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Sanando a los enfermos

05 de diciembre de 2008

Tiempo de lectura: 6 minutos

 

 

I Pedro 2:20-25

 

Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;  quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.

 

Jesús, es el guardián de nuestra alma; es aquel que la cuida alma. Si notas algo, de pronto, la Escritura habla que El llevó los pecados y por su herida fuimos curados. Algunos no comprenden cuál es su herida, pero es su espalda. Cuando lo latigaban, hacían surcos, éstos son la herida por medio de la cual somos sanos. Llevó sobre su cuerpo el pecado y sobre su espalda, nuestras enfermedades. Creer en la sanidad divina, es creer en la llaga de nuestro Señor. ¿Qué es lo que sana al enfermo? La herida de nuestro Señor Jesucristo, por ella fuimos sanados. Dice una de las versiones: “Al ser insultado, no respondía con insultos, y al ser maltratado, no respondía con venganza. También dice que cuando le maldecían, él no respondía con maldición, y cuando padecía, no amenazaba. La Biblia Al Día dice que suframos por hacer lo bueno. No dice que sufras porque te vaya mal, sino que sufres por no devolver lo malo. Si te maltratan, qué desahogo se siente al devolver la maltratada. Si te amenazaban y respondes con vengarte, se siente tan sabroso.

 

La Palabra no dice que sufras porque tus padres dejaron la casa y se divorciaron. Ahí dice que sufres por hacer lo bueno, entonces entiendo que Jesús es el guardián de mi alma. Él dice que bendigas al que te maldice y saques ese deseo de venganza contra el que te hace mal, porque si tu corazón guarda ese deseo de venganza, tu alma está mal.

 

Porque después de decir: “No maldigan cuando los maldigan a ustedes, y no prometan vengarse cuando estén padeciendo”, dice que por su herida somos sanados. ¿Qué tiene que ver? Porque no hay uno que tenga malos deseos para alguien que vaya ser usado para sanar a alguien. No puedes ser usado por Dios para sanar a alguien, mientras tengas algo contra alguien. Porque si albergas algo dentro de tu corazón que no es bueno para alguien, ¿por qué Dios habrá de otorgarle la sanidad a través de él? Si tienes un prejuicio contra las prostitutas, ¿cómo te va a usar para sanarlas? Tú no puedes tener prejuicios contra unas y otras. Si tienes en tu corazón algo contra alguien que te hizo daño, ¿podrías tu ser un medio para sanar a otro?

 

Mucha gente no es usada por Dios en gran manera porque tiene cosas en su corazón contra de alguien. Suponte que tengo algo contra ti, te debo dinero y con derecho, me cobras y me cae mal que lo hagas. Tengo algo contra ti acá dentro. Vienes tú y estás enferma, me pides orar por ti para ser sana. ¿Por qué le deseo bien a ella si no se lo estoy deseando a él? Hay un montón de cristianos que cantan coritos, pero por dentro tienen un montón de malos sentimientos contra sus suegros, o alguien más. Jesús es el obispo, el guardián de mi alma y hoy mi alma va a quedar sana para ser usada para sanar.

 

Hoy vamos a tratar con el alma. Si cuando te maldicen, maldices, tienes la característica de un hombre que maldice. El que maldice ¿cómo puede ser usado por Dios para sanar enfermos? Eso de sanar requiere de un corazón que no tenga nada contra nadie. Entonces se sufre. ¿Cuál es el sufrimiento por hacer lo bueno? Que cuando te maltratan, tú tienes que volver a agachar la cabeza, a humillarte y en ese momento, tu alma sufre, pero es bueno, porque la doma. ¿Para qué quieres que te use el Señor? Créeme que el alma que vaya ser usada para sanar enfermos, tiene que ser un alma pura. Veo a algunos de ustedes que se ofenden por tan poca cosa, algunos se cambian de célula, de iglesia y ya están de vuelta. Mientras seas esa persona quisquillosa, ¿cómo te va a usar para sanarte de un espíritu canceroso, de un espíritu mudo?

