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¿Qué significa confiar en Dios?

¿Qué significa confiar en Dios?

02 de octubre de 2008

Tiempo de lectura: 8 minutos

 

 

Jeremías 17:5
Mientras sus hijos se acuerdan de sus altares y de sus imágenes de Asera, que están junto a los árboles frondosos y en los collados altos,

 

Un hombre maldito es la persona que confía en el hombre, que no confía en Dios. Quienes confían en Dios van a ser benditos. Es un principio muy poderoso. Para que haya una prueba de bendición y maldición, tenemos que confiar en Dios. Y vamos a hacerlo porque hay una promesa, El prometió que estaría con nosotros y si confiamos en El, vamos a ser benditos.

 

 

 

Si yo le pido prestado Q50, ¿me lo prestaría? Sí, porque me conoce, sabe que se lo voy a pagar. Tú vas a tener paz en que te lo voy a devolver. ¿Qué tengo que hacer para probarte que soy de confianza? Ponerme a prueba. Si no me lo prestas, nunca vas a saber realmente si soy confiable o no. Pero si no me ponen a prueba, no puede haber una promesa, no la podemos incumplir. Dios dice que nos va a bendecir. ¿Lo creen? ¿Ya lo pusieron a prueba? ¿Ya confiaron en Él? Y cumplió, entonces ustedes creen que Dios cumple. ¿Cómo te sentís al darme a mí? ¿Qué pasaría si pasan dos semanas y no me ves; es más, a la semana vengo y te digo que necesito hacer un pago de Q5,000 y como la vez pasada me prestaste Q50, ¿me lo volverías a prestar? Si los tuvieras, ¿me los darías? Me los prestas y no me aparezco el día que te dije. Pasa el domingo y no se los doy, pasan varios domingos, ¿seguís con la misma paz? El primer indicador de falta de confianza, es frustración. El segundo es falta de paz. Cuando tú ya no confías en mí, comienzas a frustrarte. Y cuando sentimos, todos están hablando de mí porque no cumplí lo que prometí. ¿Quiénes de los que aquí están tienen algún nivel de frustración, de estrés, de la situación en que están viviendo hoy? Frustra el no tener trabajo, pasar un día, una semana, dos, tres semanas, estas frustrado, luego ya no tienes paz; tal vez y te peleaste con Dios. Estás en ventas, y dices: “Dios me está probando,” pero tienes frustración, falta de paz. Todos tienen la culpa menos uno.

 

 

 

¿Quiénes quieren ser benditos? ¿Quiénes confían en Dios plenamente? ¿Qué es lo primero que no tenemos que tener cuando empezamos a tener esos problemas y  no salen? Tenemos que chequear nuestros niveles de frustración y de paz. Si estás teniendo frustración, estás dejando de confiar en Dios y, por lo tanto, estás dejando abierta la puerta a una maldición. Lo que enseño aquí lo practico, les aseguro los que tienen que ver con finanzas y bolsa, que nadie quería estar viendo que una de las compañías de seguros más fuertes se estaba yendo al hoyo, en quiebra. Vienen tiempos muy duros. ¿Quiénes vamos a salir adelante? Los que confiamos en Dios. Nosotros vamos a ser los bendecidos y los maldecidos son los que empiezan con el estrés. ¿A qué llamo el estrés? A decir: “Vendamos antes que perdamos todo”. No le haces caso a Dios, sino que te guías por tus conocimientos. Si somos buenos administradores, tenemos que consultar con el dueño de las riquezas, pasar tiempo con Dios. Si no me conocieras, no me prestarías dinero, porque no me conoces. Si me conoces bien, vienes todos los domingos, preguntas por mí, entonces sí me lo prestas. ¿Cómo podes confiar en Dios si no pasas tiempo con Él.

