30 de noviembre de 2017
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Hace unos años, estaba en Malasia predicando y nuestros anfitriones nos aconsejaron visitar el barrio chino durante los días que teníamos libres. ¡Fue una experiencia cultural extraordinaria en Kuala Lumpur! Estuvimos en el mercado más grande que hayamos conocido. Los colores y olores se mezclaban de una forma que hasta mareaba. En medio de la frenética actividad de los vendedores y compradores, nos acercamos a un puesto que llamó nuestra atención porque tenía muchos relojes, y me encantan los relojes. Yo sabía que no eran genuinos por su precio. Imagina un Rolex que costaba $60-$80, ¡imposible! Cuando se lo dije al vendedor, él muy molesto me respondió en un inglés poco comprensible: “Es piratería genuina, ¡casi original! Tú necesitas uno de estos”. Me sorprendió lo orgulloso que estaba de decirlo.
Parece que el mundo es así en general. Nos ofrece “piratería genuina”, falsedad que parece real, pero no lo es. Amo la comida china, pero Argentina no puedo conseguir comida asiática original. No quiero que me cocine un chef que se llame Ramón, sino algún señor de apellido Lee. Ramón tiene los ingredientes, sabe armar el plato, pero no es asiático, le falta algo. Muchas nos rendimos a lo que no es genuino. Nos dejamos llevar por imitaciones porque una piratería genuina te llevará cerca de lo real, aunque no lo sea. La religión es así, te lleva cerca de Dios, pero al mismo tiempo te aleja, porque lo que Él busca es una relación auténtica, no llena de formalidades y rituales. Jesús dijo que Él era el camino, no un camino; dijo que era la verdad, no una verdad; dijo que es la vida, no una forma de vivir[1]. Vivamos de tal manera que digamos: “Siempre, solo tú, Jesús”. ¡Todo lo que necesitamos se encuentra en Jesús! Todos nuestros sueños, nuestra identidad, propósito, se encuentra en Él, en nadie más. El mundo podría ofrecerte una vida, un camino y una verdad que parecen genuinas, pero no lo son. No te dejes engañar. Solo en Jesús realmente encontramos lo genuino y sin falsedad. Solamente hay un camino, una verdad y una vida, y se encuentran en Jesús.
Él dijo que buscáramos primero el reino de Dios y todo lo demás será añadido. ¿Qué buscas?, ¿ser entretenido por mensajes fabulosos?, ¿buscas palabra de hombres? Búscalo a Él y todo lo demás será añadido. Si le das a Jesús el primer lugar en tu vida, nunca terminarás en segundo lugar. Te lo aseguro. No vivas en religión con Jesús, sino en relación con Él. A veces, vivimos conforme a lo que otros dicen, vivimos por la revelación del otro, y eso no es genuino para nuestro corazón, así que debemos buscar esa íntima relación con Jesús, porque solo Él puede darnos verdadero significado para la vida. Debemos ser una generación que no cae con imitaciones porque sabe estar en presencia de lo real y genuino: Jesús.
Cuando te enfocas en Jesús, Él te guía, porque es el camino a las promesas de Dios, a tu llamado y propósito. ¿Estás enfocado en tu camino o en “el camino”, en Jesús? Lo mejor está por venir porque Jesús es el camino verdadero. Si te enfocas en Él, abrirá puertas que nadie podrá cerrar, te llevará a lugares que nunca imaginaste, nunca te fallará porque no sabe hacerlo. Te guiará y fortalecerá. Jesús es el camino perfecto, el único que nos lleva de gloria de gloria, y nos guía para subir de nivel.
Hay muchos creyentes que son piratería genuina porque no reflejan la verdad de Jesús. Viven como cristianos el domingo y de lunes a sábado viven como quieren. Aman solo a quienes están en su círculo de amistad. Pero el Evangelio es transformación guiada por la verdad de Cristo. Debemos ser cristianos que no solamente hablan, sino que actúan, que dan testimonio real. Seamos personas que aman, no solo que aparentan, seamos genuinos, ¡solo eso transformará al mundo! Una iglesia genuina es la que cambiará a las naciones, una iglesia que realmente perdona, que acepta, que ama. Debemos reflejar a Jesús, la verdad y la vida. Tus emociones no son la verdad, solo Él es la verdad.
Jesús es la Palabra, la verdad que nos hace libres. El mundo rechaza a la iglesia, a la religión porque no somos auténticos, no practicamos lo que predicamos. Enfoquémonos en el camino verdadero, olvidémonos de la religión, enfoquémonos en la verdad que Jesús nos comparte y hagámosla vida. Ningún orador puede cambiar tu vida, solo uno puede: Jesús. No sigas a oradores o predicadores porque todos los que compartimos la Palabra somos herramientas para ayudarte a enfocar tu vista en el camino, en Jesús.
Debemos vivir como nuestro Padre nos manda, lo que significa que debemos encontrar el camino, porque solo Él es la vida verdadera. Esa vida no es aburrida, es abundante, es una vida superior, sin límites. Eso es Jesús. Búscalo y entrégale tu corazón. De esa forma, podrás superar las adversidades y tormentas. Jesús no es un estilo de vida, Él es la vida.
No busques seguir en tu camino y llevarlo a Él. Busca seguir el camino verdadero, busca seguir a Jesús, solo en Él encontrarás lo real y auténtico. Deja ya todo lo falso que parece genuino. Yo fui un pecador que dejó su camino y se decidió a avanzar por el verdadero camino, solo Jesús me brindó lo auténtico, solo en Él encontré la verdadera gracia, perdón y amor que nunca falla.
Solo en Cristo descubrimos quiénes somos realmente. Solo viviendo en Cristo logramos descubrir nuestra identidad. Jesús es el camino, la verdad y la vida; te invito a que inicies esa relación intensa con Él. Su gracia y misericordia son más grandes y poderosas de lo que has vivido hasta ahora, anímate a invitarlo a tu corazón, te garantizo que tu futuro con Él será mucho mejor que tu pasado sin Su amor.
[1] Juan 14:6-7(NVI): ―Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. Si ustedes realmente me conocieran, conocerían[a] también a mi Padre. Y ya desde este momento lo conocen y lo han visto.
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