09 de septiembre de 2025
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Si usted está vivo y está feliz, dele a Dios un aplauso de gratitud. Señor, yo te estoy agradecido por este día. Gracias por la vida, por la familia, por los amigos, por el pan, por la vestimenta, por tu presencia.
Aprovechando ese ambiente, quiero declarar sobre la vida de tus hijos que ellos nacieron con un propósito y no se irán de esta tierra sin cumplir este propósito. Quiero liberar esta palabra sobre tu casa, que tus hijos no nacieron para vergüenza. Tus hijos nacieron con un propósito específico y, en el nombre de Jesús, el Señor cumplirá en la vida de cada uno de ellos el propósito de sus vidas y usted se alegrará en Dios.
En la historia de la viuda de un profeta que falleció, la mujer viene al profeta Eliseo para pedirle ayuda, pues el esposo le había dejado una gran deuda y los acreedores le cobraban. Como no tenía dinero para pagar, le arrebatarían la vida de sus dos hijos para venderlos como esclavos a cambio del dinero de la deuda.[1]
Cuando el profeta le preguntó: ¿Qué tienes en casa? La viuda respondió: «No tengo nada. Así que le dio instrucciones que debería seguir paso a paso para ver su milagro de provisión. “Ve y pide bastantes vasijas prestadas a tus vecinos”. Luego, enciérrate en tu casa junto con tus hijos y llena las vasijas de aceite”. Para recibir un milagro se debe prestar atención a las instrucciones.
El aceite abundaba y mientras llenaban las vasijas que sus vecinos les habían prestado, no dejaba de salir el aceite. De pronto, hay menos vasijas y cuando la madre dice:
—Tráiganme más vasijas—
—¡No hay más vasijas!— Añadieron los hijos.
En ese momento el aceite dejó de salir. El milagro estaba hecho.[2] La mujer lo refiere al profeta, quien les explica: Ahora vendan ese aceite y paguen toda la deuda; lo que sobre les servirá para vivir.
El mensaje que tengo de parte de Dios para su corazón es este: ¡Lo que comenzó faltando va a terminar sobrando! Eso significa que tu problema se terminará; además, lo que hacía falta será lo que servirá y sobrará para tu futuro sostenimiento. Lo que comenzó faltando va a terminar sobrando. Este es un buen momento para levantar la mano y recibir tu milagro. Si lo inicia faltando a su salud, terminará sobrando. Si se trata de falta de paz, te abundará la paz; si es falta de recursos, al principio estos vendrán y sobreabundarán.
A Israel le tardaría 40 días entrar en la tierra prometida, pero le tardó 40 años cambiar su mentalidad. A nosotros, muchas veces nos cuesta creer que Dios puede hacer abundantemente más de lo que pedimos y de lo que creemos. Pero, cuando se trata de creerle a Dios, la bendición no tiene límites. Dios le dijo a Josué que todo lo que la planta de sus pies tocara sería de él; ahora avanzaría conquistando sin ninguna limitación. Lo hizo caminando como en Jericó; por dar siete vueltas alrededor de los muros, se cayeron y tomó la ciudad. Escucha eso: camina avanzando hacia lo que Dios quiere.
Moisés tenía la bendición en la vara; con esta tocó el mar y se abrió. Josué tenía la bendición en sus pies, caminó sobre el agua del río y esta se apartó para que entraran en la tierra prometida. Alguien necesita entender que Dios está bendiciendo cada paso en fe que usted da. La Palabra de Dios para tu vida es que te extenderás dando pasos de fe hacia todas las direcciones. De esa manera Dios está ensanchando tu territorio, ensanchando el futuro de tus hijos y tus nietos por muchas generaciones más, porque al que cree todo le es posible.
Murió uno de los hijos de los profetas y cuando falleció el profeta tenía algunas características: era un buen padre, un buen esposo, un buen siervo de Dios, pero un mal administrador, pues dejó deudas para la familia que se vio desamparada. El futuro de los hijos era el ministerio de profeta, pero ahora serían esclavos y su futuro estaba siendo alterado. Eso fue lo que dijeron los acreedores: «Si no paga, sus hijos los venderemos como esclavos y finaliza la deuda». Por eso, la mujer viuda, al verse desamparada y bajo esta amenaza, fue y lo consultó con el profeta Eliseo, quien tenía parte en el milagro que venía del cielo a la tierra. Jamás te quedes con lo que te dice el hombre, busca lo que Dios dice en su Palabra.
