El Señor anhela saciar tu hambre y sed de bendición. Él se manifestará si te acercas y permites que llene tu vida.
El primer error que uno comete es decir: “Yo no me voy a poner metas”. En tu vida, ¿qué te gobierna? ¿El afán por no conocer su futuro o la fe?
Si Dios ya te dio a su Hijo, no hay NADA que ahora no quiera darte. Sólo cree, pues la oración de fe es la que mueve a Dios.