10 de noviembre de 2019
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La manifestación del Espíritu Santo no debe ser algo de un momento, debe ser un estilo de vida. Tener una relación con Él no es difícil, como algunos quieren hacerlo parecer. La religión quiere complicar el acceso a la presencia de Dios, pero Jesús vino a mostrarnos el camino hacia Él. Cuando el Espíritu Santo se manifiesta en un lugar se revelan muchos tipos de personas: los llenos, los confusos, los maravillados[1] y los que se burlan.[2] Es decisión de nosotros escoger cual tipo de personas vamos a ser.
El Espíritu Santo: ¡no es algo, es alguien! Es quien acompañó a Jesús desde antes que naciera hasta el momento en que cumplió su llamado.[3] El Espíritu de Dios quiere tener una relación con nosotros, así como la tuvo con Jesús. Tenemos que botar toda excusa que nos esté impidiendo relacionarnos con Él. Es más fácil establecer una relación con el Espíritu Santo que con cualquier otra persona. Los hombres ponen muchas condiciones para relacionarse con alguien más, mientras que Él nos acepta tal y como somos
Existe un problema con que sea tan fácil relacionarse con la presencia de Dios y es que podemos llegar a menospreciarla. Aunque el Espíritu Santo se mantenga siempre cerca de nosotros, eso no quiere decir que no lo entristezcamos cuando vivimos de forma incorrecta. Apreciemos nuestra relación con Él y esforcémonos por agradarlo en todo lo que hagamos.
Nosotros no caminamos solos en esta vida, no somos huérfanos. Tenemos un Padre que nos adoptó.[4] Dios nos legitima como sus hijos a través de su Palabra, pone de su Espíritu dentro de nosotros y de esta forma nos traslada su naturaleza divina.[5] Es normal que el mundo no entienda su poder y su manifestación, porque no lo conoce. Pero nosotros si lo conocemos, sabemos que es nuestro Padre y reconocemos lo que es capaz de hacer.
El Espíritu Santo puede estar, con nosotros, en nosotros y sobre nosotros. Cuando su presencia esta sobre nosotros es cuando se manifiestan los milagros, señales y prodigios. En Jesús se ejemplifica estas tres etapas de la llenura de su presencia a la perfección. Jesús fue lleno, guiado e investido por el Espíritu de Dios y eso le permitió cumplir su propósito.
Cuando se manifestó el Espíritu Santo en el aposento alto, nadie les explicó nada a los discípulos. Solo se les dio la instrucción de que esperaran y luego se derramó en forma de llamas de fuego.[6] Alrededor de la manifestación de su presencia hay muchas suposiciones de las personas que no lo entienden, pero eso no debe impedir que lo experimentemos. No nos avergoncemos nunca de que el Espíritu de Dios nos quiera llenar.
El Espíritu Santo se recibe por la fe. Podríamos cumplir toda la ley e igual no recibir su presencia. Él se manifiesta no por algo que hagamos, sino porque creemos en Él. Observa la manifestación del poder de Dios en los niños, ellos no ayunan, ni leen algún versículo antes de recibir un milagro. Solo creen que pueden ser sanos y cuando escuchan la Palabra; lo hacen con fe y el Espíritu de Dios se manifiesta sobre sus vidas.
Cree en la promesa de su Espíritu Santo, no esperes resolver tus problemas para experimentar su presencia. Recibe lo que tiene preparado para ti y eso te ayudará a superar cualquier circunstancia que estés atravesando.
[1] Hechos 2:2-7: Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?
[2] Hechos: 2:13: Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto.
[3] Juan 14:15-16: Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre.
[4] Juan 14:17-18: El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
[5] Romanos 8:15-17: Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
[6] Lucas 24:49: He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
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