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No lo dejes de hacer

No lo dejes de hacer

23 de abril de 2024

Tiempo de lectura: 3 minutos

El clamor desata la gloria de Dios, desata el poder de Dios y el milagro que estás esperando se va a manifestar hoy mismo.[1] En el año 2016, en medio de una cruzada donde predicaba el pastor Cash, se detuvo unos momentos y nos manda a llamar, oró por nosotros y dijo: “no es lo grande que viene el día de hoy, sino lo grande que viene para su ministerio después del día de hoy”. Aquella palabra venía acompañada de dos cosas: impartió sobre nosotros la unción, y lo segundo, soltó una promesa, que creímos junto con mi esposa, sirviendo una congregación con 80 personas.

Le creímos al Señor y meses después la gente estaba sentada en los pasillos, sentada al frente, dos salas nuevas que abrimos estaban llenas con unas pantallas que pusimos ahí y la gente que no pudo entrar estaba afuera gritando: ¡Queremos entrar! ¡Queremos entrar!  Ha sido una locura, gente de todas partes llega a recibir lo que Dios tiene para ellos.

Luego le dijimos a la congregación: traigan personas enfermas de gravedad, pues teníamos que caminar en esa promesa. El domingo, en primera fila colocaron a un joven que tenía cinco años de estar en estado vegetal, solamente movía sus ojos, y además empezaron a llegar muchas personas enfermas.  Dije: vamos a celebrar los milagros agitando globos y los jóvenes empezaron a repartir globos para que la gente levantara, dando gracias a Dios, antes que algo sucediera. 

Mientras subía para ministrar oigo un gran grito, me volteo y la madre del joven en silla de ruedas, enfermo desde hace cinco años, ya estaba allí, pidiendo el micrófono para testificar que su hijo estaba totalmente sano. De ese día en adelante, convocamos a las personas para que vinieran todos los miércoles para ver algo sobrenatural: donde ciegos han visto, sordos han escuchado, paralíticos se levantan, la gente sana de cáncer en plena reunión, Dios ha hecho cosas impresionantes, pero siempre hay una primera vez que somos desafiados en nuestra fe.

En la primera mención sobre sanidad que se describe en la Biblia encontramos a Abimelec, pidiendo que Abraham ore por su sanidad. Abraham ora para sanaran de esterilidad, él y su esposa, junto a sus siervas, todos fueron sanados.  Sin embargo, Abraham estaba esperando esa sanidad desde hacía 25 años.[2] Aunque tú estes enfermo, no dejes de orar por los enfermos. no lo dejes de hacer porque cuando oras desde tu necesidad, cuando oras aún en aquello de lo que tú careces, ahí se manifiesta el Señor.

Abraham no se detuvo para orar, aunque él tenía esa misma necesidad, puso la fe por encima de todo. Fe es dar por hecho, un hecho que no está hecho para que sea hecho, lo que no está hecho. No dejes de hacerlo, no dejes de orar por otros, no dejes de creer. Dios visitó a Sara y cuando Dios visita a alguien, pasa algo grande.[3] Tiempo más tarde, Abraham y Sara veían a su hijo Isaac, como el milagro y el cumplimiento de la promesa de Dios. Por todo eso no lo dejes de hacer, no dejes de creer, no dejes de orar, no dejes de servir.

El proceso para ver la palabra de una promesa y su cumplimiento hay que disfrutarlo, más que comprenderlo. En Isaías se describe a Dios, con una flecha lista para ser disparada hacia el blanco.[4] Desde el año 2016, a lo que vivimos hoy, comprendimos que Dios nos escogió y nos lanzó hacia esta nueva realidad en su reino. Primero, Dios nos ha escogido para manifestarse al mundo y nos da sus promesas, segundo nos prepara como flechas afiladas, tercero nos pone en su aljaba esperando el mejor momento para el lanzamiento hasta que sea el tiempo. Finalmente, nos toma, coloca la flecha y tira para atrás tomando impulso, mientras apunta y dispara al blanco, allí ya no estamos en sus manos, vamos con toda la fe rompiendo el viento hasta dar en el blanco, porque Dios nunca ha fallado y no fallará en tu vida. ¡Si lo crees darás en el blanco!


[1]Jeremías 33:3 (RVR1960): Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.

[2]Génesis 20:17 (RVR 1960): Entonces Abraham oró a Dios; y Dios sanó a Abimelec y a su mujer, y a sus siervas, y tuvieron hijos.

[3]Génesis 21:1-2 (RVR 1960): Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho.

[4]Isaías 49:1-2 (RVR 1960): Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria. Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardó en su aljaba;

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