14 de enero de 2010
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Nuestra vida necesita enseñanzas además de vivencias y recurrimos a Dios por ambas cosas. Hay un tiempo para aprender y otro para experimentar. Dios te expone a enseñanzas que te preparan para lo que viene. Todo lo que nos enseña es aplicable a nuestras vidas. Estudia Su palabra para poder tomar decisiones y ser un alma próspera que pone en práctica, hace y vive lo que aprende.
Conocer el reino y hacer Su voluntad
Mateo 6:9-12 aconseja: Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Debemos pedirle que nos enseñe a orar y también que nos revele Su reino. Siempre pedimos muchas cosas, que nos bendiga, prospere y sane pero también debemos pedir que nos muestre cómo el reino y sus leyes funcionan en nosotros. Algunas de estas leyes son: sembrar para cosechar, perdonar para recibir perdón y que todo obra a bien para los que aman al Señor. Hay que pedir el reino, conocerlo y asegurarnos de tener un lugar en allí. Sería triste que llegues ante la presencia de Dios y sientas que tu vida nunca cambió porque no te interesó alcanzar el reino que tenía para ti. El Señor siempre ha dado instrucciones para disfrutar del reino, desde el génesis podemos ver cómo le enseñó a Adán.
Entonces es importante pedir que el reino del Padre venga a nosotros y funcione para nuestro bien. Luego, es necesario que le dejemos hacer Su voluntad y para esto debemos permitir que la nuestra se someta en obediencia. Nunca olvides que la voluntad de Dios debe prevalecer sobre la tuya, aunque te parezca difícil. Dejar que se haga Su voluntad es esperar Su tiempo y permitir que todo se haga a Su manera, no a la nuestra.
Hay personas que me piden orar por familiares enfermos y me dice que están dispuestos a que Dios haga Su voluntad, como resignados a que la persona muera, sin pensar que la voluntad de Dios sobre la enfermedad es ser sanos. Fue tan caro ser curados por las llagas de Cristo que definitivamente no quiere vernos enfermos. Elimina el argumento de que alguna enfermedad es enviada por Dios.
Es satisfactorio ver que alguien se supera y crece practicando la Palabra, pero esto solamente se logra si te interesas por leerla y estudiarla. Cierta vez hablé con un muchacho que quiso suicidarse. Creció en un barrio muy pobre y había sufrido mucho, entonces le hablé viéndole a los ojos y le dije que sí era posible cambiar y ser feliz. A partir de ese momento tomó la decisión de vivir y superarse entregándole su existencia a la voluntad del Padre.
Dios te conoce, sabe de dónde vienes, lo que has pasado y qué te sucederá. Tiene un plan para tu vida, tal vez no el que quieres pero sí el que te conviene. Así que busca Su reino y permite que haga Su voluntad en tu vida.
Todos tenemos voluntad y nos guiamos por ella. Lo que somos, hacemos, decimos y escogemos depende de nuestra voluntad. Te vistes, comes y actúas utilizando tu capacidad de decisión. Dios te diseñó así porque desea que le escojas libremente. Él tiene una voluntad de bien, agradable y perfecta para ti pero espera que lo busques para dártela. Te revelará Sus planes cuando reconozcas que es lo mejor, dobles tus rodillas y se lo pidas.
En el reino hay un plan para cada uno, déjate guiar y descúbrelo para que se cumpla. En tu trabajo sucede de la misma forma, debes tener muy claro lo que esperan de ti y cuáles son las metas que debes alcanzar para que desarrolles una estrategia y te esfuerces por lograrlo. Sin planes no se sabe hacia dónde debemos llegar. Dios sabe lo que espera de ti y puede decírtelo para que lo cumplas.
