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Sin olor a fuego

Sin olor a fuego

08 de octubre de 2017

Tiempo de lectura: 6 minutos

¿Cómo Goliat, siendo grande y fuerte, cayó derrotado por una piedra? Tu enemigo espiritual te hace más bulla de lo que en verdad te puede hacer daño. El diablo es un perro que ladra más de lo que muerde y no tiene autoridad sobre ti porque la perdió, Jesús lo venció en la cruz. Principados y potestades malignas ya fueron derrotados. Incluso, si se tratase del mismo Satanás, tú tienes garantizada la victoria. El problema está en que sigues creyendo que aún no lo está. No puedes salir a pelear dándote por vencido, sino por vencedor. Estás por encima de un vencedor y tienes que visualizarte como tal.

Ahora bien, ninguno puede negar que es un vaso de barro, sin embargo, muchos niegan tener un tesoro y para portarlo no importa de qué esté hecho el vaso. Por otra parte, podremos estar atribulados, en apuros, perseguidos o derribados, mas no angustiados, desesperados o destruidos[1]. Cuando Pablo habla acerca de “estar atribulados en todo”, se refiere a asuntos específicos de nuestra vida que no nos permiten levantarnos.

Algunos de ustedes me han dicho: “Pastor, yo quiero levantarme económicamente y no lo consigo”, o “quiero destacar con un negocio pero nada funciona”. Sueles llamar “tribulación” a un estado de ánimo cuando en realidad no se trata de eso. La tribulación es algo que no nos deja levantarnos. Si haces muchas cosas para salir de una situación difícil y no lo logras, eso significa que estás atribulado en todo, sin embargo, no estés angustiado porque cuando tu emoción se afecta, también tu fe resulta afectada, y es la fe la que te sacará adelante. Por tanto, podemos estar atribulados en todo, porque debemos tener plena confianza en Dios. La confianza es el hilo que une un momento de fe con otro: si un día no logras algo por fe, duerme confiado en que lo lograrás al día siguiente[2]. En otras palabras, confía en tu fe. Úsala, pero toma en cuenta que tu fe necesita de tu confianza.

Por otra parte, estar en apuros significa estar sin recursos y endeudado. Pero ¿qué es estar sin recursos? Eso depende del proyecto que emprendas. Los recursos se miden de acuerdo al uso que les puedas dar. Mídelos con tu propio proyecto y no con lo que otros hagan. La Palabra también dice que quizá nos sintamos perseguidos, pero estamos desamparados. Sentirse perseguido es salir corriendo, tener hostilidad en contra. En esos casos, no te sientas desamparado porque Dios está contigo.

La Palabra también dice que podremos estar derribados, mas no destruidos. Siete veces se cae el justo, pero jamás podrán por completo contra él. Por un camino te acecharán pero por siete distintos caminos huirán de ti. De eso habla Pablo: de una plena y total confianza en Dios.

Una proeza es un acto de valentía. Cuando tú te lanzas a hacer algo que requiere valor estás haciendo una proeza y eso implica que se levantarán enemigos en tu contra[3]. Toda obra hecha con excelencia despierta la envidia de los demás y la envidia es la madre hasta de crímenes: A Abel lo mató Caín por envidia, y a Jesús lo entregaron por envidia. No puedes dejar de hacer proezas solo porque puedan levantarse tus enemigos en contra tuya, tampoco puedes dejar de hacer las cosas con excelencia solo porque esto pueda despertar envidia. Tendrás que aprender a vivir en medio de ella a menos que desees mantenerte en medio de lo mediocre.

Junto con la valentía también está la certeza de que no estás solo y que al diablo siempre le saldrá el tiro por la culata cuando intente vencerte, tal como le sucedió a Nabucodonosor cuando intentó echar al horno a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Puedes dejar que el diablo caliente siete veces más el horno con el que espera quemarte[4], pero esto no importa si Jesús está a tu lado. La Palabra de Dios dice que ellos salieron de allí sin las ropas quemadas y sin olor a fuego[5], asimismo, nosotros saldremos de la prueba sin olor a ella y nada podrá separarnos del amor de Cristo[6]. Cuando se trata de confiar en Dios, el mayor de tus errores consiste en confiar en ti más que en Él.

Estoy por terminar el libro No es por vista, es por fe. Creo —sin temor a equivocarme— que va a ser mi legado, porque definitivamente soy una persona con cualquier cantidad de defectos, pero esa cantidad de defectos me ha ayudado a confiar más en Dios y no en mí. En cuanto te quitas a ti mismo los defectos, pasas a ser como Nabucodonosor: confías en ti y no en Dios. ¡Bendito Dios por los defectos!

En 1991 yo pasé por una crisis de confianza y de fe muy grande. Para entonces ya estaba casado con Sonia y estaba apasionado por el llamado a servir y pastorear, pero mucha gente alrededor mío no daba nada por mí, e incluso, uno de mis mejores amigos me dijo: “A vos nadie te cree pastor, quizá solo para predicador”. Entonces empecé a flaquear en mi confianza, pero cuando en verdad desees escuchar a Dios, te aseguro que Él te hablará de cualquier forma.

Entonces estaba yo con esa falta de confianza cuando estrenaron una película con uno de mis actores favoritos: Robin Williams. La película de la que les hablo es Captain Hook, título traducido al español como El capitán Garfio. Un día llamé a mi esposa y le dije que tardaría un poco en llegar a casa porque quería estar solo un rato, entonces fui al cine a ver esa película. En ella, Peter Pan, protagonizado por Robin Williams, creció y se volvió humano, pero el afán de la vida y el engaño de las riquezas ahogó su fe: se le olvidó quién era en realidad, se le olvidó que era Peter Pan. Campanita se lo lleva a Neverland, la Tierra del Nunca Jamás, y estando allí los niños reconocen de él lo que él mismo ya había olvidado, y entonces, él tuvo que volverse como un niño para recordar quién era. Lo único que necesitaba Peter Pan, para recordar quién era, eran pensamientos felices sin importar lo que los demás creyeran. Porque de nada sirve que todos crean en ti si tú mismo no crees en ti; asimismo, de nada le servirá a nadie dejar de creer en ti cuando tú sí crees. “¿Por fin me vas a creer?”, me dijo el Señor con aquella experiencia. A partir de ese día de 1991 me sentí totalmente cambiado y en 1994 nació Casa de Dios.

Por esa razón les empecé hablando del vaso, que aunque sea de barro, el contenido, lo de adentro, es de Dios. Podrás estar atribulado en todo, pero no angustiado; en apuros, pero no desesperado; perseguido, pero no desamparado; derribado, pero jamás destruido. Confía en eso y no te olvides que llevas al Señor por dentro.


[1]2 Corintios 4:7-9: Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos.

[2] Salmos 4:8: En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.

[3] Salmos 60:12: En Dios haremos proezas, y él hollará a nuestros enemigos.

[4] Daniel 3:15-17: Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos? Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. 18 Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo.  Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego.

[5] Daniel 3:27: Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían.

[6] Romanos 8:35-39: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: “Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero”. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

 

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