 

 

 

El otro día, entró un hombre enfermo, lo llevan los servidores, se desmayan, llaman al médico de turno, y empieza a chequear al hombre. De repente, éste se reincorporó, le toman el pulso, estaba deshidratado. El hombre dice “no he comido nada ni tomado nada en cuatro días”. Luego dicen: “Hay que darle algo de comer y beber, le ponen algo ahí para que coma y beba”. Lo dejé con los doctores y servidores y me fui. Al día siguiente, le pregunté qué pasó con el enfermo, y me dijeron que había muerto. Pregunté por qué. Y ellos respondieron que no comió ni bebió nada. Un ejemplo tonto. En otra ocasión, llegué a ver a una señora a un hospital, con cáncer. Le dije: “Yo creo que el Señor la va a sanar”. “Yo también,” dijo ella. A la semana, pregunte qué pasó. Y dijeron: “se murió”. Pero mi confianza no estaba realmente puesta para creer que Él la sanó. Yo creía y los servidores creían que si el comía y bebía sería sano, pero él no. A veces, nos pasa lo mismo. Confiamos en Dios, creemos en El; ¿nuestros niveles de paz dicen que creemos en El? No. ¿Nuestros niveles de frustración dicen que creemos en El? No. ¿Estamos confiando o no? ¿Estamos creyendo o no? El principio es muy poderoso y como creo que vienen cosas duras y que después de una buena tormenta viene un buen testimonio, creo que tendremos que confiar en Dios para que en unos meses podamos juntarnos con gente y decirle: “Confiemos en Dios”. Hay gente que en su nivel de frustración hace cualquier tontería con tal de ganar dinero. Hay personas que se meten a robar, a vender cosas que no tenían que vender, a cualquier trabajo. No confían en Dios, sino en su habilidad, con la excusa de llevar dinero a su casa, se meten en problemas y comienzan a ser malditos. Ustedes quieren ser benditos, van a ser hombres y mujeres de verdad. Si confían en sus propias fuerzas, van a ser malditos.

 

 

 
 

Otro principio. Jeremías 17:7
Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová.

 

¿Qué hace esa plantita? Confiar en Dios. Yo no les vengo a decir que no habrá problemas. Siempre ha habido ciclos, buenos y malos. No todo puede ser para arriba siempre. Si vienen tiempos de sequía, la ventaja es confiar en Dios. Y siempre su hoja va estar verde, dando fruto. Dichoso el hombre que confía en Dios. ¿Qué tenemos que hacer para dar siempre fruto? Confiar en Dios. Les doy ejemplos prácticos. El pastor Cash les ha hablado de un amigo que tenía que estaba medio loco, cuando iba en el carro, siempre veía las vallas y decía: “Ese cliente me va a comprar, me va a llamar”. Y ese amigo de él confiaba tanto en Dios, que ni siquiera llamaba al cliente. Hay dos principios: quieres tener, llama, busca. Y la diferencia de este hombre que miraba la valla, y ni lo llamaba. ¿Sabe quién llamaba al día siguiente para comprar? Precisamente el de la valla y así con varios clientes. No conocía a nadie en esas empresas, pero confiaba en que le iba a comprar.

 

 

 

Por eso le dije que lo que enseño es porque lo pongo en práctica, no enseño nada que no practique. Me entró una vez la idea de venderle todos los radios a todos los ingenios de Guatemala. Hoy por hoy, lo hago. Ya ni conozco a la gente de los ingenios. El otro día fui a la oficina de uno de ellos, que tenía cuatro años de hablarle por teléfono. Nunca le he dado un soborno a nadie. En Grupo Comudisa, le pueden preguntar a cualquier persona que trabaja conmigo, nunca hemos hecho eso. ¿Usted cree que Dios confiando en El, no nos va a bendecir? A mí me compran y pagan sin darles nada. Eso es confiar en Dios. Y yo sería una persona maldita si creyera que el diezmo es para el de compras o para el gerente, porque estaría confiando en mis habilidades de dar mordida y no en las habilidades de al dar yo mi diezmo, Dios siempre hará algo para que mi hoja siempre esté verde y dé fruto. Eso es poner confianza en Dios. Es saber orar con Él, meterse con Él y saber que cuando dice algo, lo va a cumplir. Las personas que han quedado sin trabajo, llevan varias semanas, están desesperadas, sienten que el mundo se va a acabar, las deudas, la presión, los problemas, etc. Todo se arruina en casa, el carro, etc. Y uno dice: “Lo que sea agarró ahorita”. Y a la semana están trabajando de lo que sea y no los han llamado para ofrecerles el trabajo que estaban esperando. La gente que está en la bolsa, ¿no les ha pasado que cuando venden una acción, al día siguiente sube? Es porque no lo consultaron con el verdadero jefe. No tienen idea del nivel de frustración que puede tener uno cuando uno tiene un índice y baja, al día siguiente, vuelve a bajar y cuando uno la vende, todo lo que había bajado, vuelve a subir. No tiene idea el índice de paz que da cuando uno recibe una orden de Dios.

