No hay forma de parar la bendición de Dios cuando somos generosos.
El desafío que tenemos como seres humanos es tener la fe para dar tanto como tengamos.
Debemos confiar y creer firmemente en que el Señor nos promoverá para que podamos ofrecer mucho más.
¡Ayudar es una obligación que conlleva recompensa!
El amor jamás debería condicionarse por las equivocaciones, puesto que todas las personas somos perfectamente imperfectas.
El verdadero amor no busca su propio beneficio, por lo contrario, busca el bien y la felicidad de la otra persona en todo momento.
Dios anhela que amemos a nuestro prójimo en todo momento sin importar las circunstancias, tal como Él nos ama.
Amemos con verdad y hablemos verdad con amor, pues tanto el amor como la verdad son requisitos no negociables para ser plenos y felices.
A Dios le gusta que Sus hijos hagan planes porque cuando una persona tiene metas también tiene deseos de activarse para alcanzarlas.
El lugar en el que estás hoy es tu nuevo punto de partida. Mira hacia delante y extiende tu vida en esa dirección.
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