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Yo soy el que soy

Yo soy el que soy

19 de marzo de 2024

Tiempo de lectura: 3 minutos

Aunque me gustan los cuatro evangelios, hoy quiero hablarles del evangelio de San Juan, que es mi favorito porque su perspectiva enriquece el cómo ser cristiano y cómo hacer iglesia. El escritor de este evangelio también ha sido llamado el apóstol poeta, pues al escribir lo hace con un fino y exquisito estilo poético, como se lee en la descripción del ministerio de Juan el Bautista, cuando afirma que hay uno que viene después de él, pero que es antes que él.[1]

Juan lo describe así: yo bautizo en agua, que es un gran ministerio para arrepentimiento de pecados para que entren al cielo y no vayan al infierno. El que viene después de mí, es antes que yo, con eso se refería a que, Jesús es antes de él y que todos nosotros. Así describe a Jesús como el principio de la creación, el que fue inmolado antes de que el mundo haya sido formado.

Juan como escritor es cautivante, un genio ungido por Dios. Cuando el Verbo se hizo carne, vino para ser concebido en el vientre de una mujer. El Verbo hecho carne pasó a ser la luz y la vida, la Palabra de Dios que creó todo el universo estaba contenida en el vientre de María.[2] Este es el privilegio más grande que pueda tener un ser humano.

Quienes reciben su Palabra al igual que María están recibiendo el Verbo creador del universo, por eso Jesús todo lo hizo hablando, porque Él era el Verbo, todo lo que existía de Dios caminado sobre la tierra. El Verbo que habitó en María, habita en los hombres y se convierte en luz para su camino. Por eso dice la escritura que Dios envió Su palabra y los sanó.

Al recibir a Jesús, recibimos la semilla de la misma naturaleza de Dios, que es la Palabra incorruptible.[3] Tenemos que entrar en ese estado consciente de que la palabra que habita en nosotros es Jesús, dicho de otra forma, si algo de ti es Dios: es Su Palabra.  

La primera vez que Dios dice su nombre es para enviar a Moisés como libertador de su pueblo, afirma su nombre como Yo Soy, con ello le dice a Israel: Yo soy el que está dentro de ti, porque fuiste creado a mi imagen, conforme a mi semejanza y ese es el mismo mensaje que retoma Juan con la vida de Jesús.[3]

Como persona nueva, al recibir a Jesús eres una pieza única creada por Dios, un hombre nuevo, alguien que no puede creer de sí mismo algo diferente. El Verbo vive en tu cuerpo, eres la manifestación de Jesús en la tierra en tu conducta y actitud, en la manera de pensar y hablar, sobre todo: en el modo de creer como un hijo de Dios.


[1]Juan 1:26-27,29-30 (RV1960): Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis. Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.

[2]Juan 1:1-13 (RV1960): En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.

[3]1 Pedro 1:23 (RV1960): siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Juan 1:14 (RV1960): Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

 

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