 

 

 

En una ocasión, Dios me dijo que me saliera de la bolsa, lo hice y me evité muchas pérdidas. Por más intelecto que uno tenga, Dios es mayor. Le hablas a todos los que saben de eso y te aconsejan, pero no hay que confiar en nuestro intelecto. Mucha gente cree que ser sabio es saber mucho, pero es el que tiene temor de Jehová y confía en Él. ¿Quiénes quieren ser benditos? Confíen en Jehová. Deben ser fieles con sus planes. Estuvimos hablando el martes pasado con un amigo, y le preguntaba: ¿Cómo vas con tu deuda? ¿Ya le pusiste una fecha para salir de eso? Hasta en eso tenemos que ser fieles. Yo voy a poner una fecha, voy a dejar de tomar aguas en la tienda, dejar el gasto de la prensa, dejar todo eso que no es necesario. Propóngase salir de su deuda en cierta fecha, sea fiel a su plan. Confíe en Dios. Si usted se esfuerza, si trabaja duro y si confía en Dios, no hay ni una razón por la cual usted no pueda prosperar. Si usted trabaja duro, ahorra y confía en Dios, siempre va a tener. Tenemos que aprender a ser buenos administradores. Los dos principios son: ser fieles y confiar en Dios. Son dos muy buenos principios. Si ustedes me preguntan a mí, son los dos que pondría en práctica lo antes posible.

 

 

 

Proverbios 3:5

 

Fíate de Jehová de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia.

 

 

 

Téngase miedo hasta usted mismo. Usted es el enemigo número uno. No, el enemigo número uno de la confianza es el orgullo, y éste vive en uno. Cuando te ofrecen un trabajo que tal vez es la voluntad de Dios y el orgullo no te permite aceptarlo, no te permite hacer las cosas porque crees que no va a funcionar. Ten miedo de lo que piensas, las emociones es lo peor que puede pasar. Hay gente que para todo dice “yo siento…”  ¡No sienta! Confíe en Dios. Las personas que sienten están metiendo todo su corazón, sus sentimientos y están dejando de confiar en Dios. No sientan, pregúntenle. Hace una semana, platicaba con el pastor. ¿Qué hacer durante una tormenta? Creer en Dios y si llega el momento en que ya ni en Dios crees, haz lo que hicieron los discípulos, estaban en una barca en medio de la tormenta y despertaron a Jesús. Yo prefiero que me regañe Dios a morir ahogado sin que me regañen. Cuando estemos en la tormenta, cuando los clavos son fuertes, creamos en Dios, tengamos confianza en El y despertemos a Jesús, El tiene todo el poder para cambiar el viento y las aguas.

 

 

 

Me gustaría que le pidiéramos perdón a Dios. A veces creemos que haciendo cosas, no quedarnos quietos, vamos a mejorar la situación y cuando viene una tormenta, es cuando tenemos que quedarnos quietos, confiar en Dios, despertar a Jesús. Yo me arrepentí cuando en la Biblia dice: “Maldito el que confía en el hombre”. Yo no quiero ser maldito, quiero confiar en Dios. El poder está ahí, la Palabra está ahí. Bendito el hombre que funda su casa sobre la roca. Cuando le di el ejemplo que tenían que comer. El ejemplo es cómanse la Palabra. Si no comen, se van a morir. Se tienen que comer la Palabra o se mueren. Quieren que Dios los bendiga financieramente, y no saben ni dos versículos que hablan de las finanzas, quieren que los sane y no saben nada de Palabra. Cómanse la Palabra o se mueren.

 

 

 

Perdónanos, queremos confiar en ti, nos vamos a comer dos versículos al día, no nos queremos morir, queremos ser benditos. Queremos ser hijos y como tal ser bendecidos.

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