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Familias unidas

02 de julio de 2015

Tiempo de lectura: 4 minutos

En la televisión hemos visto muchas familias diferentes, por ejemplo, los Picapiedras, la familia Adams, la familia de la vecindad del Chavo del Ocho y los Supersónicos, por mencionar algunas. Cada una es un grupo diferente y especial, con sus particularidades que nos enseñan sobre la convivencia. Claro que no es fácil vivir en familia. Yo recuerdo que las primeras peleas de mi vida fueron con mi hermano, así que puedo decir que con él estrené mi puño y mis cachetes. Pero en familia también se aprende a compartir, a pedir perdón y a perdonar, porque nadie decide a qué familia pertenecerá. No decidimos a nuestros padres y a nuestros hermanos, simplemente los tenemos y debemos aceptarlos porque tenerlos como familia es un propósito del Señor.

En familia se aprende, y lo mejor es que se aprenda lo bueno, sin importar las circunstancias, porque no siempre serán buenas. Así que toca aprender a vivir en abundancia y en escasez, siempre apoyándonos para salir adelante, porque la fuerza y la fe de una familia es grande, poderosa y trascendental. Especialmente, los momentos desgastantes y de sufrimiento son los que nos forman y nos vuelven más fuertes. Por lo tanto, todos debemos ser de aquellos que suman y aportan lo bueno, no debemos ser de los pesimistas que restan o desaniman.

La Biblia nos habla de muchas familias. Por ejemplo, la que formó Adán con Eva, quienes procrearon a Caín y Abel. Sabemos la tragedia que cubrió a esa familia, pero también sabemos que luego nació Set, el tercer hijo de la pareja, quien fue el fundamento de una generación que adoró al Señor[1]. Por lo tanto, debemos estar seguros de que Dios siempre buscará la forma de restituir y levantar a alguien para encauzarnos por el camino de la bendición. Así que los padres debemos enseñar a nuestros hijos que por sobre cualquier diferencia debe prevalecer el amor y el diálogo. Si tienes un hermano distanciado, debes buscar la reconciliación porque ambos son de la misma sangre, vienen del mismo vientre y la contienda no beneficia a nadie, al contrario, perjudica a la familia completa.

Gedeón es otra persona de la que nos habla la Biblia, quien era el más pequeño de una familia muy pobre que vivía tiempos de opresión[2]. Pero Dios lo había escogido para liberar, no solo a su familia, sino a todo el pueblo de Israel. Todos tenemos la capacidad de hacer que el tiempo de adversidad termine lo antes posible, si escuchamos a Dios y lo obedecemos con humildad. Tú puedes ser el Gedeón de tu familia, quien inicie una verdadera transformación en el hogar de tus padres y en el hogar que talvez ya formaste. Esto es importante porque no puedes desarrollar sanas relaciones con tu cónyuge y con tus hijos si no has sanado las heridas con tus padres y con tus hermanos. ¡Es tiempo de iniciar una nueva época de paz y de reconciliación!

El Señor te ha escogido para ser luz, para que inicies la transición hacia el gozo en tu casa. Dios quiere tratar con tu familia y te necesita para comenzar Su obra. Él te enseñará a ver a todos desde otro punto de vista y visualizar hacia dónde quiere llevarlos. Debes ser como Gedeón que comenzó a ver que la pobreza se convertiría en riqueza y la esclavitud en libertad, porque la adversidad era una oportunidad para ver actuar a Dios. ¡Persiste en la promesa que el Padre te ha revelado! Porque la Palabra dice si crees en el Señor, serás salvo tú y tu casa. Dios quiere salvar a toda tu familia y te ha escogido para ser la punta de lanza. Cree en lo que vendrá y actúa de esa forma. Si ves, Gedeón era pobre, pero actuó como alguien con abundancia porque le ofrendó al Señor, convencido de que su situación ya había cambiado, aunque aún no lo veía.

¿Qué debemos hacer? Perseverar, persistir, aguantar, porque el día que tú cambies, verás todo con fe, aunque algunas cosas quizá se pongan más complicadas, porque el enemigo buscará desalentarte, pero debes creer y esforzarte hasta que veas una transformación completa en tu casa. No desmayes porque Dios ha dicho que Su presencia irá con toda tu casa. Su plan es perfecto y completo porque ama a tu familia. El reino del Señor y Su misericordia llegarán a través de tu esfuerzo y perseverancia. El diablo ya no podrá levantarse contra tu casa porque Dios te ha levantado a ti para luchar con fe. Debes ver lo que Dios hará, no lo que está sucediendo en este momento. En ti comienza la transformación de tu familia. Ellos deben ver tu cambio. Tu conducta debe ser testimonio de lo que el Señor es capaz de hacer en la vida de quien le cree.

Si en tu caso, toda tu familia es creyente, todos denle gloria a Dios, pero nunca se acomoden, perseveren, continúen buscándolo para que sus generaciones avancen por ese camino. No te canses de enseñar honra a tus hijos, especialmente enséñales a honrarte como padre y madre, porque te aseguro que les estás garantizando que les irá bien y serán de larga vida. Siembra esas enseñanzas en tus hijos para que tus generaciones sean bendecidas. Puede venir adversidad y enfermedad, pero con la fe de todos, te garantizo que saldrán adelante. No desmayes porque la familia es el escenario donde Dios nos enseña paciencia, benignidad, fe, amor y confianza. El futuro de tus hijos y de tus nietos será mucho mejor, ya que cosecharán los frutos de lo que tú estás sembrando ahora.

Hoy bendecimos a cada familia, sabemos que el Señor está tratando con cada uno, con padres e hijos. Visualicemos en fe esposos tomados de la mano, arrodillados porque el amor ha vuelto, porque ya no hay escasez en ningún sentido; visualicemos hijos reconociendo sabiduría en las enseñanzas de sus padres; veamos que toda herencia de maldición se convierte en herencia de bendición porque la cadena de vicios y pecados se ha roto. Declaramos que los hogares forman a hombres y a mujeres de bien que transformarán a su país. Toda bendición se multiplica por generaciones, en el nombre de Jesús.  Amén.

Versículos de Referencia:

[1] Génesis 4:25 enseña: Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín. Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová.

[2] Jueces 6:15 explica: Gedeón le preguntó a Dios: —Pero mi Dios, ¿cómo podré librar a los israelitas? Mi grupo familiar es el más pobre de la tribu de Manasés, y yo soy el menos importante de toda mi familia.

 

 

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