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Resucita tu fe

21 de mayo de 2008

Tiempo de lectura: 8 minutos

En el lugar donde estará Ciudad de Dios, había una gran montaña, la cual se movió. ¿Quién dice que no es fe moverla con 25 camiones y cuatro excavadoras? Se movió unos 300,000 m3. El problema es que estamos acostumbrados a una mística, queremos algo y pretendemos que simplemente aparezca. Si queremos un carro, esperamos que aparezca, pero ¿quién dice que ahorrar no es fe? Recuerdo que un día, yo le dije: “Señor, yo tengo fe y la fe te agrada”. Yo lo hice en varias ocasiones, entre ella, cuando le dije: “Señor, para este siervo, se necesita una mujer de Dios”. Yo cerré mis ojos, y pregunté: ¿será que está en esta célula? Y ahí estaba ella. A nosotros nos gusta la fe, vivimos por fe; la gente que viene acá es motivada por la Palabra que compartimos, es la palabra de fe que dice el Evangelio. Usted viene a esta iglesia para salir desafiado.

El verdadero problema con que me he topado es que hay muchas personas que creemos las cosas, pero nunca las alcanzamos. Esos discípulos podían sanar a esas personas, pero si hacían las dos cosas que dice ahí, oración y ayuno. A veces somos muy místicos en nuestra fe y hay cosas que nos tenemos que mover a hacer, porque hay géneros que se mueven por obras.

Santiago 2
No estamos hablando sólo de echar fuera demonios. Estaba en un encuentro predicando. Me puse a pensar y me di cuenta que mucha gente realmente intenta hacer las cosas y realmente lo cree, pero cada vez eso que anhela su corazón está más lejos. La fe es como un tren que hace que todas las bendiciones de Dios se acerquen a mí, caminen hacia mí, es un tren lleno de vagones donde viene una esposa, una novia. Es sencillo, hay cosas que usted tiene que hacer para que se le acerque esa mujer, como peinarse, arreglarse, tratar de hacer el mejor arreglo que usted pueda hacer, no es sólo cuestión de fe. Hay gente que cree que va a tener una novia lindísima, de 1.90 m y el mide 1.60 m. ¿Me estoy dando a entender? Por más fe que tenga, pida cosas que vayan de acorde. Dice la Palabra de Dios en Santiago 2:20. Tú crees que Dios es uno, bien haces, también los demonios creen y tiemblan.

¿Cuántos de ustedes creen que Dios es uno? También los demonios lo creen y tiemblan. Y dice la Palabra: Mas quieres saber hombre vano que la fe sin obras es obra muerta. El hombre vano es como las paternas (ejotes gigantes), cuando uno la abre, regularmente tiene unas semillas así. Es como esa vaina, pero sin nada adentro. Es aquel que mucho habla, que dice “yo lo voy a lograr, lo voy hacer” y nunca logran nada. Ese tren no se va a mover si no tiene rieles, no camina; las va a ver, pero nunca las va a alcanzar hasta que usted no provea. La fe para sanar al paralítico estaba en ellos, pero hasta después lo pudieron hacer. Pero tuvieron que poner un riel de un lado que se llama oración y otro del otro lado que se llama ayuno. Estoy cansado de esos hermanos ilusionistas, me dan pena porque creen, pero no proveen para esa fe. Si pudiéramos verla, como una persona que respira, se mueve. La fe sin obras, es muerta. Si se muere, es porque también come. ¿Qué entiende usted por vivo? Algo que respira. La fe está viva. ¿No será que nuestra fe necesita ser estimulada? La fe logra cosas imposibles, cosas que nunca imaginamos que iban a pasar en tu vida ni en la mía. Sin fe es imposible agradar a Dios, pero ¿cómo es tener fe? ¿Qué es tenerla?

En Hebreos 12, usted mira todos esos grandes hombres de Dios. Cuando dice: “alcanzo,” yo pienso que la fe es como un gran gancho que lo que hace es acercar las bendiciones, atraerlas hacia mí, pero no lo va hacer si no hay obras que le permita a ella caminar. Estoy cansado de la incongruencia que muchos vivimos. Hay partes incongruentes en nuestra vida, partes que dicen y hacen que las bendiciones de Dios agarren para otro lugar y que lo que Dios tenía un día para mí, tome otro rumbo. ¿Cómo poderte explicar que es necesario que le diseñemos una carretera para que ese tren se acerque y pueda darme todo lo que tiene para mí? Cuando camine en un cementerio, sepa que hay cosas que nunca se recibieron. Gente que esta ahí dentro que soñó, somos una iglesia que sueña. ¿Cuántos tiene sueños, metas, ilusiones? ¿Cuántos de ustedes no han podido alcanzarlas? ¿Qué pasa si nunca la llegas a alcanzar? Yo no podría llegar a soportar el hecho de llegar a pensar que no le puedo dar a mi familia y a mi Dios lo que un día le prometí. Yo le prometí a El poder ganar almas en versión juvenil, llegar a mis 60 años de edad y poder tener un millón de jóvenes, ese es mi sueño, es la razón por la que me muevo. Yo no sé si usted tiene un sueño para cuando tenga 60 años.

