19 de julio de 2018
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Como parte del movimiento de “40 días de fe”, que ha activado la fe de la congregación, llegó el momento de orar por los enfermos y creer que Jesús los sanará.
Este domingo 22 de julio se llevarán a cabo los servicios especiales de milagros, en donde juntos activaremos nuestra fe corporativa para que otras personas reciban un milagro de sanidad. Además se enviará a la congregación para que con aceite vayan a orar por amigos, familiares o conocidos que estén padeciendo algún inconveniente de salud.
Sabemos que Dios desea sanar nuestras enfermedades y dolencias, pero es necesario creer que tiene el poder para solucionar nuestros problemas naturales de forma sobrenatural. Pablo lo decía en Romanos 8:37: “Somos más que vencedores por aquel que nos amó”. ¡Jesús, en la cruz, ya pagó el precio de tu sanidad! No debes librar la batalla para obtener tu milagro porque Él ya venció a la enfermedad y la muerte. Nuestro Padre nos ofrece los beneficios de Su victoria, por eso somos más que vencedores.
40 días de fe
Esta campaña inició el pasado 1 de julio y ha desafiado a toda la congregación a llevar su fe a otro nivel. Dicho movimiento se ha implementado en más de 60 iglesias en Latinoamérica y va de la mano con la lectura del libro No es por vista, del pastor Cash Luna.
En este tiempo se ha desafiado la fe de cada miembro de la congregación para que crean por alcanzar un bienestar mayor en el área personal, familiar y económica. Además, se les ha invitado a compartir sus logros para que de esa forma puedan inspirar a muchas personas. Estas personas pueden narrar su experiencia enviando un correo electrónico a info@casadedios.org
Así que ¡ven el próximo domingo y trae a una persona que necesite un milagro! Seamos testigos del poder sobrenatural de Dios en este tiempo.
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Con nuestros tiempos en manos de Dios viene un ordenamiento secuencial de la información que acelera su perfecta voluntad en forma pronta y cumplida; observa la realidad de Sus promesas desde la esencia de esta enseñanza.
En esta entrega, el aprendizaje es un objetivo y la gratitud una solución; mientras vivimos cerca de Dios, el universo se transforma desde el corazón bajo Su perfecta voluntad.
Esta enseñanza aporta los ingredientes para ser un hijo de Dios que persigue apropiarse del carácter de Cristo en todas las áreas de la competitividad diaria, y lo hace mediante la introspección que beneficia el progreso y la mejoría personal.