Conéctate a nuestro servicio en vivo
Conéctate a Intercesión
Conéctate a nuestro Discipulado
El raro

El raro

28 de febrero de 2021

Tiempo de lectura: 2 minutos

Hoy cumplo 53 años y a mi edad ya no nos importa mucho si nos dan regalos o no, pero cuando somos niños no es así. Mi familia, además de disfuncional, era muy pobre como para que nuestros papás nos dieran juguetes o regalos de cumpleaños. Por si fuera poco, siempre fui el “raro” de mi familia y del colegio. Nada me salía bien. Pude haber fundado una fábrica de hielo y capaz se me incendiaba. Yo estaba destinado a ser un “perdedor”.

Pero de pronto dos grandes acontecimientos cambiaron mi vida. Uno de ellos fue conocer a la mujer que ahora es mi esposa y con quien llevo 32 años de matrimonio. Casarme con ella fue la primera gran decisión que tomé en mi vida. La segunda fue abrirle mi corazón a Jesús y darle un sentido a mi “rareza”.

Lo único que yo podía hacer era contar chistes, hacer reír a la gente. Muchas personas —mi familia, mis profesores y hasta mis pastores— me dijeron que esa no era la mejor forma de darme a conocer o de transmitir un mensaje; sin embargo, cuando comunico el mensaje de Dios no lo cambio. Contar chistes es solo mi forma particular de hacerlo.

A veces digo que nací comediante y sé que desde antes de nacer Dios ya sabía que me convertiría en eso.[1] Para mí, aprender a contar chistes fue un regalo del cielo. ¿Suena raro? Sí que lo es. Pero por eso este mensaje va dirigido a aquellas personas “raras” que, al igual que yo, no tuvieron o no siguieron patrones “normales” y que eso les hizo creer que estaban destinadas a fracasar en la sociedad. Yo no sabía que iba a romper récords mundiales contando chistes y tampoco que esto podría servir para la labor más loable del ser humano: compartir del amor de Cristo. Y darle esa finalidad a mi talento fue lo que hizo la diferencia.

Por lo tanto, aunque la gente te considere “raro” o “rara”, déjame decirte que el cielo desea hacer grandes cosas con esa rareza particular que tienes.

Yo repliqué los errores de mis generaciones anteriores hasta que conocí a Cristo y encaucé mi “rareza” a un propósito: en compartir Su mensaje. No fui responsable de cómo nací, pero sí de cómo voy a morir. No elegí los padres que me tocaron, pero sí puedo elegir el padre que quiero ser. Cuando Jesús llega a nuestra vida no solo resuelve nuestra eternidad, sino la transición de tiempo que pasamos en la Tierra. Además, nos enseña que con nuestros talentos particulares también podemos cambiar nuestra historia.


[1] Salmos 136:13-16: Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.

Temas relacionados:

¿Te gustó? Compártelo en tus redes

También te puede interesar

Presente, pasado y futuro

Pastor Hugo López

En el eterno presente de Dios mil años son como un día, debemos aprovecharlos, contarlos y vivir recuperando las oportunidades que nos ha dado, porque algunos días son malos, otros muy buenos, pero todos son cortos.

Babel

Pastora Kim Richards

Revisa las lecciones aprendidas para edificar el reino de Dios, dejando atrás el misterio de la torre de Babel con sus ideas contrapuestas para imponer la voluntad propia sobre la autoridad de Dios.

La memoria selectiva de Dios

Pastor Cash Luna

La memoria humana funciona estrechamente relacionada con recuerdos de mayor impacto emocional como la ira, el miedo, la paz, el gozo o la tristeza, entre otras. ¿Es posible seleccionar solo los buenos recuerdos en la vida? ¿Cómo funciona la memoria de Dios?