15 de diciembre de 2008
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Vencer las dificultades
Los sueños cuestan, tienen niveles y dificultades. Casarme era un anhelo de mi corazón; ahora tengo esposa y dos hijos, pero el principio fue difícil. Unos días antes de la boda tuvimos un serio problema. Hubo corto circuito entre suegras, se dijeron algunas cosas que no debían y pasó de todo. Yo me encontré en una encrucijada porque tenía el propósito de honrar a mis padres el día de mi boda y recibir su bendición, pero con la situación que vivíamos en ese momento, parecía imposible realizarlo. Así que tomé la decisión de decirle a mi futura esposa que la amaba, pero bajo esas circunstancias no podíamos casarnos. Ella comprendió y esa noche nos despedimos para siempre. Dios estaba probando mi corazón. Arriesgué un sueño por un principio de vida. Cuando fui a dejar a mi novia a su casa, salió mi suegra y me dijo: “estaba orando y Dios me habló. Siento mucho lo sucedido, lo único que quiero es bendecirlos como pareja”. Entonces todo se arregló. Ahora tengo una excelente relación con mi familia política y somos muy unidos. Si no confiamos en Dios, una crisis puede hacernos perder nuestros anhelos.
Cuando estás en medio de un problema y tienes un sueño pendiente de realizar, dudas y tu ánimo disminuye. Muchas veces los sueños se convierten en pesadillas. Dios me bendijo y trabajo tiempo completo en la iglesia. Soy Pastor de la red familiar, coordino el Banco de Alimentos y organizo las Cruzadas. Cuando no era cristiano, trabajé en la organización de conciertos y pensé que ese conocimiento no me serviría de nada. Sin embargo, Dios puso en mi corazón el anhelo de aprovechar lo que sabía, y ahora mi experiencia se concentra en organizar las Cruzadas.
Rescatar un sueño que se ha vuelto una pesadilla es difícil pero se puede lograr. Todos los grandes hombres de la Biblia tuvieron que superar problemas para alcanzar sus anhelos. José recibió un sueño, pero para realizarlo pasó múltiples tribulaciones. David, siendo rey, cometió adulterio. Abraham, tuvo un hijo que no era el de la promesa. Pedro negó a Jesús tres veces. Al final todos alcanzaron lo que Dios tenía reservado para ellos.
Los jóvenes son fuertes para luchar porque la falta de experiencia los hace valientes. Se arriesgan y no tienen miedo de nada. A quienes ya tenemos edad y experiencia, se nos dificulta soñar o retomar un sueño que creíamos imposible. El hombre que fundó Kentucky Fried Chicken es una admirable excepción. Siendo un coronel de 68 años que lo había perdido todo, fue capaz de fundar una exitosa cadena de restaurantes. La edad, el tiempo y las malas experiencias no son excusas. Los sueños cuestan pero se alcanzan en nombre de Cristo Jesús.
Descansa en el Señor
En Génesis 28:10-12 encontramos paso a paso los que debemos hacer para luchar por nuestro sueños: Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán. Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar. Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella.
Jacob anhelaba ser bendecido por su padre pero no era el primogénito. Sin embargo, recibió la bendición porque su hermano Esaú le vendió la primogenitura por un plato de lentejas, aunque luego se arrepintió. Entonces Jacob, advertido por su madre Rebeca, huye para salvar su vida. Ese era un momento de crisis, ya había alcanzado su anhelo de ser bendecido, pero le costó el rencor de su hermano.
Seguro Jacob dudó y pensó que tal vez su sueño no era de Dios. Muchas veces nos sucede igual, cuando todo parece oscuro y sin esperanza, dudamos. Entonces debemos tomarnos un tiempo para descansar. No significa que te tires a dormir y te olvides de todo, no quiero promover hippies sin oficio. Lo que aconsejo es buscar a Dios, para que te de paz en medio de la tormenta. Dice el refrán que si recibes limones, debes hacer una limonada. De nada sirve afligirse, ofuscado no encuentras salidas. Es mejor tranquilizarse y tomar el control, porque la luz vendrá de nuevo y veremos todo más claro para tomar decisiones. Sólo en la paz del descanso escucharemos la voz de Dios.
Pon los pies sobre la tierra
Jacob soñó con una escalera por donde subían y bajaban ángeles. Las escaleras se apoyan en el suelo, así que aterriza tu anhelo y pon los pies sobre la tierra para poder concretarlo. Los sueños están en lo alto, hay que traerlos al alcance. La escalera tiene dos vías, una que va hacia arriba donde están tus sueños y la otra que va hacia abajo donde debes trabajar por ellos. Sueña mucho, créele al Señor. Busca que tu escalera llegue muy alto, pero no te alejes de la realidad. Sólo así verás ángeles trayéndote bendiciones.
Creo en las promesas de Dios, y cuando viene la crisis, volteo hacia Él. Entonces veo la escalera por donde bajan ángeles que me confortan. Convéncete de la ayuda del Señor. Retoma tu sueño aunque lo veas imposible. Recuerda que eres hijo de aquél que envía ángeles en tu ayuda.
Dale su lugar a Dios
Génesis 28: 13-16 continua: Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía.
