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El propósito de Dios en tu vida

26 de abril de 2007

Tiempo de lectura: 8 minutos

Me interesa muchísimo que cada uno de nosotros podamos conocer cuál es la voluntad de Dios para nuestra vida. Alguien puede decir: “Eso es fácil, yo sé que Dios tiene una voluntad buena, agradable y perfecta para mí; que cumpla con su Palabra”. Y eso está muy bien, pero esa es la voluntad que está escrita en su Palabra.

 

Hay dos maneras de conocer la voluntad de Dios: La primera es leyendo la Biblia, aquí está buena parte de la voluntad de Dios para nuestra vida, lo que Dios quiere hacer, establecer, cómo quiere que viva y lo que desea que experimente. Pero no está todo, porque aquí no aparece cuál es la voluntad de Dios con su trabajo, no aparece la mujer con la que Dios quiere que se case, ni el nombre de la persona con quien va hacer un negocio. Sin embargo, Dios tiene una voluntad al respecto de eso. ¿Qué define la voluntad de Dios para mi vida? Número uno, lo que dice su Palabra. Y número dos, es lo que se conoce como el propósito de Dios para mi vida. Le menciono algunos nombres: Abraham, Moisés, Jesús, todos tenían propósito en su vida. ¿El propósito que Jesús debía cumplir sobre la tierra es el mismo para nosotros? No. El de Jesús era salvar a la humanidad. ¿Ese propósito de ir a la cruz, de dar su vida, de sacrificarse, de que lo crucificaran es el mismo propósito para mí? ¿Me tienen que tratar de la misma forma que a Jesús? No, ese era el propósito específico de Dios para su Hijo.

 

Hay un propósito que es únicamente para ti, no para mí, y sólo tú lo vas a cumplir, porque Dios te ha dotado de todo lo que necesitas para hacerlo; tu propia misión, tu propia responsabilidad. Hay un plan hecho por Dios para que lo cumplas.

 

Tú dirás: “Yo sé que en la Biblia dice cosas bonitas para mí, pero en el tiempo del Señor, las voy a conocer”. Te pregunto: “¿Cuál era el propósito de María? Dar a luz, concebir al hijo de Dios, cuidarlo, formarlo para que el Hijo de Dios cumpliera su propósito. Cada persona sobre la tierra tiene una razón de ser, de vivir. ¿Sabes qué es lo que quiero con este mensaje? Trasladarte que no seamos de las personas que viven la vida mientras pasa. Simplemente, vivir por vivir, aprender a subsistir, pero llegarás a viejo, se te pasó la vida y dices: “Ya pasó”. Viviste, aguantaste la enfermedad, a tu mujer, a tu suegra, etc. Vivimos una vida de aguante, pero ¿a qué vienes a la tierra? Yo siempre quise predicar la Palabra de Dios, servirlo, pero no fue que un día yo se lo dije y al otro día estaba de pastor. Pasaron en mi vida muchas circunstancias que algún día te voy a contar. A mí me costó muchísimo que me llenara la unción, hice cuanta cosa me dijeron y no pasó nada. Ayuné, me fui, me retiré a una casa en el mar a buscar a Dios y no lo recibí. Y hay otros que sólo se ponen y ya son llenos, pero no fue así conmigo. Yo necesitaba, a mí urgía encontrar un propósito en mi vida, para que cada vez que abriera mis ojos por la mañana, me diera cuenta si estoy cumpliendo el propósito de Dios para mí. El día que yo cierre los ojos, quiero que Dios me dé la oportunidad de reflexionar si cumplí o no el propósito para el cual vine a este mundo. Las cosas que he  pasado son porque Dios lo ha querido, ahora soy el resultado de lo que Dios ha hecho en mí. ¿Para qué vivo? Puedes decir: “Para tener a mis hijos, mi casa o dinero,” pero ese no es tu propósito.

