20 de junio de 2021
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Todo tiene un origen. Hay tres preguntas que siempre debemos hacernos antes de emprender algo: ¿Qué queremos ganar? ¿Por qué lo queremos hacer? ¿Qué debemos hacer para lograrlo? El porqué nace en nuestro corazón y nos da una razón para hacerlo. Le pregunté a un amigo por qué arriesga su vida siendo bombero y me respondió: “Porque me gusta servir a los demás”. También le pregunté al pastor Steve Morales por qué es pastor y me dijo: “Porque quiero agradecerle a Dios todo lo que ha hecho por mí y porque Él me confió la tarea de cuidar a Sus hijos”.
Todos tenemos un porqué, tan solo debemos encontrarlo. Y cuando nuestro porqué es el correcto ganamos impulso, creatividad, pasión, persistencia y aguante para lograr lo que un día nació en nuestro corazón. Es importante que tengamos porqués y los cuidemos, pues el día que los perdamos también perderemos nuestro propósito y nuestra fuerza para levantarnos y alcanzar lo que anhelamos en nuestra vida.
Cuando una persona pierde su porqué también pierde su capacidad de luchar y las adversidades hacen estragos en su vida. Se nota cuando alguien ha perdido el suyo porque empieza a inventar cada vez más excusas. Nosotros tenemos nuestros porqués y Dios también tiene los suyos.[1] Un porqué puede ser tan grande que incluso puede haber personas que se sumen a él.
En Casa de Dios sabemos que hemos llegado hasta aquí porque durante años hemos hecho discípulos: eso es el qué. Pero ¿cómo lo logramos? Ganando, consolidando, capacitando y enviando. ¿Por qué lo hacemos? Porque Jesús lo encomendó[2] y porque es un deseo de Dios. Y si es un deseo de Él, también debería ser nuestro. El pastor Cash Luna tiene su porqué y su paraqué fundó esta iglesia. Desde que estoy aquí puedo ver que una de las cosas que siempre ha caracterizado su corazón es el deseo de hacer discípulos: formar personas que lleven la Palabra de Dios a toda Guatemala y sean portadores de la unción, que tengan convicciones firmes y que nada los aparte del camino de la salvación eterna.
Ahora bien, los porqués los llevamos en el corazón, pero el qué y el cómo lo llevamos en la mente. Cuando una persona se fija solo en qué obtendrá, las razones pueden ser muchas, pero el corazón podría corromperse. Es necesario un porqué más allá de nuestras ambiciones personales. Hay empresarios que fundan una compañía porque quieren ganar dinero, pero también hay otros que lo hacen porque quieren generar trabajo y porque saben que es la mejor manera de ayudar a otras familias. Cuando el único objetivo es ganar dinero, los porqués estarán solo en la cabeza, pero no en el corazón. Una persona con un correcto porqué sabe que también habrá cosas que tendrá que soltar. El Padre tuvo que dar a Su Hijo y el Hijo tuvo que dejar el trono por un porqué importante: Su amor por nosotros. Para que ninguno se pierda y reciba la vida eterna.
Nuestras intenciones determinan nuestra manera de vivir. Hay una canción que Marcos Witt escribió hace mucho tiempo y que dice:
El estadio esta vació, la multitud a casa va, las luces se apagan y el sonido ya no está, de pronto me hallo solo con mi mente y corazón, el ruido más fuerte que oigo es mi interrogación. ¿Por qué lo hago? ¿Cuál será el motivo de mi corazón? ¿Por qué me esfuerzo? Es por ti, por el amor que me has mostrado. Es por ti, porque Tu amor me ha perdonado. Es por ti. Si algo he logrado, es por ti, mi Jesús, solo por ti.
Esta canción me hizo entender que tenemos un corazón que palpita y en el cual nacen todos nuestros motivos. Piensa en esto: mañana, cuando salgas a trabajar, ¿por qué lo vas a hacer? Más tarde, cuando vuelvas a enfrentarte a las dificultades, ¿por qué seguirás a pesar de ellas? ¿Por qué palpita tu corazón?[3] Si de tu corazón nace el deseo genuino y la pasión por servir a Dios, Él mismo te elegirá.[4]
Algunas personas nos juzgan porque no comprenden nuestras razones ni entienden nuestros porqués. Sin embargo, aunque es cierto que nadie tiene derecho a juzgarnos, no cometamos el error de hacer lo mismo con los demás. Nadie puede juzgar a nadie cuando desconoce las razones por las cuales hace lo que hace.
El porqué de Jesús fue salvarnos, ahora nosotros también tenemos la oportunidad de manifestarle nuestros porqués a Dios. Él ya tiene el Suyo, ahora escribe tú el tuyo. Mi porqué está relacionado con la alegría de ver que una persona se encuentra con Dios para luego experimentar una serie de cambios positivos en su vida. Todos los días oro para que mis ojos siempre puedan seguir viendo eso. Para eso vivo.
[1] Juan 3:16: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
[2] Mateo 28:18-20: Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
[3] Proverbios 4:23: Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.
[4] Hechos 23:22: Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.
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