Si ya tienes los pies sobre la tierra y vienen ángeles en tu ayuda, asegúrate que tu sueño sea digno de ser visto por Dios que está en lo alto. José, el soñador, vivió tres diferentes etapas en el logro de su sueño. La primera fue “yo y Dios”. En esa etapa el sueño no se cumple porque es egoísta. La segunda era “Dios y yo”. De esa forma el sueño tampoco podría concretarse, porque el Señor no trabajaría por él. Y la última etapa era “solo Dios”. En ese momento sí realizaría su sueño porque murió a él mismo y le dio lugar a Dios. Para poder alcanzar tus sueños, debes morir a ti mismo. Vale la pena que evalúes en qué etapa se encuentra lo que anhelas.
Sueña por todos, confía y trabaja
La promesa de Dios es que todas las familias serán bendecidas. Entonces, asegúrate que tu sueño alcance los cuatro puntos cardinales. Para que tu deseo sea digno y agradable ante sus ojos, debe bendecir a otros. Si luchas por fundar una empresa que dará trabajo a más personas, ten por seguro que el Señor te ayudará. Tu sueño crece cuando alcanza a mucha gente. De esta forma adquiere ese elemento que garantiza el éxito, porque Dios sabe que multiplicarás lo que recibas.
En el siguiente versículo Dios asegura que estará contigo y te guardará. Recuerda que eres su hijo y sin importar las circunstancias, Él cumple su Palabra. Deja que Él sea tu socio en la empresa de lograr tus sueños.
Luego, la Palabra pide que despiertes y trabajes por lograr lo que te propones. Si ya escuchaste al Señor, si ya le diste su lugar y estás seguro que tu sueño beneficia a otros, despierta y pon manos a la obra. Ahora ya no tienes escusa, no sea como Jacob que ignoraba la existencia de Dios en ese lugar. Lucha por tus anhelos.
Ofrenda
En Génesis 28: 18-19 siguen los consejos: Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella. Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el, aunque Luz era el nombre de la ciudad primero.
En esta situación sí debes imitar a Jacob, que luego de soñar, se levantó y ofrendó lo que tenía. Aunque no poseas más que el lugar donde descansas, haz un altar y entrégalo al Señor. Curiosamente esa tierra llamada Bet-tel era la misma donde Abraham pactó con Dios. Así se confirma la bendición para tu descendencia. Si tu sueño ahora es una pesadilla, ofrenda al Señor, y recibirás lo que Él tiene guardado para ti.
Dios te da la victoria
Josué 8:1-2 nos dice: Jehová dijo a Josué: No temas ni desmayes; toma contigo toda la gente de guerra, y levántate y sube a Hai. Mira, yo he entregado en tu mano al rey de Hai, a su pueblo, a su ciudad y a su tierra. Y harás a Hai y a su rey como hiciste a Jericó y a su rey; sólo que sus despojos y sus bestias tomaréis para vosotros. Pondrás, pues, emboscadas a la ciudad detrás de ella.
Es importante que confíes en el Dios de los ejércitos. No temas ni desmayes porque Él te ayuda para que alcances tus sueños. Aunque los anhelos estén en lo alto y tengas que enfrentar enemigos, el Señor los entregará en tus manos si eres constante y luchas en su nombre.
Josué 8:15-18 continúa: Entonces Josué y todo Israel se fingieron vencidos y huyeron delante de ellos por el camino del desierto. Y todo el pueblo que estaba en Hai se juntó para seguirles; y siguieron a Josué, siendo así alejados de la ciudad. Y no quedó hombre en Hai ni en Bet-el, que no saliera tras de Israel; y por seguir a Israel dejaron la ciudad abierta. Entonces Jehová dijo a Josué: Extiende la lanza que tienes en tu mano hacia Hai, porque yo la entregaré en tu mano. Y Josué extendió hacia la ciudad la lanza que en su mano tenía.
Los adversarios saldrán huyendo al ver tu determinación. Así como orientó a Josué, te dará la estrategia correcta para que recuperes lo que el enemigo quiso robarte. Toma tu lanza y no la bajes, mientras la mantengas en alto, conquistarás lo que buscas.
Josué 8: 25-26 nos dice: Y el número de los que cayeron aquel día, hombres y mujeres, fue de doce mil, todos los de Hai. Porque Josué no retiró su mano que había extendido con la lanza, hasta que hubo destruido por completo a todos los moradores de Hai.
Dios tiene el poder para recuperar tus sueños perdidos. Quiere que despiertes y creas en Él. Si entregas tu cansancio y le adoras, Él renovará tus sueños. Les dará vida, aunque tu enemigo diga que han muerto.
Sella el pacto
Génesis 28: 20-22 concluye: E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.
Debes hacer voto y promesa, tal como Jacob. Para retomar tu sueño y dejar atrás la pesadilla sella el pacto con Dios. Asegúrate que no falte su presencia, para te guarde en cada decisión, y envíe provisión mientras llega la cosecha.
Aún cuando no existía la ley de Moisés, Jacob aprendió a ofrendar de corazón y fue instrumento de alianza con Dios. Pídele al Señor Jesucristo que sea la escalera para alcanzar tus sueños. Entrégale tus anhelos, afanes y persecuciones porque Él los transformará en bendición.
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