Hay sueños que tenemos, como poner una casa para asilo de ancianos, bendecir gente. Cuando veo a mis jóvenes, tengo ya 5,000. Pero ese es nuestro sueño; yo a veces no duermo pensando en eso. Hay cosas que hacen que nosotros, que nuestra fe valga. Hombre vano, quiero que sepa que hay muchas cosas que la gente se propone, lucha, se esfuerza, pero nunca lo logra. Dice la Palabra de Dios en el verso 21: No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo en el altar. ¿No ves que su fe actuó juntamente con sus obras? La fe necesita que haya obras para que nosotros actuemos. Usted y yo debemos identificar qué obras debemos hacer para poder alcanzar lo que queremos. Si usted es alguien que se gasta todo su dinero, que no debe, usted está viviendo una ilusión y fantasía pensando que un día va abrir los ojos y va estar la casa ahí. En algunas ocasiones, reciben alguna herencia. Pero no creo que usted sea alguien que está esperando que alguien se muera para poder tener una casa.

Yo iba hoy en el avión, cerca de la ventana viendo todos los carros y casas. A uno cuánto le cuesta hacer su carrito, su casa, pero hoy agarré más fe que nunca, después de ver Miami desde el cielo. Uno ve una hilera de carros, casas, etc. Con razón se los lleva los huracanes, pero uno se pone a analizar “si todos estos pudieron hacer su casa…” Vi tantos carros desde el aire y dije: ¿Será que es tan difícil hacerlo? Yo he escuchado a algunas personas que provocan la fe. Yo escuché a una persona que dijo: “Si usted quiere un carro, vaya rápido y cómprense un llavero”. Pero es cierto, provoquemos a Dios. ¡Qué bendición, uno puede provocar a Dios con cosas así! Pero con todo y llavero, si usted no ahorra, el llavero va a ser la seña de su frustración. Y cuando tenga 90 años y vea el llavero, no le servirá de nada. Obras que alimenten a mi fe.

Usted tiene su fe, y  hay fe que ha lastimado, que ha alimentado y de hecho, ha logrado cosas. Hay fe que usted ha hecho que muera. Verso 23…vosotros veis, pues que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe, ¿asimismo la ramera no fue justificada por obras? Aquí hay dos ejemplos de dos personas, uno es Abraham. Lo que el hizo fue entregar. Abraham fue estimulado por Dios, ¿quién fue el de la idea de ofrecerle todas las estrellas y arena? Cuando había perdido toda la esperanza, él le dice que su descendencia será como las estrellas. Dios tiene su forma de motivarnos. Se para Abraham y le entrega a su único hijo, su promesa, y delante de Dios, el Señor le hace una propuesta: “Ofréceme a tu hijo, entrégamelo”. Que Dios le da algo para quitárselo, para que usted retroceda en su fe, El no es así. Abraham llegó a entregar a su único hijo. Cuando lo hizo, él lo que le estaba haciendo era entregarle a Dios, estaba haciendo una obra. Cada vez que usted da, que siembra, está haciendo una obra, que está haciendo que esa promesa se cumpla. La segunda historia es la de Raab. Dice aquí: “Cuando recibió, a los mensajeros ella hizo algo”. ¿No será que no recibimos porque no estamos haciendo algo? Si es algo que alimenta a nuestra fe, son nuestras obras. Vamos a ser congruentes. Si tu sueño es cuidar gente, bendecirla, lo que tenemos que hacer es no sólo oración y ayuno, sino predicar, cuidar y en medio de hacer todas esas obras, es cuando Dios habla. Quiero que hoy pienses en esta caja que tengo acá. Si puede reconocer cosas que han muerto, que has dejado de creer y cada vez las ves más lejos; te voy a decir como puedes hacer para revivirlas. Cuando uno era niño, soñaba también. ¿Cómo se puede resucitar la fe? Porque hay pedazos de nosotros que se murieron, que dejaron de creer. La fe muerta se va a resucitar cuando empecemos a proveerle lo que necesita, congruencia de nuestros actos. Que el cielo mismo se entere que sí creemos en lo que soñamos. ¿Quieres resucitar tus sueños? Resucita tu fe. Hay gente que le ha entregado sus hijos al diablo, ¿cómo así? ¿No eran de Dios? ¿No les cantaste canciones de Dios? Ahora están en cosas de afuera, pero siguen siendo de Dios.

