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¿Quién dices que es Jesús?

¿Quién dices que es Jesús?

04 de febrero de 2024

Tiempo de lectura: 4 minutos

Durante todo el libro de Marcos se está cuestionando quién es Jesús. Y es importante ir a las Escrituras para tener claro quién es Jesús, lejos de nuestra propia imaginación. Primero es necesario aprender a llevar la relación con nuestro Señor Jesús, porque sí puede ser tu amigo, pero no hay que perder de vista que es el Señor de señores y el Rey de reyes. Puede ser tu amigo, pero no deja de ser el Rey.

¿Entonces, quién dices que es Jesús? Su pregunta para los discípulos llevó a la revelación de la verdad: ¿Quién dicen los hombres que soy yo?[1] En la respuesta encontramos tres opiniones acerca de la identidad de Jesús. En la primera, lo que los hombres están diciendo afuera, la segunda opinión es la de Pedro y la tercera opinión es la emanada del Padre, quien la reveló como la opinión autorizada por medio de Pedro: tú eres el Cristo.

Los hombres decían es un carpintero, el hijo de José, un blasfemo, uno poseído por Beelzebú, todas ellas respuestas falsas, pura desinformación. Pedro recibió la respuesta que daba el Padre: Jesús es el Cristo, el Ungido, el Mesías, mi Hijo amado, y esa es la revelación que debes tener en cuenta. Jesús es el hijo de Dios que vino a perdonar los pecados del mundo, muriendo en la cruz del Calvario, derramando su sangre para adoptarnos como hijos por Su Espíritu Santo.

¿Era Jesús un carpintero? Sí, así era, pero deja su oficio y en su perfil resalta el hacer milagros y su sabiduría.[2] Era esa combinación del poder de Dios, con sabiduría que va más allá de la inteligencia humana. La sociedad siempre tiene estereotipos de lo que eres y no eres o puedes hacer, pero ese menosprecio no lo hizo olvidar su identidad. Las señales, milagros y prodigios las hacía el hijo de Dios que estaba trabajando como carpintero. No importa en qué estás trabajando o tu escolaridad, el hijo de Dios no depende de eso para hacer milagros, los hace el hijo de Dios que llevas adentro.

¿Jesús, era pecador? No hombre, no. Sin embargo, expresa con claridad que vino a buscar a los pecadores y se reunía a comer con ellos.[3] Eso no le gustaba a la gente, ni en sus días, ni ahora, pero aquí no juzgamos a nadie, les damos la bienvenida. Jesús come con gente que te parece desagradable, para eso vino Jesús por todos, de igual manera debemos llevar la luz donde haya tinieblas, sin participar de ellas.

Jesús era enviado de Satanás, no, y esto es lo más alejado que podían pensar sobre su identidad. Observen que de carpintero pasaron a verlo como pecador, de pecador dijeron que tenía a Beelzebú.[4] Las manifestaciones de lo sobrenatural siempre van a existir, máxime las interpretaciones que les asigna la gente cuando no han sido expuestos al poder de Dios.[5]

Fue blasfemo Jesús, jamás. Cuando sana a un paralítico les dio a conocer que así como tenía potestad para perdonar pecados, también tenía poder para sanar a los enfermos.[6]

Finalmente, cuando Jesús es bautizado por Juan se oye una voz en los cielos que dijo: “este es mi hijo amado en el cual tengo complacencia”, y esto es lo más importante para nosotros. En la transfiguración de Jesús, la voz del Padre se repite diciendo: “este es mi hijo amado, a Él oíd”. No importa si aquellos dicen que es un pecador porque come con ellos, que digan tiene a Beelzebú, si dentro de él tiene el poder de Dios, que es un blasfemo porque les trajo la verdad, lo único que importa es la voz que dice: es mi hijo amado, me complazco en él, escúchenlo.

En su «agonía» del Getsemaní y la cruz, Jesús dijo, ¿Dios mío por qué me has abandonado?, retomando su identidad señala: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu, tres días después el Padre lo resucita de los muertos. De igual manera, al pasar por agonías en esta vida, no dudes de tu identidad, rodéate de gente que te recuerde que eres un hijo de Dios, eres la casa del Espíritu Santo, bendecido bajo juramento, coheredero con Cristo, dichoso como heredero de sus promesas y el Padre te levantará, reafirmando tu identidad te recuerda siempre: eres mi hijo amado.


[1]Marcos 8:27: Salieron Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? respondieron: unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas. Entonces él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo.

[2]Marcos 6:2: Y llegado el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían: ¿De dónde tiene este estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos?

[3]Marcos 2.13-17: Después volvió a salir al mar; y toda la gente venía a él, y les enseñaba. Y al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió. Aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él estaban también a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos; porque había muchos que le habían seguido. Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores. 

[4]Marcos 3:22: Pero los escribas que habían venido de Jerusalén decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios.

[5]Marcos 3:28-30: De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno. Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo.

[6]Marcos 2:6-9: Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla este así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios? Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda?

 

 

 

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