El plan de salvación del Señor es para ti. Sería terrible que lo ignores y peor aún que lo conozcas y no te esfuerces por alcanzarlo. Los planes de Dios para tu vida son importantes porque de ellos depende tu familia, tu trabajo y todo lo que te rodea; no son individuales y no te afectarán solamente a ti. Jesucristo puso en práctica la voluntad del Padre y todos fuimos salvos, su obediencia no repercutió sólo en Él y Sus discípulos, sino en la humanidad entera. Lo mismo sucede ahora, tu salvación influye en la vida de muchos.
Sacrificio que trae recompensa
Hebreos 10: 7-12 dice: Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, El sacrificio de Jesús en la cruz tuvo recompensas: está sentado a la diestra de Dios Padre, Sus enemigos fueron puestos a Sus pies, tiene poderío sobre ellos, salió victorioso y resucitó. La obediencia fue difícil y lo llevó a la muerte pero estuvo dispuesto a cumplir la voluntad del Padre. Imitarlo requiere sacrificios que no son agradables. Esa es la razón por la que muchas veces no le pedimos que se haga Su voluntad, pero sin sacrifico no hay recompensa.
Cuando Dios demanda sacrifico es señal de que viene algo mejor. A los 19 años tenía el sueño de comprar mi carro y ahorré como loco para lograrlo, además le pedía al Señor que me ayudara. Junté como Q5,000.00 y Dios me pidió que los sacrificara. Entonces los sembré, honré a mi padre y se los regalé, convencido de que vendría algo mejor y así fue.
Mateo 26:39 recuerda las palabras de Jesús: Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
Dios busca personas obedientes a quien pueda mostrar Su voluntad. Quiere hombres y mujeres a los que pueda elogiar como a David que era hombre conforme a Su corazón porque haría lo que le pidiera. Tu voluntad es importante, fórmala y edúcala, pero nunca la antepongas a la de Dios. Sólo tú puedes descubrir lo que Él quiere y tiene para ti. Te lo revelará directamente, a nadie más, solamente así confirmarás tu fe y seguirás creyendo.
Antes de conocer a Dios, leí un libro sobre el poder de las pirámides. Me interesaba todo ese misticismo porque deseaba conocer mi futuro y prepararme para lo que vendría. Incluso permití que una mujer me adivinara el porvenir. De alguna forma todos deseamos lo mismo y solamente Dios puede revelarnos lo que hay planificado para cada uno. Busca Su voluntad en la Palabra, léela y vívela, sólo así podrás prepararte para el presente y el futuro. Lo que allí está escrito es para todos, pero hay una voluntad que es sólo tuya, para que te la revele debes buscarla, encontrarla y estar dispuesto a sacrificarte por alcanzarla.
Prepárate para hacer Su voluntad
Romanos 12:2 nos dice: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Cuando eres capaz de dominarte y obrar bien según Sus preceptos, demuestras que te interesa conocer Su voluntad. Si te ofrecen un negocio ilícito y te niegas porque sabes que haciéndolo ofenderás a Dios, estás listo para recibir lo que tiene para ti. Hay gente que no tiene más dinero porque no vende sus principios y valores. Actuar correctamente y no conforme al mundo, tiene recompensas.
Hay planes de Dios para ti, búscalos, dobla tus rodillas y pídele que te los muestre y te oriente para hacer lo que debes. Él te revelará Su voluntad aunque las debilidades te hagan vulnerable, así que debes sacrificarte, no temas porque te sostendrá y dará fortaleza. Hay cosas que no comprenderás pero con fe debes obedecer. Busca Su voluntad para tu familia, tal como María lo hizo con Jesús. Ella no comprendía todo y sabía que tendría dificultades, pero obedeció y estuvo dispuesta a someterse a los designios del Señor.
Nada es casualidad, todo obrará a bien, no busques más razones y justificaciones para lo que sucede en tu vida, tómate de Su mano y persiste en Sus caminos. Hay una voluntad divina y una respuesta para cada circunstancia, no dejes que tu fe se debilite, al terminar el proceso serán una persona nueva que alcanzará la voluntad del Señor.
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