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No serás destruido

02 de febrero de 2013

Tiempo de lectura: 5 minutos

 
Sabemos que Jesús ya nos ha dado la victoria en cualquier batalla, por lo que debemos darnos por vencedores, no por vencidos. Cuando sentimos que ya no tenemos fuerzas, debemos recordar que en nuestra debilidad se perfecciona Su poder, así que podemos decir que somos fuertes, aunque nos sintamos débiles. No podemos dejar que el temor nos paralice. Nuestra convicción debe ser más fuerte que el temor. Decídete a avanzar en lo que sabes que debes hacer, tu fe en tu posición como vencedor debe hacer a un lado la ansiedad y el miedo.
Otra cuestión que debemos superar es el trauma por fracasos anteriores. Cuando enseñamos a nuestros hijos a manejar bicicleta y se caen, siempre les decimos que se suban de nuevo y lo intenten, porque de esa forma superan el miedo y el sentimiento de fracaso. Tu Padre Celestial te dice que vuelvas a intentarlo, que no te desanimes porque el fracaso no debe dominarte. Lo peor es quedarte paralizado y no intentarlo de nuevo. La victoria requiere valor y decisión ante los retos más difíciles. Jesús sudó gotas de sangre, pero sabía que por más angustiado que estuviera, tenía que llegar a la cruz. Al final de cada batalla ganada, podremos ver atrás y decir que todas las lágrimas valieron la pena, porque en el Señor somos más que vencedores.
La Palabra dice que somos como vasos de barro que contienen un tesoro, porque lo importante es la fuerza de Dios que se encuentra en nuestro interior. Por eso, Jesús explicó que un ciego estaba así para que en él se manifestara la gloria de Dios. Lo mismo sucede ahora cuando los milagros del Señor serán evidentes al resolverse las dificultades más grandes por obra y gracia de Su amor y misericordia. Todo depende de tu fe y de tu esfuerzo para ponerla en acción. Hay una gloria humana, la vanagloria que te hace confiar en tus fuerzas, pero en la vida siempre habrá alguien más fuerte que tú.  Sin embargo, al caminar en la gloria de Jehová, nadie podrá superarte, porque nada hay más grande que Él. Debemos aprender a caminar en Su gloria, no en la nuestra.
Además, esta Palabra nos dice que hay dos grupos de personas: quienes están atribulados, en apuros, perseguidos y derribados, por lo que se sienten angustiados, desesperados, desamparados y destruidos. El segundo grupo es el de quienes están igualmente en grandes dificultades, pero no se dejan vencer por los mismos sentimientos negativos1. Debemos comprender la diferencia entre lo que vivimos y lo que debe movernos para actuar.
Los hombres de fe podemos estar atribulados en todo, bajo presión por la vida. Ser hijo de Dios no nos libera de las dificultades en la familia o en el trabajo, pero nuestra fe evita que nos sintamos angustiados, sin paz. La presión no debe quitarnos la confianza en Dios, porque mayor es el que vive en nosotros que en el mundo, y la paz del Señor guarda nuestro corazón y pensamiento. En medio de cualquier dificultad, vuelve tu corazón a Él, quien te dará Su paz que sobrepasa todo entendimiento.
Podrías estar en apuros, es decir, sin recursos o endeudado, pero no desesperado sin saber cómo salir del problema. Si tienes fe, sabrás cómo encontrar solución porque Dios te la dará. Incluso en la tentación, Él nos ofrece la salida. ¡No estás atrapado!  Aunque estás en apuros, Dios te rescatará si le permites obrar en tu vida. Puede ser que no veas la solución porque ves que tu problema es muy grande, pero debes despejar tu mente y creer para verla. La mente es como un panal o como una tableta binaria con celdas encendidas o apagadas. Cuando dices: “No puedo”, realmente el mensaje es: “No sé cómo hacerlo”, y con ese mensaje, automáticamente cierras tu mente, la apagas y no encuentras solución. Por el contrario, si dices: “Es posible, solo debo encontrar cómo lograrlo”, enciendes tu mente y te esfuerzas por buscar la solución. Podremos rastrear la salida si creemos que existe. Así que la fe es primero, luego viene la razón y el conocimiento. La desesperación nubla nuestro entendimiento y obstruye nuestra fe. Por eso, no debes dejarte abatir. Cuando pensamos que algo no es posible es porque nos falta fe. Demuéstrale a los problemas que eres tú quien manda con tu poderosa fe en el Señor. Dios nos ha dado el control, solo debemos estar convencidos de ello y actuar.
También podríamos estar perseguidos, lo que significa que huimos o salimos corriendo porque hay hostilidad en nuestra contra. Entonces pensamos: “Me cambio de trabajo, me voy de la casa, salgo del país”. En ese momento, no debemos sentirnos desamparados, es decir, sin ayuda. Moisés y el pueblo de Israel eran perseguidos, pero no estaban desamparados porque Dios les indicó qué hacer para ponerse a salvo. Dios siempre nos ayudará, ya que es Padre amoroso que cuida de nosotros. Él acampa alrededor nuestro como poderoso gigante, y nos ha prometido no desampararnos cuando pasemos por las aguas o por el fuego. No temas porque Jesús dijo que estaría con nosotros, ¡hasta el fin del mundo!
Por último, podríamos estar derribados, por el suelo a causa de un fuerte golpe, pero aunque hayamos caído, no debemos sentirnos destruidos, porque aún tenemos vida, no estamos muertos. Podrás estar “low battery”, pero no “shutdown”. la Biblia dice que siete veces cae el justo, ¡pero se levantará! Incluso al caer en pecado, no podemos darnos por vencidos, porque Jesús ya pagó el precio por nuestra nueva vida. No somos libres de ataque, pero sí libres de destrucción.
El diablo es destructor, sin embargo, ya ha sido vencido. Así que si Dios está con nosotros, de nuestro lado, nadie podrá destruirnos2. Quien quiera acabar con un hijo de Dios debe prepararse para la derrota porque está luchando contra nuestro Padre Celestial, quien es invencible. Cuando obras en Su nombre, con Su consentimiento y favor, nada podrá destruirte, porque Su fuerza está contigo y quien te enfrente, lo enfrenta a Él3. ¡Qué promesa más grande!
Jesús vino a destruir a la muerte y a librarnos del temor y de la esclavitud del mundo4. ¡Él es el destructor del que pretendía destruirnos! Dale gracias por regalarnos la vida eterna y el gozo de vencer en las batallas que enfrentemos en la vida terrenal. Búscalo con todo tu corazón para que te limpie, te restaure y te ayude a reforzar la fe con la que enfrentarás cualquier circunstancia, porque Él te ha dado la victoria.
 
 
Versículos de referecia
1 2 Corintios 4:7-9 asegura: Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos.
2 Romanos 8:31 pregunta: ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
3 Hechos 5:38-39 relata: Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios.
 
 
 

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