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Nueva frontera

Nueva frontera

16 de mayo de 2021

Tiempo de lectura: 4 minutos

Dios siempre tendrá un mejor futuro para tu vida, una tierra donde fluye leche y miel.[1] Como iglesia tenemos un llamado hacia adelante. Lo mejor siempre está por venir en la tierra bendita que Él tiene preparada para nosotros.[2] Esa tierra se puede representar de muchas formas. Podría ser en libro que quieres escribir, el emprendimiento que quieres iniciar, la carrera académica que quieres culminar…

Como hijos de Dios debemos aferrarnos a Su promesa. Para verla cumplida debemos mudarnos de tierra y toda mudanza implica cambios, poner en orden cosas antes de salir. Llevarnos solo lo necesario. Cuando vamos a mudarnos y estamos poniendo todo en orden nos encontramos con cosas que tienen mucho valor, pero también con otras que no. Ambas han estado empolvadas durante mucho tiempo, pero somos nosotros quienes decidimos qué llevarnos y qué dejar.

Y Dios sabe que para que Él pueda llevarnos a una nueva frontera debemos afrontar cambios. En el Nuevo Testamento, Jesús le dijo al joven rico que para alcanzar la vida eterna y un siguiente nivel debía vender todo lo que tenía y darlo los pobres, pero él no estuvo dispuesto a esto;[3] y antes de juzgar a la mujer sorprendida en adulterio, el Nazareno tuvo que cambiar la ley por la gracia[4] para llegar a un nuevo nivel de perdón.

Mudarnos también implica desempolvar cosas que quizá pensábamos no tenían valor, como una vasija de aceite[5], un talento que pensábamos que no nos serviría más o un consejo de nuestros padres o abuelos. Por ejemplo, si estás cansado de cargar con deudas, quizá no sería mala idea desempolvar el hábito del ahorro que aprendiste de papá. Y si quieres terminar esa tesis universitaria, ¿por qué no desempolvar y recuperar la disciplina que alguna vez te caracterizó al inicio de la carrera? Para llegar al siguiente nivel también debemos desempolvar y recuperar.

Y cuando vamos hacia esa nueva tierra, no solo se trata de decidir qué nos llevamos, sino también qué dejamos, pues al llegar también podríamos perderla si llevamos con nosotros los malos hábitos de nuestra tierra pasada.[6] Prácticamente retrocederíamos hacia donde estábamos antes. Por ejemplo, de poco te servirá recibir un órgano nuevo si no cambias los malos hábitos que dañaron el anterior. De nada te servirá esa cirugía para adelgazar si luego empiezas a alimentarte mal otra vez. Si tienes un cuerpo nuevo, pero no decides desechar los malos hábitos pasados, ese nuevo cuerpo no te durará.

Cuando Dios nos invita a una nueva tierra nos está haciendo una invitación a analizar nuestra vida y dejar atrás todo lo que no nos provocará bendición. Si lo haces así, ninguna maldad te tocará porque Su promesa es que seas bendito y multiplicado[7] en la nueva tierra que tiene para ti.


[1] Éxodo 3:7-8: Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.

[2] Deuteronomio 7:1: Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra en la cual entrarás para tomarla, y haya echado de delante de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones mayores y más poderosas que tú.

[3] Mateo 10:17-22: Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.

[4] Juan 8:3-9: Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.

[5] 2 Reyes 4:1-2: Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos. Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite.

[6] Deuteronomio 31:20: Porque yo les introduciré en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se saciarán, y engordarán; y se volverán a dioses ajenos y les servirán, y me enojarán, e invalidarán mi pacto.

[7] Deuteronomio 7:13-15: Y te amará, te bendecirá y te multiplicará, y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano, tu mosto, tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría. Bendito serás más que todos los pueblos; no habrá en ti varón ni hembra estéril, ni en tus ganados. Y quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto, que tú conoces, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren.

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