Nuestro Padre nos ama y nos escucha al acercarnos con un corazón humilde que perdona y le honra.
Estamos convencidos de que la clave del éxito de nuestra vida pública es nuestra vida privada, es decir, nuestra íntima relación con Dios, ¡así que orar es vital! Para mejorar esa área debemos empezar por convencernos de que somos lo más valioso para Dios, quien desea relacionarnos con nosotros y anhela bendecirnos en todas las áreas de nuestra vida: salud, restauración, provisión y paz.
Jesús nos abrió la puerta para que nos relacionáramos íntimamente con nuestro Padre, nos enseñó a orar y a pedir cuanto necesitamos y soñamos. Él fue muy claro en decirnos que en Su nombre, porque Él y el Espíritu Santo interceden por nosotros. ¡No desperdiciemos esa oportunidad y privilegio!
Permítenos interceder por tu vida y por tus necesidades.
Según los expertos, las estrellas visibles desde la Tierra pueden ser 9096, pero una persona durante toda la noche podría contar entre 2300 y 4548; aunque eso es todo un desafío, al finalizar esta enseñanza, serás capaz de relacionar tu fe con este monumental conteo de estrellas.
Lo que inicia débil trae una factura difícil de pagar, pero las buenas noticias de Dios siempre difieren: si las semillas son benditas, ¿cómo serán los frutos?
Jesús nos visita y lleno de amor pregunta: ¿Necesitas un milagro? Pon tus ojos en el autor de la fe y sigue viendo maravillas que causan asombro porque exceden la comprensión humana. ¡Escucha, confiesa y recibe tu milagro!