Hay cualidades poderosas que algunas personas más bien consideran un rasgo de debilidad (la humildad, por ejemplo). La gente cree que el poder está donde hay orgullo, prepotencia o arrogancia, pero Jesús nos enseña que más bien está en el servicio. Sé que la humildad nos hace vulnerables ante algunas situaciones, pero también el orgullo porque provoca que perdamos relaciones personales o profesionales. La diferencia es que siendo humildes conservamos lo más importante: el favor de Dios.
Jesús no vino a ser servido sino a servir. Nos enseñó que servir no es de sirvientes sino de señores. Si todos comprendiéramos el poder del servicio, nuestra situación familiar y laboral serÃa mejor; es más, seguramente nuestra nación serÃa mejor. No podremos ser perfectos como Jesús, pero podrÃamos imitarlo con nuestro servicio.
Nadie puede servir a dos señores,[1] por eso no le demos mayor importancia a nuestras responsabilidades diarias (trabajo, estudios, etcétera) que a nuestro Padre, ya que si lo buscamos a Él primero nos irá bien en todo lo demás. No se puede servir a Dios y al diablo al mismo tiempo,[2] por eso adorarlo y servirlo es innegociable.
En el Antiguo Testamento leemos la historia de Rut, quien a pesar de haber enviudado permaneció al lado de su suegra NohemÃ, cumpliendo con un triple compromiso de servirla a ella, a su pueblo y a su dios.[3] Su servicio le trajo como resultado la bendición de volverse a casar[4] y además la hizo portadora de bendición porque de ella descendieron el rey David,[5] Salomón y, más tarde, Jesús. ¿Qué tal si todos adoptáramos el triple compromiso de servir a Dios, a la nación y a las personas?
Aprende a servir sin importar tu situación social o económica. En la Biblia leemos que incluso la esposa del administrador de Herodes servÃa a Jesús,[6] algo que nos demuestra que gente de cualquier estrato social puede hacerlo.
Jesús nos motiva para que amemos a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas.[7] Las primeras tres son abstractas, pero amarlo con todas las fuerzas implica estar disponibles para servirle. Hazlo y cuando te quedes sin fuerzas, Él las renovará. De igual modo, aprende a servir a la nación y a las personas con la misma pasión y entusiasmo, pues no se puede servir a nuestro Padre sin servir a las personas. Asà que seamos esforzados y valientes para brindar servicio y todo lo que hagamos prosperará.
[1] Mateo 6:24: Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
[2] Mateo 4:8-10: Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquà vinieron ángeles y le servÃan.
[3] Rut 1:14-18: Y ellas alzaron otra vez su voz y lloraron; y Orfa besó a su suegra, mas Rut se quedó con ella. Y Noemà dijo: He aquà tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella. Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allà seré sepultada; asà me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos. Y viendo Noemà que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más.
[4] Rut 2:1: TenÃa Noemà un pariente de su marido, hombre rico de la familia de Elimelec, el cual se llamaba Booz.
[5] Mateo 1:5-6: Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a IsaÃ. Isaà engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de UrÃas.
[6] Lucas 8:1-3: Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, y algunas mujeres que habÃan sido sanadas de espÃritus malos y de enfermedades: MarÃa, que se llamaba Magdalena, de la que habÃan salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servÃan de sus bienes.
[7] Marcos 12:29-31: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
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