23 de junio de 2019
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Tu “nada” no es un absoluto para Dios, sino el comienzo para un todo que Él quiere darte. Quitemos de nuestro lenguaje, y sobre todo de nuestra mente, la palabra “inalcanzable”. Si en este momento no puedes hacer algo, encuentra la forma y no olvides que nuestro Padre es un Dios de imposibles cuando le crees. Así que no te acostumbres a Él y usa lo que tienes en tus manos. ¡Cada día es una oportunidad para empezar a actuar!
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El Espíritu Santo nos dio su óleo para conservar la alegría, el gozo y nunca amargarnos.
En esta vida todos debemos algo a alguien y, sobre todo, a Dios.
La raíz crece en secreto y el fruto está a la vista de todos.