Lo que los hombres dicen no es lo que Dios te dice sobre el futuro de tus hijos. Que todas las madres guatemaltecas corran a preguntar lo que Dios tiene que decir para sus hijos. Puede ser que el mismo infierno los esté atrayendo, pero busca lo que Dios tiene para tus hijos y su futuro milagrosamente cambiará. Dios te dice: «Lo que voy a hacer con tus hijos es mucho mejor de lo que tú crees».
Ahora que tenía todas las vasijas prestadas, entró a su casa, cerró la puerta y empezó a ver el milagro de la multiplicación del aceite. Este milagro no era para que lo viera la gente, era para ella y sus hijos; mientras llenaban las vasijas, veían a Dios actuando.
Hay milagros que Dios hace para que la gente vea, pero hay milagros que Dios hace para que tus hijos crean. Hay milagros que Dios hace para que la nación crea, pero hay milagros que Dios hace para que tu familia crea.
«Tu casa no es casa de deuda, no es casa de tragedia, es casa de milagros. Un milagro tras otro milagro ocurrirá; prepárate para ver tus milagros de multiplicación. Para la mujer vino un segundo milagro: Dios creó demanda sobre el producto que vendería. Ahora todo mundo vio la escasez, pero ella tenía la solución, tenía el aceite que todos necesitaban y lo vendió. El salmo dice: unges mi cabeza con aceite y mi copa está rebosando.[2] El aceite no solo gotea, rebosa. Declara que el aceite rebosará, rebosará, abundará en tu casa.
Si eres un empresario, Dios va a crear una demanda para tu producto. No lo estoy hablando, estoy profetizando. Esta palabra es que pagarás tus deudas y además sobrará y sobreabundará. La gente oirá tu testimonio para alabanza de Dios. Se libera la Palabra de Dios para hijos que nunca tuvieron herencia, para viudas que no saben cómo cumplir sus compromisos, pues Dios no es deudor de nadie.
Dios hace una alianza con Sus hijos; será tan fuerte que, cuando ya no estemos sobre la tierra, el pacto seguirá a nuestros hijos y a los hijos de ellos por muchas generaciones.
Finalmente, la historia podría ser que esta mujer termina siendo una empresaria del rubro de aceite. Dime qué problema solucionaste y te diré la nueva capacidad que tienes, porque el talento que tú portas tiene que ver con los problemas que resuelves. Aleluya
[1]2 Reyes 4:1-7 (RVR1960): La viuda de un miembro de la comunidad de los profetas suplicó a Eliseo:—Mi esposo, su servidor, ha muerto y usted sabe que él era fiel[a] al Señor. Ahora resulta que el hombre con quien estamos endeudados ha venido para llevarse a mis dos hijos como esclavos. ¿Y qué puedo hacer por ti? —preguntó Eliseo—. Dime, ¿qué tienes en casa? Su servidora no tiene nada en casa —respondió—, excepto un poco de aceite. Eliseo ordenó: Sal y pide a tus vecinos que te presten sus vasijas; que no sean pocas. Luego entra en la casa con tus hijos y cierra la puerta. Echa aceite en todas las vasijas y, a medida que las llenes, ponlas aparte. Enseguida la mujer dejó a Eliseo y se fue. Luego se encerró con sus hijos y empezó a llenar las vasijas que ellos le pasaban.
[2] 2 Reyes 4:7 (RVR1960): Cuando ya todas estuvieron llenas, ella pidió a uno de sus hijos que le pasara otra más y él respondió: «Ya no hay». En ese momento se acabó el aceite. La mujer fue y se lo contó al hombre de Dios, quien ordenó: «Ahora ve a vender el aceite y paga tus deudas. Con el dinero que te sobre podrán vivir tú y tus hijos»
[3]Salmos 23:5 (RVR1960): Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
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