. Sabemos que nada debemos temer si habitamos al abrigo del Altísimo, a la sombra del Omnipotente. ¡Tus ojos verán a tus enemigos caer porque el que contra ti va, contra Dios se levanta, ya que Él defiende a quienes le creen y le obedecen! ¿Acaso no vale la pena amar a nuestros enemigos? De esa forma se inicia una verdadera cadena de bien, porque al bendecir a quien nos maldicen, las actitudes de ellos pueden cambiar, entonces, ya no será necesaria la venganza.

Sin embargo, sabemos que de verdad hay personas con un corazón vencido por el mal, pero de ellos es de quienes Dios nos librará. ¡No tengas miedo, de cualquier forma, tú sales ganando si tienes al Señor a tu lado! Ya que ha prometido protegerte de tal forma que no habrá arma forjada en tu contra que te haga daño[4].

Echa fuera el espíritu de temor y con ello se irá la opresión, el daño, la herida. Ninguna bendición de Dios trae angustia o temor, ruina, destrucción, consternación o desaliento. Si Dios está contigo, ¿quién podrá dañarte? Nadie podrá conspirar en tu contra o derrotarte. Por eso es que no debemos luchar en contra de nadie, porque la victoria es de Dios. La autoridad que Él nos ha dado es muy superior a la autoridad de nuestro enemigo.

Si estamos convencidos de esa protección sobrenatural, ¿por qué deberíamos guardar rencor contra alguien? ¿Ves que el odio no tiene sentido en el corazón de alguien que de verdad confía en su Padre celestial? Si Dios dice que aderezará mesa en presencia de tus angustiadores, es porque así será. Es problema de ellos si se sienten consternados al ver tu éxito a pesar de sus esfuerzos por hundirte. Si tu proceder es conforme a lo que Dios manda, Su bien y Su misericordia te seguirán,[5] por lo tanto, lo único que tendrás para compartir será la bendición, la paz y la misericordia que recibes. Esa es la justicia del Señor, quien exalta a quienes le obedecen con humildad, lo que es como un castigo para quienes buscan oprimir a otros. No seas opresor, ofrece libertad, gozo y alimento a quienes quisieran verte derrotado.

La unción del Espíritu Santo pudre todo yugo de opresión. ¡Sé libre porque esa es la voluntad de tu Padre! Créele a Dios, Su promesa es que si puedes creer todo será posible. Que nada te angustie, ni la prueba, ni la escasez, ni la enfermedad. Habla palabras de fe a esa circunstancia que intenta oprimirte porque debes demostrar tu total dependencia de Dios. Jamás quedarás mal confesando lo que el Señor ha dicho, así que confiesa que por Su herida serás sanado y que te dará todo lo que le pidas con fe. No confíes en lo que el mundo te dice, sino en las promesas que Dios te ha dado, y si Él ha dicho que vendrá abundancia de bien, así será. El Espíritu de victoria del Señor echa fuera todo temor. ¡En el nombre de Jesús, viene Su gozo y Su paz a tu vida!

 

Versículos de Referencia:

[1] Mateo 5:43-48 dice:  Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

[2] Romanos 12:17-21 enseña: No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.

[3] Deuteronomio 28: 1-7 promete: Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar. Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir. Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti.

[4] Isaías 54: 14-17 (TLA)dice: La justicia te hará fuerte, y no volverás a sentir miedo. Si una nación te ataca, tú la vencerás porque no cuenta con mi apoyo. »Mira, yo he creado al herrero que fabrica herramientas. Pero también he creado ejércitos que todo lo arruinan y destruyen. Sin embargo, nadie ha hecho un arma capaz de destruirte. »Israel, tú harás callar a todo el que te acuse, porque yo, el único Dios, hago triunfar a los que me adoran. Te juro que así será».

[5] Salmo 23: 1-6 asegura: Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.

 

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