24 de octubre de 2009
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La historia de la humanidad nos presenta dos tipos de personas. Aquellas que conocemos por lo que lograron y las anónimas que no sabemos quiénes son porque no lograron nada relevante que influenciara a otros. Todos tenemos la misma oportunidad para ser recordados por nuestros logros, debemos aprovecharla y trabajar duro. Día a día, la historia se continúa escribiendo, acepta el reto de hacer obras poderosas para que tu historia sea digna de ser contada. Toma el desafío de dejar huella en tu país, recibe la Palabra y aplícala en tu vida para ser ejemplo e influenciar positivamente a otros.
La Biblia es un libro de historias que habla de las personas que hicieron grandes cosas en nombre de Dios y se les conoce por lo que lograron. A Abraham le llamamos el Padre de la fe, Moisés es conocido como el Libertador, a David se le recuerda con el título de el Rey y recordamos a Noé porque construyó el arca que salvó a las criaturas de la destrucción.
Nuestro desafío es tener una historia tan impactante que pueda formar parte del libro que Dios quisiera escribir ahora. Jesús no sólo hizo historia, sino que la partió por la mitad, así de fundamental es Su influencia en el mundo.
Tienes la capacidad de hacer historia en tu país, lucha porque un día tu descendencia pueda hablar de ti con orgullo. Nuestros hogares, trabajos e iglesias necesitan obras grandes. En Guatemala todo lo pensamos y hablamos en pequeño, pedimos un “cafecito” y damos un “besito”, pero en Casa de Dios estamos haciendo una obra monumental porque somos guatemaltecos que pensamos en grande y queremos una iglesia que honre a Dios como se merece. Atrévete a protagonizar la historia, piensa y trabaja en grande para la gloria de nuestro Señor.
Inicio difícil
El Señor busca a los hombres cuando quiere hacer algo y todos los escogidos tienen cosas en común. Lo primero es que tuvieron un comienzo difícil.
Hebreos 11:11-12 relata: Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.
Dios desafió a Abraham y a su esposa al escogerlos para que fueran el inicio de un nuevo pueblo. Él tenía 90 años y ella era estéril. Imagina qué difícil, pero no imposible para el Señor. Ellos confiaron en Su fidelidad y no se desanimaron a pesar de lo complicada que era la misión encomendada. Tenían suficientes razones para no obedecer pero siguieron las órdenes y fueron levantados.
La edad no es excusa para no obedecer a Dios. No te dejes vencer porque Él te levantará y acompañará hasta que cumplas tu tarea. En Casa de Dios creemos por miles de personas para el Reino y trabajamos para lograrlo. Queremos ser una iglesia fuerte y multitudinaria para gloria de nuestro Padre. El pastor Paul Yonggi Cho ya hizo historia porque ha congregado a la iglesia cristiana más grande del mundo que reúne a más de setecientas mil personas.
Moisés también tuvo un comienzo difícil. Lo dejaron en el río Nilo para salvarle la vida, la hija del Faraón lo rescata y adopta y crece en una cultura ajena. Luego mata a un hombre y por si fuera poco, siendo tartamudo, Dios lo llamó a convencer al tirano de que liberara a los israelitas. Así que no pienses que Dios se ha confundido al escogerte. Él sabe lo que hace y estará contigo ayudándote a lograr aquello que desea para tu vida. Confía en Su decisión.
Otro inicio complicado fue el del rey David. Nadie, ni su propio padre, creyó en él. Desde pequeño fue menospreciado. Cuando Dios le habló a Samuel para que escogiera de la casa de Isaí al futuro rey de Su pueblo, ni siquiera fue convocado a la reunión. Luego sus hermanos y el propio rey Saúl lo hicieron de menos. Pero el Señor tenía un plan para su vida y nunca lo abandonó, por el contrario lo acompañó siempre y lo convirtió en el mejor rey que haya existido en Israel. No atiendas voces que te menosprecien porque tienes un plan divino que ejecutar.