 

Este hombre que estuvo hoy aquí es lo que la Palabra del Señor dice: un vidente. No los videntes que tiran las cartas, esos son brujos. El verdadero vidente usa sus dones para traer a la gente a los pies de Cristo, confiesan a Jesús como Señor y Salvador. Si él tuviera sus ojos llenos de prejuicios contra las demás personas, ¿qué pudiera ver? Si hay alguno aquí que en alguna ocasión se cambió de iglesia, no puedes tener nada en contra de los de la otra. Aquí esta la Palabra y la unción para sanar eso. Tú tienes que ser una persona capaz de mirar a todo el mundo sin tener nada adentro. ¿Qué crees que se siente cuando la gente miente sobre uno? Una vez estaba en el gimnasio y se me acercó un hombre a preguntarme si me gustaban los carros. Le dije que sí. Luego, me preguntó si me gustaban los Ferrari? Le respondí que no. Él continuó su interrogatorio diciendo: “¿Cuántos cree que hay en Guatemala? Yo conozco a uno que tiene uno. Mire, ya no me aguanto, fíjese que me contaron que lo vieron salir de la Pradera en su Ferrari”. ¿Crees que eso se siente bonito?

 

En otra ocasión, mi hijo llegó a la casa y me dijo: “Entré a una página de Internet con tu nombre y decía cosas que no eran verdad”. ¿Para qué cree que usan eso los demonios? Para ver si uno se cansa y deja de hacer el bien. Y ahí es donde uno se pone a orar y a bendecir a los que nos maldicen, a orar por ellos. De lo contrario, el alma se enferma, y ya le dan ganas a uno de devolverles maldición por maldición. La vez pasada me hicieron unas cosas algunos hermanitos en Cristo, pero terribles. Me fui a orar,  y noté en mi oración que Dios estaba muy enfadado por lo que me habían hecho. Y supe en mi espíritu que El iba a mover su mano contra ellos. Le pedí que no lo hiciera, que permitiera que crecieran en amor. Eso para poder ministrar. ¿Cómo puedes ministrar con un alma enferma?

 

Número uno, puede que estés enfermo del cuerpo, porque estás enfermo del alma. Yo oré por una mujer que tenía todos los dedos torcidos. La mujer estaba artrítica, y oré por ella. En el nombre de Jesús, sana. Yo vi cómo sus dedos volvieron a la normalidad, pero en eso, Dios me mostró que ella debía perdonar y no quiso hacerlo, así que los dedos volvieron a torcerse.

 

Necesito mi alma sana. Si queremos una maratón de sanidad, debes de empezar esta noche en tu mente y en tu alma. No hay cosa más sabrosa que vivir libre de sentimientos contra alguien. Tú hablas de las ofensas que te han hecho, pero no te atreves a hablar de las que tú has hecho. Alegas que todos los que te han herido lo han hecho con querer, pero lo que tú haces es sin querer. Hay gente que te ha herido que también ha sido sin querer, pero tú lo ves como que ha sido con querer porque tu alma está enferma. Para ser usado por Dios, no se vale eso de: “es que mis papás, los que no me dieron, es que mi tío, etc.”. No hay una excusa valedera cuando se trata de ser usado por Dios. Tu mirada va cambiar cuando seas sano, va a ser agradable, llena de luz. Tienes que meditar y regresarme con esta cosa otra vez, sino te va a costar volver a subir otro día. Hay que ser sano de una vez. ¿Cuántos dicen: “Pastor, yo tengo cosas aquí adentro feas contra alguien y hoy las tengo que dejar aquí?”. ¿Qué has ganado? No has ganado nada. Has perdido mucho.

 
La segunda pregunta es: ¿Qué has perdido de tu vida? Y la tercera: ¿estás contento así? ¿Vives tranquilo, en paz con esa persona y eso que pasó se te viene a la memoria a cada rato? Deshazte de eso de una vez por todas y promete no volver a estar sentido por eso. Di: “Señor, dolió, duele, pero de verdad quiero perdonar hoy, es la única manera que vas a ser usado por Dios inmensamente.

 

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