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Deja de dar excusas

Deja de dar excusas

25 de marzo de 2008

Tiempo de lectura: 7 minutos

Hace quince años, trabajaba con mis papás en Bisel, la tienda cristiana. Soy hijo único y estaba bien en la empresa, todo iba bien, pero de repente, se me ocurrió empezar a vender radios. Un día, platicando con mis papás, a ellos no les gustó que le dedicara más tiempo a los radios que a Bisel. Me sugirieron que me dedicara mejor a los radios, porque usaba los recursos de la empresa para trabajar en eso. Ellos tenían razón, porque en el fondo, estaba actuando mal. En el momento, me dolió, pero decidí dedicarme a vender radios. Quiero que comprenda lo que pasé hace quince años. Mi esposa estaba esperando bebé, yo ganaba muy bien en Bisel y los radios era lo que me daba los lujos, pero ahora tenía que ver cómo hacía para vender más radios. En ese momento, aprendí eso de no dar excusas. Pude haber dicho: “¿Por qué me hacen eso mis papás? ¿Ahora qué voy hacer? Y poner excusas en lugar de creerle a Dios que me podía bendecir, que él es el que da el poder de hacer las riquezas. A veces, uno está confiado que las riquezas son lo que los papás le dan. Pero empecé a trabajar, a diezmar, ofrendar hasta que el Señor me levantó y empezamos a ser la empresa número uno en radios.

Pero, ¿qué hubiera pasado si yo no me decido a hacer esto, si pongo excusas? No tuviera lo que ahora tengo, sería imposible estar donde estoy ahora. Pastores, ¿ustedes creen que de la manera en que llevan el camino van a llegar a ser algo como quieren hacerlo? ¿O tienen que hacer cambios y esforzarse más, trabajar mejor en la visión? Nadie está imponiendo aquí la forma de hacer las cosas, sólo estamos compartiendo cómo lo hacemos en Casa de Dios.

Ya no más excusas para estar mal. ¿Cuantos aquí tenemos una excusa ahorita? O ¿cuánto hemos aprendido hoy en el CIEM que adentro de nuestra mente decimos “eso no se puede en Venezuela, en Colombia, etc.?” Sean honestos, cuántos de los que han venido, alguien ha puesto una excusa diciendo que no se puede hacer. La verdad, no puedo creer que todo les parezca perfecto y eso va a funcionar. Si yo fui a ponerle excusas al pastor cuando trajo lo del Modelo de Jesús. Yo soy el que preside el equipo de servicio, pero en las redes soy el 144 del pastor. El pastor Raúl tiene sus doce, pero yo soy de los doce de los doce del pastor Raúl. Pero ¿cómo es posible? Di un montón de excusas, y esas son las que tienen que evitar que su gente dé. Cuando se dio cuenta uno, llega tarde a la repartición, pero entré y ahora no me arrepiento. No se imagina lo alegre que ha sido juntar a los doce y trabajar en la visión. Usted tiene el poder de cambiar, y por lo tanto, debe dejar de dar excusas. Una excusa es un intento para salir de una obligación o un deber. Es un intento de removerse de la situación. ¿Por qué un intento? Porque uno da una excusa hoy, otra mañana. Tarde o temprano, Dios nos va a poner cara a cara y uno no puede dejar de dar excusas. Pero, ¿después de cuántos años? ¿Cuántas ovejas pudieron haber perdido, por dar excusas? Sólo por un intento. ¿Cuántos están pensando ya en sus excusas?

Ahí es donde uno vive el evangelio real, vive el estar invitando gente, el hecho de estar llamando y consolidando, estoy en los dos lados. Pero que paso? Puse excusas, y eso es lo que ustedes deben evitar. Cuando te des cuenta, estas tarde. Pero tarde o tempano Dios nos va a poner cara a cara y no vamos a poder poner excusas. ¿Cuántas ovejas pueden haber perdido ustedes por dar excusas? Recuerdo cuando la gente llegaba a la empresa a preguntar si vendíamos GPS, y yo hasta me enojaba y les decía que no, que teníamos radios. Y decía: ¿Para qué vamos a traer eso, nadie lo va a comprar? Como a los dos años de dar excusas, nos decidimos a traerlos y nos convertimos en el representante para Guatemala en la venta de GPS. ¿Cuántas personas alguna vez han pasado por alguna calle y han dicho: “Este punto está bueno para poner un salón, una boutique, un restaurante, un taller… pero luego, empiezan a dar excusas? “Tal vez sólo es cosa mía,” dicen y a los seis meses, pasan por esa calle y está el salón de belleza que ustedes pensaron, y lleno de gente. ¿A cuántos les ha pasado? ¿Qué excusa han dado para no hacerlo? Y Dios les dio la idea, pero como dijeron que no tenían tiempo, que iban a consultarlo, y el otro dijo: “Yo sí me apunto”. Y lo peor es que se han juntado con el dueño y les ha dicho: “Me va muy bien, voy a poner otro”.