Yo también tuve un comienzo difícil. Desde pequeño me tocó duro. Mi padre padece esquizofrenia, una enfermedad que entre otros síntomas, lo hace ver personas y hechos que no existen. Uno de mis primeros recuerdos de infancia es verlo agachado hablándole a los supuestos seres que habitaban los tomacorrientes de mi casa. Cuando tenía edad para casarme, el médico de la familia me pidió que no tuviera hijos porque seguramente heredarían la enfermedad de mi padre. Entonces, le dije a mi novia que no creyéramos tal cosa sino que planeáramos tener tres hijos. Hoy tengo dos y uno en camino. Yo le creí a Dios, no a los médicos porque Él dijo que hará misericordia de aquellos que amen Su nombre.
Si has tenido un comienzo difícil, estás marcado por el abandono, ruptura matrimonial o problemas heredados, no temas, porque Dios puede hacer de la tuya una historia poderosa que se escriba en el libro más digno.
Pasos para hacer grandes obras
Mateo 6:6 aconseja: Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Lo primero que debes hacer para lograr grandes cosas es oír a Dios y para ello es necesario aprender a callar. Nadie puede hablar cuando otros lo hacen simultáneamente. Cultiva tu actitud de escuchar para tener una comunicación fluida con el Señor. Es bueno que le compartas todas tus experiencias pero recuerda que Él lo sabe todo, es omnisciente y omnipresente, entonces lo mejor es permitirle decir lo que piensa sobre tu situación y te oriente a mejorarla. La Biblia dice que la Palabra es semilla y tú debes ser tierra fértil que la haga fructificar para la obra del Señor.
Todos los hombres de Dios han tenido un encuentro especial con Él. Siempre hay una manifestación gloriosa de Su presencia, tal vez un ángel o una voz sobrenatural que les reconforta y da instrucciones precisas. Si aceptas el desafío de lograr grandes objetivos, ten la seguridad de que Dios caminará contigo todos los días de tu vida. Él quiere hablarte en intimidad, así que cierra la puerta, dale tiempo y espacio para que lo haga. Tal como sucede entre un esposo con su esposa. Para quedar embarazado de un milagro, debes tener intimidad con Dios a puerta cerrada.
Hebreos 11:7 dice de la fe: Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.
El segundo paso es obedecer y hacer obras de fe. De nada vale decir que crees si no lo demuestras. El Señor quiere que hagas historia a través de tus actos y tiene obras preparadas especialmente para ti. Nadie más puede ejecutar lo que es tu responsabilidad. Todos deben dar gloria a Dios cuando vean tus logros.
Obras de bien para Su gloria
Deuteronomio 30:9 -11 promete: Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres, cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley; cuando te convirtieres a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma. Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos.
Obedecer no es difícil, ser rebelde sí porque fuiste creado para serle fiel. El Señor se goza cuando ve las obras que son fruto de la obediencia de tu corazón. Lo que tiene destinado para ti no es difícil si caminas junto a Él. Tus logros se conocerán para honra y gloria del Señor. El mundo necesita grandes obras y líderes que le obedezcan sin vacilar. Todo lo que logremos debe ser trascendental y eterno en Su nombre.
Dios quiere hablarte y verte realizado en la tarea que te encomendó. Para cambiar un país es necesario transformar corazones y hacer discípulos a todo ciudadano. Sólo los siervos del Señor son capaces de lograr proezas.
La obra de Dios se ejecuta a través de los hombres. Cada uno tenemos una tarea que realizar. Adán fue llamado a poblar la tierra, Moisés tuvo la tarea de liberar al pueblo y Jesucristo fue el encomendado para dar la salvación a quienes le busquen. No desperdicies tu tiempo, escucha a Dios y obedécele. Él te llama para que le sigas y hagas grades obras de bien. Créele con todo tu corazón y todas tus fuerzas. Entrégale tu vida para que haga de ti un instrumento de salvación que cambie la historia.
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