Póngase de pie con fe. ¿Qué cosas has dejado de creer? Analiza qué piensas. ¿Has dejado de creer que tus hijos pueden servir al Señor? ¿Has dejado de creer que puedes amar a tu mujer, deleitarse en ella y ella en ti? ¿Por qué no haces obras? Arréglate. ¿Quién dice que por arreglarse bien y hacer un buen CV han logrado entrar a una buena empresa? Pero, ¿quién dice que hay eminencias que se confiaron y no tienen empleo? ¿Cuántos quieren vivir en una congruencia con lo que hacen y dicen? ¿Qué dicen si hoy le ponemos rieles a nuestra fe, y la estimulamos? Recuerdo algo que hice la primera vez que tuve célula. Yo no era el líder de ésta, y cuando fue la quinta que hubo en Casa de Dios, el líder me dijo: “Vamos a retumbar esta casa, y yo le creí con todo mi corazón y quité todos los muebles de mi casa, quitamos comedor, sala y lo peor es que mi familia estaba ahí con celebración. Me decían: “Vos, estás loco, no te va a venir tanta gente”. Puse 40 sillas y sólo cinco llegaron: Yo, el líder y el Padre, Hijo y Espíritu Santo. Pero cuando uno le cree a Dios. En dos semanas, Dios entendió que yo estaba poniendo las sillas, y las puse la segunda semana y a la tercera, se llenaron. Y de esa célula han salido muchísimas. Pero, ¿cómo hacemos para que los sueños de Chepe vuelvan a levantarse? Tú veniste hoy a este lugar porque Dios ha sido bueno, El ha sido fiel y tú sabes que tiene tantas bendiciones para ti. Lo que me gustaría es que tú y yo volvamos a creer en lo que un día creímos. Tu fe se tiene que levantar. Lo que soñaste, lo que creíste sólo se va a levantar si le provees las obras. La fe está viva y si no lo está, vamos a hacer que hoy se levante de la tumba. ¿Quiénes soñaron un día con una empresa y todavía no la tienen? ¿Con un título y no lo tienen? Estudia, ¿quién dice que estudiar no es fe?

¿Cuántos de ustedes quieren que su fe se levante de la tumba? Yo te estoy hablando de alguna parte de tu vida que se murió y que a ti te urge que Dios haga algo. Volver a creer. Pídele perdón a tu fe, es una persona, va a ser mucho más fácil si la ves como una persona. Si se muere, es porque vivió en algún momento. Yo le voy hablar a la fe de Chepe hoy: “Perdóname por no poner todas las obras que necesitaste para lograr lo que un día soñaste, levántate, yo declaro que mañana voy actuar en esa fe, todas mis obras van a decir lo que es mi fe. Muchos hemos dicho cosas, pero ahora vamos a hacer cosas. “Señor, hoy declaro que ese tren se mueve, fuerte, poderoso hacia mi vida. Todo lo que tienes para mí se acerca, porque hoy actúo conforme a lo que creo”.

El Señor Dios quería hijos, y cuando El los quiso, no sólo creyó por ellos, El actuó conforme a lo que creía. El los quería, sembró hijos. ¿Qué es lo que tú quieres? Abraham soñó un hijo, estaba dispuesto a dejar a su único hijo, a ofrecerlo. ¿Creen que hoy podemos ofrecerle a nuestra fe una vida llena de actitudes, de actos, de obras? Si alguien está enfermo acá y no ha podido sanar, ponga en este momento su mano en la parte afectada.

Yo declaro la sanidad para cada uno de tus hijos, declaro que la enfermedad esta vencida en la cruz del calvario. Satanás, estás vencido y todas las enfermedades van de ti en ese momento, en el nombre de Jesús. El milagro más poderoso que Jesús hace, está por ocurrir en este momento. Pero si hoy te quieres acercar a Jesús y no has podido hacerlo, vas a hacer una obra ahora.

 

 

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