11 de noviembre de 2018
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La economía es más importante de lo que creemos porque es vital obtener y manejar nuestros recursos para vivir, bendecir e incluso para cumplir nuestro llamado en el reino de Dios. No es casualidad que en la Biblia encontremos tantas referencias sobre economía y finanzas. El orden financiero se traduce en bendición. Si fuéramos más ordenados tendríamos mejores condiciones de vida. Esto aplica para personas, familias y naciones. El hijo pródigo regresó por motivos económicos a la casa del padre. Dios te espera con anillo y calzado nuevo. Festejará, te recibirá y tendrás victoria sobre tu economía si lo involucras a Él.
Una historia que nos habla de esto es la de Gedeón. Dice la Palabra que el pueblo de Israel empobrecía porque los madianitas saqueaban sus cosechas y bienes. Ellos habitaban en la tierra de los amorreos y clamaban a Dios, aunque se encontraban en esa situación porque lo había desobedecido. Busquemos al Señor siempre porque cuando lo hacemos nuestro Dios por sobre todas las cosas, Él nos escucha.
El ángel no dijo: “Haragán que te la pasas sin hacer nada, que no estudias, no trabajas, Dios está contigo y te dará la victoria para que no pasen escasez”. Le dijo: “Varón esforzado y valiente… ve con esa tu fuerza”.[1] Solo los diligentes, no los negligentes —cuyo pensamiento afinado y disciplinado tiende a la abundancia— pueden esperar que Dios respalde su trabajo, porque vive conforme a los principios de honra e integridad que Él enseña.[2]
Para tener la victoria en las finanzas debes tener victoria sobre ti mismo, ser disciplinado y ordenado. Mi mamá me decía: “Cash, me faltan cinco centavos, ¿dónde estarán?” Ahí me tenía buscando hasta que yo recordaba: “Los gastamos en la segunda camioneta que tomamos”. Ella me enseñó a ser ordenado. Cuando me enviaba mi mesada yo clasificaba el dinero y lo guardaba: lo de la universidad, lo de la comida, etcétera. Si quieres tener victoria sobre la economía debes ordenarte.
Jesús sabía que la provisión es importante, por eso fue un tema relevante en sus enseñanzas. Específicamente nos dijo que no podemos servir al dinero y a Dios.[3] Ordena tus prioridades. Las riquezas son un mal dios, pero son fenomenales sirvientes. Sirve a Dios y que la riqueza te sirva a ti. Sirve a la riqueza y Dios no va a tener ni cómo encontrarte porque el amor al dinero es raíz de todos los males.[4] Lo primero que Jesús ofrece a quienes buscan a Dios es añadidura de recursos. Busca a Dios para tu economía.[5] Él es el dueño de todo, así que sabe mejor que nadie. Incluso el principio del diezmo es reconocer que Dios tiene que ver con nuestra economía y bienestar, por eso lo honramos y la siembra tiene abundante cosecha. O tenemos victoria sobre la economía, o la economía tendrá victoria sobre tu vida.
Si Dios nos da la riqueza, ¿le pediremos que no lo haga? ¿Lo amenazaríamos diciéndole “Si me das mucho te niego y si no me das te blasfemo”?[6] Una correcta oración y afirmación es la de Pablo: “Le haré frente a cualquier situación”, fiel a Dios en todo tiempo. Esa es nuestra victoria frente a la economía que es también la victoria sobre nuestras reacciones, actitudes, pensamientos y palabras. No cambiemos basados en las finanzas, sino que seamos firmes sin importar el dinero.[7] La economía no debe basarse en el temor sino en la confianza en Dios.
La economía y las finanzas son más espirituales de lo que parece porque debemos declarar que Dios es nuestro Señor en todo y quien nos da la fuerza frente a cualquier situación. ¡Esa es la victoria! No te afanes, nadie está mejor que tú cuando confías en Dios. Hay que tener dominio propio, compra con lo que ya ganaste, no comprometiendo lo que no has ganado. Sí funciona ser inteligente con las finanzas. Como dice Guayito Palacios: “Dinero ganado, mitad comido mitad guardado”. Hay que trabajar con fe y administrar con sabiduría, planificar y hacer presupuesto. Sin visión perece el pueblo, así que tu dinero debe responder a una visión para que no se lo lleve cualquier oferta.
Las riquezas son malas si las amamos más que Dios, pero Él nos dio la capacidad de hacerlas porque no son malas si las pones en el lugar correcto.[8] Es parte del pacto de Dios bendecir tu economía. Jamás desconectes tu economía de Dios porque Él es quien te bendice y prospera. Tu victoria está en Él. Si fuéramos un país económicamente estable, nos iría mejor. Tu economía está bajo pacto con Dios, solo reconócelo, hónralo y lo verás cumplido. Debes hacer lo que hizo Jesús con los cinco panes y los dos peces: toma lo poco, lo que no alcanza, alza tu vista al Padre, bendice tus recursos y abundará. Dios quiere que hagas riqueza de forma honrada sin perder la vida.[9] Respeta sus principios y Dios te bendecirá.
[1] Jueces 6:8-14: Jehová envió a los hijos de Israel un varón profeta, el cual les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Yo os hice salir de Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre. Os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los que os afligieron, a los cuales eché de delante de vosotros, y os di su tierra; y os dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; pero no habéis obedecido a mi voz. Y vino el ángel de Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente. Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo?
[2] Proverbios 21:5-6: Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.
[3] Mateo 6:24: Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
[4] 1 Timoteo 6:9-10: Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
[5] Mateo 6:33: Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
[6] Proverbios 30:7-9: Dos cosas te he demandado; no me las niegues antes que muera: vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; manténme del pan necesario; no sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios.
[7] Filipenses 4:12-13: Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
[8] Deuteronomio 8:18: Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.
[9] Proverbios 22:4: Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová.
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