 

A mí me interesa algo: Que conozcas la razón de tu vida, porque entonces vas a vivir feliz y sabrás que mientras respiras, harás cosas que te lleven a cumplir tu propósito en la vida. Si tu expectativa es ser profesional, hazlo, pero no es sólo eso. Tienes que pensar en tu profesión, pero ¿para qué? Para ser de beneficio a la humanidad, a alguien más. Una persona está lista para casarse cuando está lista para vivir para hacer feliz a otra persona. Todos tenemos que tener una razón de existir; no podemos levantarnos y ver qué pasará. Si no le dices a la vida lo que va a suceder, la vida te lo va a decir a ti. Pero necesitas saber cuál es la voluntad de Dios para tu vida. ¿Sabes quién no cumplió su propósito? Sansón, pues se perdió. No usó la oportunidad de vida que tenía y se la perdió, murió, pero no era la forma que Jesús había planeado la vida de ese hombre. Hubo una mujer que lo logró engañar y perdió su propósito. Cuando los seres humanos sabemos para qué estamos en esta tierra, no habrá nada ni nadie que nos aparte de eso. ¿Cuándo un joven pierde el propósito de graduarse de la universidad? Cuando conoce a una señorita que lo cautiva y distrae de eso.

 

Le voy a contar algo: Hubo dos seres humanos que habiéndole dicho Dios lo que debían hacer, empezaron equivocadamente, aunque al final lo lograron, obtuvieron un resultado muy bueno. Pero empezaron a usar ciertos métodos que retrasaron la promesa. Lo peor es retrasar la promesa por hacerlo humanamente. Uno de los principios es el siguiente: Está lo natural que nosotros hacemos, y lo sobrenatural que Dios hace. Hay una parte que Dios va hacer y una parte que tú vas hacer.

 

Génesis 2:15

Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.

 

Dios hizo un huerto para el hombre, lo estableció, le dio una posesión. Lo puso ahí para que lo labrara y lo guardara.

Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

Dios creó el huerto, y dijo: “Voy a poner al hombre en él, mi voluntad es que lo labre, que lo haga fructificar”. Y Adán tenía que conocer ese propósito, porque imagínese que un día amanezca y diga: “¿Para qué vine? ¿Qué estoy haciendo aquí? Estaría viviendo por vivir. Sin embargo, Dios le hizo saber cuál era el plan de Dios para él. En términos generales, Dios tiene el mismo plan para ti, para que fructifiques, pero estás en Guatemala, no en el Edén. Dios le hizo entender cuál es su voluntad y esperaba que actuara y caminara en base a eso. Dios le dio una voluntad al hombre. Yo le dije a Dios: “Si sabías que el hombre no debía de tomar de ese árbol del bien y del mal, ¿por qué lo pusiste en el huerto?”. Vamos a imaginar que este es el huerto y Dios me dice: “Te voy a mostrar este árbol, de este no podemos comer”. Yo pensé: “Entonces,  ¿por qué me lo pones aquí? Mejor quítalo. Pero Dios lo puso porque no me hizo un robot, no me limitó, me dio la voluntad para escoger entre lo bueno y lo malo, y esa voluntad sigue actuando para todos los hombres de la tierra. El dijo: “De todo puedes tomar menos de esto”. Esto quiere decir que Dios me dio la libertad de hacer todo lo que quiera, pero no puedo hacerlo todo, porque Dios nos dio parámetros y dentro de ellos, estaba este árbol.

 

Ciertamente, tu vida tendrá un fin. Todos los seres humanos debemos entender algo: que todos nuestros actos tienen circunstancias que están relacionadas con todo lo que a diario vivimos. El día de hoy estás cosechando lo que sembraste en los últimos años. El final del día es lo que has venido sembrando durante el día. Es importante conocer la voluntad de Dios para cada uno de nosotros, porque mientras la conozca, voy a saber qué tengo, qué soy, a dónde llegar, qué obtener de la vida, cómo Dios ha planeado todo, los tiempos en que las cosas van a suceder, y cuando venga un tiempo de adversidad, no habrá nada que te pueda apartar del objetivo para lo cual Dios te preparó.