Este nuevo templo nos va a servir de bendición. Podemos dar un montón de excusas o  empezar a orar para que Dios nos provea para construirlo. ¿Cuánto dinero tendremos que juntar para hacer este templo? Yo me estoy autopredicando hoy. Jesús encontró un hombre que tenía una enfermedad. Imagínese ese hombre, sólo se lo parafraseo. En el estanque de Betesda, dice la Biblia así. Imagínese, ¿cuántos enfermos debe haber habido en ese estanque? Tal vez  cuando bajó el ángel, no le dio tiempo de llegar porque alguien se tiró antes. De repente, se iba a volver a tirar y alguien más lo hizo. Como a la tercera o cuarta que no llegaba, supongamos que tenía un año de estar esperando, se sentó y estaba tan enfermo que estaba tirado, y cuando aparecía el ángel, estaba dormido. Cuando de repente, pasó alguien y le dio una limosna. Todos los que pasaban le daban una limosna y después de un año de estar pidiendo, decía “que venga el ángel, que yo estoy bien así”. que cada cierto tiempo, bajaba un ángel y dice que el primero que se tiraba, sanaba. Había un enfermo que tenía 38 años de estar

Y así, 38 años de estar esperando. Cuando Jesús llega, le dice: ¿Quieres ser sano? El le dio excusas. Realmente, no quería ser sano. Es más, no sé si realmente le hizo un bien al sanarlo. Porque ya sano, no podía seguir ahí pidiendo limosna. Porque lo iban a mandar a trabajar. Treinta y ocho años de no hacerlo, ¿qué iba a hacer? No les estoy diciendo que sean limosneros, al contrario, pueden ser unos grandes hijos de Dios. Estamos viviendo de la limosna en nuestra vida. Sólo recibimos un poquito de lo que Dios tiene para nosotros, cuando pudiéramos estar recibiendo todo.

Proverbios 26:13
Dice el perezoso: El león está en el camino; El león está en las calles.

La excusa es la pereza. Los que me conocen saben tengo una gran actividad. Nunca paro; sin embargo, en los últimos años, siento que me quedé un poco. Cuando me llamaban para pedirme un proyecto más complicado, decía que no, ponía excusas. La excusa de muchos es la familia, pero pregúntele si está con ellos. Se recuerdan del rey que hizo su cena, ¿qué fue lo que dijeron todos los que no llegaron? Excusas. Y por estarlo haciendo, perdieron la bendición. Pastores, quisiera que me invitaran de aquí a un año a sus iglesias y me mostraran el “bum” que habrá en ellas. ¿O vamos a dar excusas? ¿Quiénes vamos a salir de aquí con ganas de mañana empezar un proyecto nuevo? Quisiera que desde ya empezara, y dijera: “Quiero ver cómo hago para abrir el negocio que quería abrir; quiero dejar de hacer lo  malo y empezar a hacer lo bueno”. Ustedes hoy reflexionen y piensen, oren, Dios nos dio el entendimiento.

Por aparte, ¿cuántas excusas hemos dado cuando Dios se quiere acercar a nosotros? Yo hice un listado de siete excusas para no ir al cielo.

  1. Todo el mundo lo está haciendo.
  2. Los tiempos ya cambiaron.
  3. Yo no creo igual que tú.
  4. No importa lo que tú crees, mientras eres sincero, Dios te perdona.
  5. Yo no entiendo. Cada vez que algo se complica, dice: “Yo no entiendo”. Y nunca va a entender. No finja demencia.
  6. Lo dejaré hasta más tarde, o típico latino, “mañana”. ¿Será que llegamos al cielo con el mañana?
  7. No soy tan malo.

Si tú estás aquí hoy, crees alguna de esas siete excusas y sabes que Dios te está hablando y quiere que arrepientas, te acerques a él, hazlo hoy. Mañana puede ser muy tarde. Son dos llamados, los que ya estamos haciendo las cosas bien y vamos para mejorar, empecemos mañana con un proyecto nuevo de cambiar las cosas y hacerlas mejor. Y los que Dios quiere acercarse a nosotros, y nosotros seguimos dando excusas para no acercarnos a Él. Dios nos va a cambiar hasta que algún día estemos pidiendo más. Hoy Dios sólo quiere que te acerques a El. 

A mí me impresionó algo cuando estaba viendo un programa, donde hablaban que estaban fuera de Wallstreet y le preguntaron a un hombre: “¿Cuál cree usted que son los dos problemas mayores de América?”. El hombre respondió: “No lo sé y no me importa”. En la entrevista, la persona decía: “Correcto”. Los dos problemas son que la gente no sabe cuáles son los problemas y no le importa. Creo que a ustedes como pastores, sí les tiene que importar los problemas de su congregación. Ya no demos excusas, debemos dejarle más tiempo a la gente. Ahora, les hablo a los empresarios: Ya no den más excusas, empiecen a honrar a sus pastores, ya es hora. Son los hombres de Dios aquí en la tierra. Digo “son”, porque yo estoy de los dos bandos, pero les hablo como empresario en este momento. Como enseñé en el CIEM, que eso fue lo primero que hizo Abraham cuando regresó vivo y salvo gracias a las oraciones de Melquizedec. Lo honró porque estaba tan agradecido de estar vivo después de una guerra, que lo único que podía hacer es decir “gracias”. Ya no den más excusas para no honrar a sus pastores. Yo he honrado al pastor por años. Un año creí que ya no era necesario hacerlo y fue el peor año de mi vida. Siempre vengo a contar lo positivo de mis empresas, pero el año pasado perdí más de lo que gané. Y me recordé que había dejado de honrar al pastor.

Pastores, honren a sus empresarios, sin ellos, las iglesias se quedan igual de pequeñas. Dedíquenles tiempo, necesitamos mucho tiempo de ustedes. Vivimos bajo mil presiones, tentaciones, problemas y, a veces, los pastores no se acercan a los empresarios porque creen que la gente va a creer que se acercan a ellos por su dinero. No crea esa mentira del diablo. Dejen de dar excusas, háganlo. Ustedes saben lo que tienen que hacer, de los dos lados estoy hablando. Ya verán cómo los va a bendecir Dios.

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