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Preparar el camino para otros

Preparar el camino para otros

02 de diciembre de 2017

Tiempo de lectura: 6 minutos

Juan Bautista fue quien abrió camino al Mesías, a Jesús[1]. A veces no queremos ser quien abre camino porque es difícil hacerlo, pero es necesario. Mi abuelito es 100% chino, su nombre original es complicado de pronunciar, por eso, se puso Javier Lam. Él era un hombre muy trabajador. Fue parte del equipo que abrió brecha para construir la carretera a las playas de Tilapa. Cuando mi mamá tenía transportes en Coatepeque, me ponía a trabajar en la ruta hacia Tilapa, justo por la carretera que mi abuelo había contribuido a construir. ¡Es tan fácil transitar por los caminos que otros abrieron!

Cuando inauguramos el primer templo, en la carretera a San José Pinula, un señor que parecía ser de los alrededores, con pantalón de lona, sombrero y botas vaqueras, me dijo: “Qué bendición estar aquí. En este mismo lugar me apedrearon por predicar con la Biblia, ahora hay un templo. ¡Qué felicidad!” Me conmovió tanto porque él abrió brecha para los cristianos en Guatemala. ¡Un aplauso para quienes nos abren camino!

Ahora tenemos bandas hermosas para la adoración y alabanza, pero es resultado del camino que se fue abriendo, porque antes, era común que en las iglesias se dijera que la guitarra eléctrica era del diablo. Ahora podemos esforzarnos por prosperar, antes era un tema sensible decir que Dios no estaba en contra de nuestro bienestar financiero. Yo escucho sobre tantas personas que, sin acceso a la educación, se esforzaron por darle estudios a sus hijos. Sé de una señora que, a fuerza de vender tostadas, logró que sus hijos se graduaran como profesionales universitarios. ¡Ella preparó camino para la siguiente generación!

Juan Bautista sabía que abría camino al Mesías. En esto de abrir caminos, es necesario comprender que alguien debe menguar para que otros crezcan. Ahora todos tenemos celular, pero alguien tuvo que abrir el camino para que se inventara. Mi pastor me abrió camino a mí. Fraternidad Cristiana abrió camino a Casa de Dios. Todos gozamos del beneficio de caminos que alguien más abrió. Somos una cadena de bendición. Aprendamos a vivir proféticamente, es decir, enfocados en el futuro, abramos camino a otros.

Dios, por excelencia, es quien nos abre camino. De hecho, dice que abrirá camino en el mar. Él nos da una visión de futuro y nadie puede avanzar de la misma forma por el camino que abre para nosotros. Recordemos que el plan de Dios siempre será mejor que el nuestro. Aunque no sepas qué sucederá, Dios sí lo sabe y quiere sorprenderte, como sorprendió al pueblo al abrir el mar delante de ellos.

Nuestro Padre nos dice que no le traigamos a memoria cosas antiguas y se refiere a lo que tú has hecho, pero también se refiere a que no limitemos nuestra expectativa de lo que Él puede hacer, por lo que ha hecho, ya que siempre puede sorprendernos con nuevas maravillas[2]. ¡Hará obras sobrenaturales una y otra vez!

Cuando el pueblo avanzó por el camino que Dios abrió en el mar, los egipcios creyeron que ellos también podrían pasar, pero no fue así. No te preocupes por quienes te persiguen, aunque vayan por el mismo camino, no tendrán el mismo resultado. El camino que Dios abrió para ti no es para tus enemigos[3].  

Además, demos gracias porque somos bienaventurados cuando no hemos andado en camino de pecadores[4]. Escojamos nuestro camino según lo que sabemos que agrada a Dios, porque, a veces, un camino que parece el mejor, realmente es de muerte; permitamos que sea Dios quien nos guíe[5].

En las Escrituras, leemos que el profeta Elías, luego de vencer a los ochocientos profetas de baal, huyó por las amenazas de Jezabel. ¿Cómo fue posible semejante situación? Me parece increíble, pero lo comprendí un poco mejor cuando vi la película La liga de la justicia, específicamente la escena donde el enfurecido Súperman, recién resucitado, se tranquiliza al ver a Luisa Lane. ¡Vaya poder el de las mujeres! Contrario a Elías y Súperman, Roger Federer sabe de control de emociones. Este tenista legendario no demuestra su frustración, juega con expresión de jugador de póker. Haz lo mismo, ¡no le demuestres al diablo que te asusta! Elías estaba sujeto a la pasión del miedo y viajó al Monte de Dios para ocultarse[6]. Claro que debemos buscar al Señor, pero no para ocultarnos, sino para edificarnos, para que nos fortalezca y podamos enfrentar nuestros retos[7].

De Elías aprendemos a no tomar decisiones ni hablar cuando estamos sobre exaltados. Es mejor tranquilizarnos para no equivocarnos al dejarnos llevar por el temor, la ira o la extrema felicidad. Imagino que Elías pensó: “Ya tengo toda la bendición que Dios podía darme, no hay nada más, ahora puedo morir”. ¡Pero se equivocaba! Por eso Dios le pidió que regresara por el mismo camino que se fue. Si abandonaste algún camino por la emoción equivocada, Dios te pide que regreses. Si tienes retos pendientes, no les des la espalda.

Yo dejé la universidad por un pleito con mi mamá. Años después, un amigo que me retó, me hizo reflexionar y volví. A través de él, Dios me dijo: “Regresa por el camino que dejaste por amor a tu madre que se sacrificó para darte estudios”.  Fue extremadamente difícil graduarme ya con una familia que sostener, pero lo logré. Volví sobre mis pasos y terminé lo que había dejado pendiente. Debes volver al camino correcto si te has desviado. Hay caminos difíciles de transitar, pero en el camino angosto y la puerta estrecha está la oportunidad de bendición para tu vida.  

Hablando con un amigo que había enfrentado graves pérdidas al paso de un huracán por su país, me dijo: “No sé si después de todo lo que he vivido, construiré algo, mejor ahí lo dejo”. Mi respuesta fue: “Ahora lo dices dominado por la emoción, pero cuando te pase, comenzarás a construir porque eres un emprendedor”. Si te fuiste por el camino equivocado, y sabes que debes regresar, te aseguro que recibirás las fuerzas para liberarte del temor y culminar lo que está pendiente.

No temas, serás exitoso en agradecimiento a quienes te abrieron brecha, y abrirás brecha a otros. Jamás uses tu dedo para señalar el pasado, porque abrió la senda para tu presente y futuro. Alaba a Dios por los caminos que te ha abierto y ¡avanza con fe!


[1] Marcos 1:1-4 (NVI): Comienzo del evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios. Sucedió como está escrito en el profeta Isaías: «Yo estoy por enviar a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino». «Voz de uno que grita en el desierto: “Preparen el camino del Señor, háganle sendas derechas”». Así se presentó Juan, bautizando en el desierto y predicando el bautismo de arrepentimiento para el perdón de pecados. Toda la gente de la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén acudía a él. Cuando confesaban sus pecados, él los bautizaba en el río Jordán.

[2] Isaías 43:17-19: El que saca carro y caballo, ejército y fuerza; caen juntamente para no levantarse; fenecen, como pábilo quedan apagados. No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.

[3]

[4] Salmo 1:1-3: Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.

[5] Proverbios 16:25: Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte.

[6] 1 Reyes 19:3-4: Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.

[7] 1 Reyes 8-15: Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios. Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. El le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías? El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria.

 

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