 

Nosotros fuimos diseñados para hacer lo que Dios dijo que debíamos hacer, fuimos hechos de tal manera que lo que vamos hacer es algo para lo cual Dios nos preparó y nos hizo de esa manera. Esos hombres conocían la voluntad de Dios, pero se salieron de ella. Este hombre y esa mujer hicieron que los planes de Dios cambiaran, en el momento que pecaron. Cada vez que pecamos, debemos estar conscientes que el rumbo de nuestra vida puede cambiar por el pecado que cometimos. Dios comenzó haciendo a un hombre y a una mujer, les hizo saber sus planes, pero desde que ellos pecaron, Él se dedicó a restaurar la vida de ese hombre y mujer, y de las generaciones siguientes. ¿A dónde estás llevando tu vida? ¿Has leído donde dice: “Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”? Quiere decir que debo de pedir que la voluntad de Dios se establezca en la tierra como en el cielo. No lo hacemos todos los días, y no lo hacemos porque desconocemos la voluntad de Dios para nosotros. ¿Dónde estamos? ¿Adónde vamos? ¿Qué va ser de tu familia? ¿Sabes la voluntad de Dios para tus hijos? ¿María sabía la voluntad de Dios para Jesús? ¿Los padres de Sansón sabían la voluntad de Dios para su vida? Sí la sabían. ¿Sabía Abraham sobre la voluntad de Dios para Isaac? Sí. Mi intención de esto es que salgas con la inquietud de saber qué quiere Dios de ti. Quiere que seas un buen padre, un buen hijo, un buen trabajador, pero hay más que eso, porque has pasado ciertas circunstancias en la vida que te han preparado para cumplir el propósito que Dios quiere para ti. No llegues al momento de terminar tu vida en la tierra sin haberlo cumplido.

 

La próxima vez que tenga la oportunidad, le voy hablar de Abraham y de Sarah. Todos tenemos un Abraham adentro, todos tenemos una Sarah, y Dios quiere tratar eso con nosotros, pero lleva un proceso. ¡Qué triste, qué lamentable sería que todos los que estamos aquí y hemos creído en Dios, sólo sepamos que vivimos por vivir, que fue suficiente tener una esposa, un hogar, unos hijos! Y la voluntad de Dios, ¿dónde queda? ¿Sabe por qué no buscamos la voluntad de Dios? Porque estamos muy tranquilos como vivimos y aguantando, jalando la carreta. No estamos para eso, estamos para hacer que aquí en la tierra se cumpla la voluntad del cielo. ¿Sabías que uno de los propósitos que tiene para tu vida es que en tus generaciones se marque un antes y un después? ¿Sabías que tú estás para romper herencias generacionales, que se rompa la maldición de pobreza, de escasez, de hechicería, de idolatría en tu generación? ¿Sabías que es esa persona que determina el futuro de ahí en adelante? Dios escogió a un Abraham para levantar una generación entera. Encontré que la razón por la que el hombre tiene tantos espermas dentro de sí es para hacerle entender que de él sale toda una generación. Dios podrá hacer un nuevo mañana que depende de las personas que ahora están dispuestas a transformar su vida. Tú eres el que hará mejores guatemaltecos, no otro. ¿Por qué Dios escogió a un hombre para que de ahí descendiera buena parte de la humanidad? Y si Dios te escoge a ti, Él escoge. Él tiene muchos llamados, pero algunos son escogidos.

 

Te pido un favor: habla con Dios esta noche y pídele que te rebele cuál es su voluntad  para tu vida. Para qué estás aquí en la tierra, qué misión tiene para ti. Si ya la tienes, no te preocupes, pero si no, pídeselo.

 

Padre, te doy gracias por tu Palabra, y seguiré hablando de tu Palabra. Quiero pedirte en esta noche que tus hijos puedan conocer cuál es tu voluntad para ellos. Por qué nacieron en Guatemala, por qué están en Casa de Dios, por qué los trajiste a vivir en esta época, por qué han vivido las cosas que han vivido, porque tú tienes un propósito y se los quieres mostrar, porque son las personas con quienes quieres cumplirlo. Te pido que cada uno pueda conocer tu voluntad.

 

Padre, esta noche hoy quiero recibir de ti cuál es tu voluntad para mi vida, cuál es tu propósito. Hoy rindo mi voluntad a tu propósito, yo haré como tú me digas. Háblame, dirígeme, enséñame porque estoy decidido a hacer tu voluntad aquí en la tierra. Amén.

 

 

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