07 de marzo de 2021
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Hay cosas que van a seguir creciendo en nuestra vida y hay cosas que decrecen. Por ejemplo, yo ya no voy a crecer, esta es la altura que alcancé, tiene que ver mucho la genética de mis padres. Lo que sí puede crecer es mi vida y mi carácter, porque puedo tener mejores pensamientos.07
Es inevitable envejecer, pero lo que no debe envejecer dentro de nosotros es el amor. Y cuando hablo del amor hablo del amor hacia Dios, hacia las personas, hacia los hijos, hacia la esposa y hacia el prójimo. Si algo nos mantiene vivos es amar y ser amados, por eso Dios, a través de Su Palabra, nos dice que Él nos amó primero y que el perfecto amor echa fuera todo temor. Por eso también quedó escrito: de tal manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo.
Entonces quiero hablarles también del amor propio y de las cicatrices. ¿Por qué es que Jesús preserva hasta el día de hoy las cicatrices en Sus manos y en sus pies? De hecho, también hubo un hombre que metió su mano en su costado y le dijo: sí, eres tú. ¿Por qué era necesario eso? ¿Qué significa? ¿Qué representa? Lo primero que quiero compartirles es que debemos proteger el amor, el cual podría crecer o decrecer. Se recuerdan ustedes de esa historia que nos han dicho de que el amor es como una plantita: se pone una semilla y conforme pasa el tiempo se debe regar y abonar para que crezca y de fruto. Es una historia que hemos escuchado mucho, pero funciona porque a mí nunca se me olvidó. Sin embargo, yo sí he vivido épocas donde dejé de cultivar el amor. Di por sentado que la gente sabe que los amo, que mi esposa sabe que la amo, pero realmente no funciona así. Si descuidamos el amor, si no somos intencionales y persistentes, el amor puede decrecer.
He estado en funerales donde se nota que la persona les va a hacer muchísima falta. Están dolidos y lloran porque la persona era tan alegre y amorosa que la gente va a extrañar sus caricias, su comida, sus abrazos y su alegría. Pero también he estado en funerales donde no lo van a extrañar. Es más, parece como que estaban esperando que ese momento llegara. Si te van a extrañar es porque tienen una referencia de quién eres, pero hay personas que vinieron y partieron, y no fueron tan relevantes al construir una memoria en el corazón de aquellos que lo rodearon.
Lo primero que quiero hablarles de eso: de memoria. Las personas se recuerdan de cómo somos, de cómo nos expresamos y del amor que manifestamos, porque el amor tiene la capacidad de crear cosas imborrables. Recuerdo que cuando salíamos de campo con mis padres mi mamá preparaba un arroz a la valenciana riquísimo con gallina asada que era fabulosos. Para mí eso creó memoria.
Otra de las cosas son los regalos. Por ejemplo, recuerdo el primer carro de control remoto que me regalaron, mi patineta o cuando íbamos al mar y comíamos ese sándwich de pollo con mayonesa, tomate y cebolla con un poco de arena de mar. Asimismo, el día que te casaste está lleno de memorias que hay que proteger y cuidar, porque son las que nos sostienen. Cuando no generamos una memoria, cuando no hay una acción de amor de parte nuestra, la vida continúa y deja de ser relevante. ¿Por qué es importante sembrar amor? Porque un día vamos a envejecer, por lo que todo lo que sembremos puede convertirse en un punto de referencia para el corazón de nuestros hijos. Yo ya me propuse algo: quiero ser un viejito alegre, chistoso y agradable para que a mis hijos les guste estar conmigo. Quiero que cuando mis nietos vengan estén contentos. En algún momento vamos a necesitar del amor y de la paciencia de nuestros hijos, por eso es importante sembrar y generar memoria.
La memoria es la expresión de la intensidad del amor que se lleva adentro. De tal manera amó Dios al mundo, esa es la intensidad con la que nos amó. Tu intensidad puede hacer que el matrimonio continúe. Tu intensidad puede ser que esa memoria en el corazón de tus hijos crezca. Tu intensidad te hace hacer cosas que nadie más haría. La intensidad es clave.
Lo otro es amor a ti, amor propio. Ámate, cuídate y protégete. Una persona que se ama a sí misma cuida su alimentación, por ejemplo. Quiere cuidar su cuerpo, se protege y se cuida. Ahora trato de cuidar mi vida teniendo un amor propio. Me gusta hacer aquello que me genera felicidad y un bien interno. El amor propio es algo que se puede llegar a perder. ¿Cómo sabemos que una persona tiene amor propio? Porque hace aquello que le gusta y porque se relaciona con las personas que lo rodean de forma alegre.
Amor propio tiene que ver con perdonar y con tener un estado emocional sano. Esto es tan importante porque no te da permiso de mantener una herida abierta.
Cuando Jesús se presentó de nuevo ante Sus discípulos luego de su resurrección, aún estaban las marcas en Sus manos, pero eran cicatrices, no heridas abiertas.[1] Para Jesús fue necesario perdonar a todos aquellos que le estaban haciendo daño. Y no solo nos perdona, sino que declara algo y dice: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. El corazón debe permanecer sano. El corazón alegre, dice la Escritura, hermosea el rostro. La alegría se percibe, se contagia, dan ganas de estar con alguien que es alegre, pero también es muy difícil compartir con alguien que vive constantemente una herida. El perdón es una de las cosas que te abre el cielo para ser bendecido. La persona que perdona avanza y reconoce que la bendición no la debe de retener por un estado emocional que ella misma debería resolver.
En esta época donde hablamos de Jesús, vamos a recordar esas huellas imborrables que demuestran la intensidad de Su amor, la cual está manifiesta y está marcada en Su cuerpo. Y esas marcas aún permanecen. Pero hay una diferencia entre herida y cicatriz: la herida aún está abierta, permanece, está viva y sigue doliendo. Por ejemplo, las cicatrices de un bombero. Yo tengo un amigo bombero y ellos tienen dentro de sí un valor a la vida tan grande porque sacrifican la propia y la ponen en riesgo con tal de salvar la vida de alguien que no conocen. Pero ¿por qué la ponen en riesgo? Porque aman tanto la vida, aun cuando no conocen a la persona, pero tienen un valor sobre la vida y están dispuestos a sacrificar la propia. Y algunos de ellos llevan cicatrices por ello.
Jesús te amó, te escogió, te llamó y te conoció desde el vientre de tu madre. Su corazón no se amargó porque Él no podía consumar el sacrificio con un corazón dañado. Las personas que alcanzan una nueva etapa en sus vidas lo logran a través de tener sanidad en el corazón y se nota, se percibe, se sabe muy bien cuando alguien ya resolvió.
Tu interior necesita amor propio. Quizá no hayas podido alimentar y crear memorias porque hay una herida que construyó una memoria de dolor. Pero si tú mismo no lo resuelves, eso no va a cambiar. La solución está en tus manos. Quizá haya heridas que te quitaron la intensidad con la que amabas., pero el amor sólo debe crecer y madurar. El perdón es la clave para que puedas disfrutar de tu siguiente bendición. Jesús lleva las cicatrices de su amor por nosotros para que nunca se nos olvide.
Tu intensidad de amar va a estar a prueba cuando escojas a alguien porque la imperfección de esa persona que escogiste va a poner a prueba tu decisión de amar, así como Dios nos amó a nosotros. Todos cometemos errores y nos equivocamos, pero el amor de Dios no nos falta.
[1] Lucas 24:36: Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies.
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